Quizá embarazada, Irina decepciona

10 / 05 / 2016 Jesús Mariñas
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La modelo rusa Irina Shayk desfiló en Barcelona para una conocida marca de trajes de novia. Toda la atención se centró en la figura de la top model. Los asistentes hacían hincapié en sus anchas caderas y su cuerpo voluptuoso.

Una pena. Mantiene su cara bonita de  perenne, antipático y distante gesto. Otra cosa es el cuerpo, con más kilos y rellenos, nada que ver con su hasta ahora espléndida figura. Cambio radical que debería preocuparle salvo si está embarazada.

Tal especularon tras verla desfilar tan distinta de lo habitual: anchas caderas, tripita sobresaliente, ojos llorosos y encierro en un camerino con su peluquero y maquillador, que no logró disimular un grano que la modelo tenía sobre el pómulo izquierdo. Parecía afeador garbanzo. IrinaShayk, de momento, no llegó a lo de Linda Evangelista –a la que acabamos de ver cincuentona y doblando en kilos lo que antaño admiró la pasarela–, ni fue la Noemi igualmente esquiva y hoy como parada en el tiempo, o Claudia Schiffer, también propensa a redondeces que gustaban a Gianni Versace. Él hizo competir a las maniquíes con los trajes. Ideó una pasarela en la alta costura parisiense que siempre montaba en la piscina del hotel Ritz. Ninguna igualaba a Claudia, la Christensen o Carla Bruni en el pelotón de las torpes, como aquí ocurría con una Nieves Álvarez que presume de haber sido musa de Saint Laurent cuando solo desfiló en su despedida en coro con 300 más. Sí lo fueron su adicta Catherine Deneuve o la sexy puertorriqueña Brandy Quiñones. Irina impactaba con su rotundidad nada sexy de rusa imponente con cautivadora sonrisa. Bien lo saben Cristiano Ronaldo, que dicen que solo se dejó querer y le sirvió de trampolín, o Bradley Cooper, su pareja actual, tan diferente al siempre repeinado pero contundente jugador merengue.

Moda casamentera

El desfile de Pronovias fue espectacular, auténtico repaso a la moda casamentera, incluidas madrinas siempre con pamela puesta si es enlace matinal o clips de strass después de las 18.00 horas. Claro que puede mudarse tal el hasta hoy inevitable tul ilusión del velo ahora trocado por capas o faldas que salen de la cintura conformando arrastres de hasta cinco metros. La figura se estiliza con líneas sobrias, abundan los cuellos barco, las espaldas desnudas rozan la cintura, hay bolsillos laterales de amplias faldas abullonadas, ausencia de guantes, incluso los cortos. Pero lo más destacable es que ninguna de las veinte propuestas incluyó velo saliendo ahuecado del moño o cubriendo la lógica timidez y nerviosismo de las contrayentes. De eso tomó nota Gabriela Palatchi, que este septiembre dará el sí quiero, a Ediz. Su novio turco causó tormenta familiar en la principal empresa nupcial de España, que tiene 64 tiendas mundo adelante. Hubo oposición férrea a este amor apasionado. Pero la rubia y guapa heredera luchó por lo que quería cual actuales Romeo y Julieta. La leyenda hecha realidad en el 400 aniversario shakespeariano tan bien festejados en Gran Bretaña mientras aquí somos ridículos ante parecida efeméride cervantina. Ediz es guapo, moreno, alto, barbudo e imaginamos que, como otomano que es, muy apasionado. Tienen fama de arrollar o enrollar como nadie.

Gabriela se enfrentó a sus demonios familiares. Batalló, impuso y convenció a los que no daban su brazo a torcer olvidando sus ancestros igual que los de otro superhombre de la moda, el Isak Andic creador de Mango. Su hijo y heredero estaba en primera fila supervip descorbatado pero con traje azul y acompañado de impresionante morena.

Firmas universales

Con Zara, Mango es otra de las firmas universales de nuestra confección. El ya más coruñés que leonés Amancio Ortega cumplió multimillonarios 80 desde una galería del Parrote sobre la luminosa marina a la que doña Emilia bautizó “Ciudad cristal” por su transparencia cara a la dársena ahora remodelada. Está justo frente a la Casa-Museo Pardo Bazán, cachonda y oronda escritora que se lió con Benito Pérez Galdós, de quien en Lhardy recuerdan que dejó olvidado un corsé, sería grande porque la condesa era corpulenta, tras uno de sus escarceos bien alimentados por el típico cocido de su menú, mientras Amancio Ortega sigue fiel a la sencillez que le permite comer en el comedor en Savón en su atlántica y revuelta playa.

Ejemplar como lo conseguido bata a bata. Él, constante en sus mangas recogidas, media sonrisa, ni asomo de soberbia. Un hombre generoso que dio 17 millones a desfavorecidos gallegos. Ortega está considerado y exaltado como el segundo hombre más rico del mundo. Y pensar que empezó vendiendo camisas en La Espuma de la coruñesa calle de San Andrés, donde su primera esposa, Rosalía Mera, cosía a máquina batas de boatiné aliviadoras de la humedad de terra nosa.

Mientras, bajo tonos azules, Susana Gallardo era felicitada por el donativo románico que su padre ha hecho al Museo de Arte de Cataluña, piezas que ahora exhiben. Mo Samaranch, de blusón naranja y pelo recogido, ya parece clónica facialmente de su madre, la inolvidable Bibis Salisachs. Era elegante no solo de estampa, siempre bárbaramente revestida por su amigo Pertegaz. Tenía la sencillez de los grandes igual que su esposo Juan Antonio, a quien el ayuntamiento de Ada Colau quiere quitarle una calle por su pasado franquista como embajador en Moscú. Poco importa que lograse los Juegos Olímpicos, irrepetibles en su organización.

La Bridal Fashion Week barcelonesa, exponente avanzadilla de propuestas, comenzó con Rosa Clará. Rompió lanzando trajes para bodas playeras con vestidos ligeros y hasta por encima de la rodilla. Aplaudió desde su gris perla de pantalón Sofía de Habsburgo, a quien en su época madrileña inventaron love con Richard Gere en pleno auge. Eugenia Silva no habla de los papeles panameños de su tío Antonio Hernández-Mancha, sucesor de Fraga en AP.

No faltaron Cindy Kimberly, la enamoradora de Justin Bieber en Instagram, seguida por Jay Álvarez, Ana Fernández al lado de Mireia Lalaguna, barcelonesa y nada rutilante miss Mundo. También destacó Isabel Jiménez, novieta o así de Julio Benítez, pequeño de El Cordobés que 50 años después por fin asume ser padre del buenazo Manuel Díaz. El ADN revela hasta un 99% de afinidades.

La alineación femenina

Un récord parejo al de esa otra alineación femenina émula de los ídolos del Barça. Juntas, risueñas, simpáticas y bien avenidas formaron desacostumbrada delantera –y esta sobresale, no saben cómo, especialmente en Romarey– desde Antonella Toccuzzo, pareja de Messi, con cruzado mágico enseñando tripita, hasta Romarey Ventura, novia de Jordi Alba; Carol Martín, del exbarcelonista Pedro; Melissa Jiménez, melenudo amor de Marc Bartra; y Daniella Semaan, unida a Cesc.

Mientras, Alejandra Prat destacó en raso rojo contraste a la telaraña negra de Katherine Schwarzenegger, que pasa grandes temporadas en la Ciudad Condal. No faltó Amaia Salamanca ni una desmejorada Irina Shayk. Desilusionó a sus fans, apagada su figura hasta con incipientes e inadmisibles casi michelines que ponían tirantes las costuras de los modelos.

Dijeron que había llorado en el camerino montado a pie de pasarela a fin de apenas molestarla en el aire pretencioso que mostró Mar Flores, espectadora del hindú americanizado Naeem Khan. El primero que vistió de presidenta a Michelle Obama. “Es encantadora y sencilla, sabe lo que quiere y me lo pide”, destacó en este debut barcelonés donde degustó arroz de bogavante, gran especialidad del Kafka del Borne en el que Carmen Martínez-Bordiú presentó hace años su loquesea con Luismi,el Chatarrero, de ida y vuelta tan jardeliano.

Mar impuso seguridad extra no guardando su escotado sobre mini sino intuyendo ser acosada por la prensa en esta vuelta tras separarse. Me pregunto por qué no se quedó en casita en vez de trincar y dejar ver y admirar su nada decaído busto tan aireado. Sus exigencias enfadaron a Laura Ponte y Nieves Álvarez repasada por Alicia Borrás, setentona exmiss España ahora recuperada musa del nuevo spot para Desigual. Entusiasmó el Avellaneda, ya la mejor ropa masculina del momento, que gusta a José Mary Manzanares o el seco marido de Macarena Gómez, de carácter tan variable como el de Mar. Podría ser próximo premio Naranja como los concedidos a Cristina Cifuentes, Carlos Herrera, Arturo Fernández, Bertín y el dúo Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, que no recogieron.

Mientras, me adelantan que tras Karl Lagerfeld, que ya desfiló con Chanel en La Habana, Raphael, el aburrido José Luis Perales y Marta Sánchez aterrizarán en la isla. La rubia amadrina el primer Día del orgullo gay y los cantantes harán recitales. No sé cuál escoger porque la tentación es mucha y única en una Habana tan tentadora.  

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