El día después de contar votos vascos y gallegos

26 / 09 / 2016 Jesús Rivasés
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

En el PSOE, los más activos contra Pedro Sánchez buscan una salida política o profesional atractiva para el todavía Secretario General porque el “factor humano” importa mucho, mientras todo indica que las terceras elecciones están cada vez más cerca, aunque tampoco garantizan el desbloqueo 

El día después de las elecciones vascas y gallegas empieza de verdad la cuenta atrás para otros comicios generales en vísperas navideñas, el 18 de diciembre. Las urgencias, en cualquier caso, empiezan a apremiar y, como medida preventiva, hay que corregir el error –de alguien en el equipo de Mariano Rajoy– de que la nueva cita con las urnas fuera el 25 de diciembre, el mismo día de Navidad. La siguiente bronca, como ha avanzado Antonio Hernando, se concentrará en quién tiene que tomar la iniciativa para cambiar la ley e impedir elecciones navideñas. Y el que lo haga será acusado por los otros grupos de ser el culpable de la repetición electoral, algo que se convertirá en otro leitmotiv de la campaña.

En Nueva York, el rey Felipe VI apeló desde la ONU al sentido del deber de los políticos, mientras reconocía que España atraviesa “una coyuntura compleja”. Allí coincidió con Barack Obama y también allí le preguntaron al soberano español que qué ocurría en España y también en Europa. La situación en la Unión Europea empieza a preocupar en Estados Unidos, casi tanto como inquieta en el Viejo Continente la hipótesis de que Donald Trump pudiera ganarle las elecciones a Hillary Clinton.

El día después de las elecciones vascas y catalanas el bloqueo político seguirá si nadie cambia de posición, y nada indica que eso se vaya a producir. Rajoy insistirá en que un Gobierno encabezado por él es la única opción viable, y Pedro Sánchez, una vez más, volverá a negar cualquier apoyo, por acción o abstención, mientras continuarán los rifirrafes en el PSOE, que pueden crisparse todavía más si los resultados de las elecciones gallegas y vascas no son favorables para los socialistas. Los fieles del secretario general firmarían cualquier veredicto de las urnas que mejore las últimas encuestas, mientras dan una y mil vueltas al pacto imposible PSOE-Ciudadanos-Podemos y contemplan la alianza con la izquierda radical y los independentistas como última alternativa. No temen otras elecciones en diciembre, pero también saben que son otro riesgo.

Los adversarios de Pedro Sánchez en su propio partido, que son legión, están convencidos de que el gran problema del PSOE está a su izquierda y que cualquier pacto-connivencia con Podemos y también con nacionalistas-independentistas de izquierdas le debilitará todavía más. Por eso son partidarios de permitir que gobierne Mariano Rajoy en minoría y muy debilitado, mientras el PSOE se rearma interna y externamente y se
reorganiza para afrontar con garantías de éxito las siguientes elecciones dentro de un par de años, por ejemplo. Esa posición, claro, es la que rechaza Pedro Sánchez, cada día más convencido de que, aunque ha estado muchas veces contra las cuerdas, ahora sí, puede estar ante su última oportunidad y, por eso, se resiste, y también “porque no tiene a donde ir”, como explican algunos de sus críticos. “El problema –dicen– es que Sánchez tampoco tiene, fuera del PSOE, ni tan siquiera un buen trabajo en donde retirarse, y eso le hace aferrarse más al puesto”. Algunos, no obstante, ya se han dedicado a explorar dónde podrían encontrar –en la política o en el sector privado– un sitio para el actual secretario general del PSOE e, incluso, le han enviado algún mensaje tranquilizador en ese sentido. Es el “factor humano”, que en el caso de los políticos –y Sánchez no es ninguna excepción– influye mucho. El futuro preocupa a todos. Rajoy, registrador de la propiedad y expresidente cuando deje La Moncloa, lo tiene resuelto. También Susana Díaz, que siempre será expresidenta andaluza, como otros barones de sus respectivos territorios. Albert Rivera no tiene problemas en su partido y Pablo Iglesias se defiende con soltura en los platós televisivos, lo que le ha permitido ser uno de los políticos mejor pagados el año pasado. Sin embargo, convertirse en exsecretario general del PSOE con una alforja de varias derrotas electorales no es un panorama especialmente halagüeño para nadie. Por eso, en los planes del líder socialista ni tan siquiera figura un paso atrás –suyo y de Rajoy al mismo tiempo– para desbloquear la situación, aunque esa es una posibilidad que tampoco contempla el líder del PP. En resumen, muchos en el PSOE buscan una salida –y una ocupación atractiva– para Pedro Sánchez.

El día después de las elecciones vascas y gallegas puede despejar, a medio plazo, el futuro liderazgo del PP, porque Mariano Rajoy también ha empezado a pensar en su propio futuro pero, eso sí, después de volver a ser investido, porque no quiere pasar a la historia como el primer presidente de la democracia –Leopoldo Calvo-Sotelo no cuenta– que no repitió mandato. Si logra volver a gobernar, empezará a pilotar su propia sucesión para no tener problemas con quien le sustituya, y si las urnas gallegas son favorables, soplarán vientos gallegos que, además, no agobiarán con prisas.

El día después de contar los votos en Galicia y Euskadi empezará a agotarse la última opción para evitar las terceras elecciones, que en teoría beneficiarían a Rajoy, aunque no todos en el PP están tan convencidos y, en cualquier caso, también pueden no ser concluyentes y dejar las cosas más o menos como están. Los críticos del PSOE buscan destino para Sánchez y en Nueva York el Rey constata que España y Europa preocupan.

Grupo Zeta Nexica