Las Campos cierran el verano

06 / 09 / 2016 Jesús Mariñas
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Madre e hija encantaron, emocionaron y divirtieron a todos al darse como son, sin dobleces ni postureo, en el programa estival que lleva su nombre, donde se abrieron al público después de toda una vida ante las cámaras.

 

Su éxito desbordó a los más optimistas, María Teresa y Terelu batieron récords  de audiencia con su expuesto reality televisivo. El programa destapó aspectos hasta ahora celosamente guardados. Todo un boom estival que las ha encumbrado como reinonas del impacto audiovisual, como si ya tuviesen poco. Incomparable la encandiladora o enigmática sonrisa de Teresa, tan elocuente como los prolongados pero muy elocuentes silencios de la primera entrega que cautivó a dos millones y medio de televidentes, que pasará a la historia como “el docu del hambre”, casi centrado en el engorde de Terelu, consecuencia del tratamiento de cinco años para tratar el cáncer. Funciona pero rellena, se hincha aunque no evita que tenga buen saque. Parecía incómoda o intranquila, “porque esta experiencia aquí inédita podría dañar toda una vida de trabajo. El público está contigo pero no perdona que te equivoques. Me la jugué sin saber muy bien qué pasaría”, me dijo la Campos rememorando el tour de force que durante quince días –no solo un par de jueves–, las llevó de plató en plató. ¡Que aguante físico y emocional! No quedó programa sin reclamarlas juntas, en trío o separadas, alargando y sacándole brillo al éxito. Hicieron Sálvame diario y el de luxe, las mañanas de Ana Rosa y hasta el póstumo Hable con ellas, otro fracaso de Sandra Barneda (antológico lo que le soltó Milá a ella y a Nagore). No cuaja ningún proyecto, pero este remarcó cómo es actualmente Rocío Carrasco, ya a horas de darle el sí a Fidel Albiac tras 17 años juntos. Será “algo íntimo” con 250 invitados y vestirá tul ilusión de Hannibal Laguna. También mostró las incoherencias de la Alba Carrillo sobreactuada y sin saber muy bien a qué apuntar.

 

Boleros de veranillo

Viéndola tan desmadrada, algunos hasta aplauden el “ahí te quedas” tras diez meses casada con Feliciano López, a quien las espléndidas ex, Alejandra Prat y María José Suárez (físicamente muy bien, una morena y la otra rubia; ambas listísimas), definen de “muy infantil”. Solo creció raqueta en mano. Alba a veces se siente amenazada, sobre todo ante una Olvido Hormigos que desde hace dos meses mama la teta de Lequio por no demostrada infidelidad del conde italiano. Aunque conociendo su ardor latino, nadie pone las manos en el fuego. Suena a bolero. Ya María Palacios alumbró a Ginebra.

“En María, Alessandro tiene la comodidad doméstica. Lo otro lo busca en nosotras”, y Olvido refiere aficiones casi sado-maso de mucho taconazo y liguero.  La sofisticación no cabe en ella, fina pueblerina muy trepadora.

Ya nadie discute el encantador magisterio de María Teresa entre las presentadoras. Se mantiene próxima, cálida pero también cabreada si se tercia, “sobre todo, ante las injusticias”, apostilla. Cautiva siempre sin el aire a veces encantadoramente distante de Ana Rosa y de Susanna Griso. Un seductor monstruo de la comunicación a quien ese impacto nunca tardío recarga entusiasmo y brío. Su cambio físico es resultado de los tres veranos con el discreto Bigote Arrocet, a quien ya muchos íntimos de Campos, por fin, llaman Edmundo. Cuesta.

“Es el hombre que más me ha querido, el que no deja de preocuparse por mí, siempre está pendiente”, dice.

“Pero confesáis que no compartís lecho y sueño y para veros y tocaros, usáis el ascensor. Que tu casa, Teresa , tiene 15 cuartos de baño”, le comento.

“Hasta en eso coincidimos. Fue lo primero que le dije: ‘No me gusta dormir acompañada’. Le pasa lo mismo, y casi me aplaudió. Pero el resto lo pasamos juntos, aunque no tengamos horas determinadas para hacerlo. Surge. Edmundo es muy casero, no le gusta salir, se pasa el día leyendo o pintando camisetas que luego regala a sus amigos. Tiene una lista de peticiones, incluso ha pintado un traje y tiene chaquetas decoradas por su mano. Yo elijo con él las canciones que luego canta en ¡Que tiempo tan feliz!”, continúa.

Lo hizo dichosa realidad, espléndida, admirada y hasta envidiada por las seis amigas (curiosamente, todas llamadas Teresa, Mayte, Teresita o Mary Tere) que desde hace años, cada viernes, se juntan durante diez horas –de 14 a 24– jugando al gin rummy. “Teresa se enfada mucho cuando pierde a las cartas”, descubre su íntima Mayte. Cómico hallazgo televisivo como Carmen Borrego, la pequeña de Teresa. Nació once meses después que Terelu y, aunque siempre dedicada a la realización, impactó con el interrogatorio punto final  (al menos, de momento) a los primeros dos capítulos. De entrada lanzó un derechazo a Teresa madre:

“¿Es cierto que Terelu siempre ha sido tu ojito derecho?”, planteamiento que la aludida rebatió sin convencer. La más que supuesta preferida opinó:

“Pues yo nunca te eché en cara que tu fueses la preferida de papá”. El rifirrafe, no sé si pactado –lo temo conociendo el sentido profesional de las dos– no pasó de ahí, pero demostró sinceridad fraternal y cómo se llevan las hermanas que, dos de cada tres noches, cenan juntas. Aunque reconocen que “Terelu es la que mejor guisa, sobre todo cosas francesas. Mamá se considera negada para los fogones. Tras quitarle la vesícula, perdió 7 kilos en tres meses”. Sentados y discutiendo qué comer fue lo mas tierno de esas cinco horas sin trampa ni cartón. “Engordé cuatro desde que empezó lo nuestro. En los restaurantes no sabe qué pedir y se empeña en que tome marisco y coquinas que nunca he probado. Como buen gaucho, soy de carne y lo resuelvo con un Strogonoff”, dice Edmundo.

“Era un espectáculo reservado a elegidos ver chupetearlas [las coquinas] a Rocío Jurado cuando se las llevaba su enamorado Alejo García. En La Moraleja comíamos cada miércoles y yo le ofrecía  nécoras que le producían alergia y rojeces cutáneas”, comenta Teresa. “Teresa encarga por obligación, rechaza la mitad de la ración, picotea, toma tres coquinas y luego presentan  facturas de 200 euros”, se lamenta Bigote del despilfarro.

 

Rumores

 Teresa y Terelu en dúo. Terelu insistiendo en que “tal y como me veo, me da vergüenza desnudarme ante un hombre, llevo un año a pan y agua sexual”. El boxeador José Valenciano fue el último tras 18 meses; añoró a Alejandro Rubio, padre de su hija quinceañera y desmintió lo que algunos defienden: que tenga relación con Kike Calleja, más joven y compañero televisivo, aireado por las tertulias:

“Somos entrañables amigos y cómplices, no hay más”, repiten hartos de desmentirlo tantas veces. El galán hasta lo hizo desde el programa materno teniendo a su lado al entrañable Bigote –¿dos por el precio de uno?– que luce elegancia opuesta a la clásica e Felipe VI, elegido “el más” de nuestros dandis. Marta Ortega hereda ese mismo título ostentado por Naty Abascal durante décadas. Ahora le da por ir de blanco, sandalias y pantalón al funeral de su sobrino Marco de Hohenlohe, recién estrenado duque de Medinaceli. Era hijo mayor de su cuñada Ana María, la que protegió a los aniñados Rafael y Luis Medina cuando, suicidado el duque de Feria, los ningunearon prohibiéndoles incluso entrar en la histórica Casa Pilatos familiar a ver a su abuela Mimi.

Pero sí entusiasmó el regateo de Terelu comprando bragas acorazadas “color visón”, bombachos, tres por cinco, en el mercadillo de Majadahonda. Como verla beber de golpe casi medio litro de Cola Cao sin darse un respiro. De récord.

El verano dio para más: Cádiz desbancó a Marbella como refugio igual que Tarifa, ya objetivo de paparazis, y en Ibiza cobran ¡25 euros por una hamaca! Son nuevos objetivos que cubrir, aunque José Barroso Jr, en Puerto Banús, paseó con la argentina protagonista de la archivada Violeta. Apuestan por ellos cuando no dan un duro por lo que hubo entre Michavilla y Genoveva. Ella lo ayudó a superar la viudez; les duró tres años. No encuentra sucesor estable para Cayetano Martínez de Irujo, a quien mamá impuso boda tras cinco años y dos niños. De blanco y azabache, Teresa Albing; su hermana Eugenia realzó la gala Starlite donde la eterna Gunilla admiró lo esbelta que estaba Anne Igartiburu tras ser primeriza de 47. “Lo más” fue Paloma Cuevas en blancos de Rosa Clará. Compitieron Mazza y Kurková, volantes movió María León, estrellada brilló Ainhoa Arteta, deleitó Diana Navarro, defraudó Cristina Castaño, cursi fue Mónica Naranjo y de luminoso naranja Begoña Trapote, divirtió Carlos Latre y rifaron en 40.000 euros un Ford Mustang. Ganga. Sarah Ferguson lució arrugado facial y a su novio asturiano, Manuel Fernández, diez años más joven. [Y luego dicen de la Campos y Bigote. Nos falta internacionalidad y encaje]. Ana Obregón promocionó su reality próximo, acaso ya innecesario tras Las Campos. Banderas posó con una receñida Nicole y nosotros añoramos a Melanie, con la que mantiene buena relación. Melanie no salía con gemela y mamá a cuestas. Nuestro actor más famoso pospone el cine: “No me convence hacer de Versace aunque lo conocí”, y se vuelca en el estudio de la moda en la San Martin School londinense. Ya presentó su primera colección. Es clásica, marinera, deportiva. Buena forma de vestir y despedir el verano. 

Su éxito desbordó a los más optimistas, María Teresa y Terelu batieron récords  de audiencia con su expuesto reality televisivo. El programa destapó aspectos hasta ahora celosamente guardados. Todo un boom estival que las ha encumbrado como reinonas del impacto audiovisual, como si ya tuviesen poco. Incomparable la encandiladora o enigmática sonrisa de Teresa, tan elocuente como los prolongados pero muy elocuentes silencios de la primera entrega que cautivó a dos millones y medio de televidentes, que pasará a la historia como “el docu del hambre”, casi centrado en el engorde de Terelu, consecuencia del tratamiento de cinco años para tratar el cáncer. Funciona pero rellena, se hincha aunque no evita que tenga buen saque. Parecía incómoda o intranquila, “porque esta experiencia aquí inédita podría dañar toda una vida de trabajo. El público está contigo pero no perdona que te equivoques. Me la jugué sin saber muy bien qué pasaría”, me dijo la Campos rememorando el tour de force que durante quince días –no solo un par de jueves–, las llevó de plató en plató. ¡Que aguante físico y emocional! No quedó programa sin reclamarlas juntas, en trío o separadas, alargando y sacándole brillo al éxito. Hicieron Sálvame diario y el de luxe, las mañanas de Ana Rosa y hasta el póstumo Hable con ellas, otro fracaso de Sandra Barneda (antológico lo que le soltó Milá a ella y a Nagore). No cuaja ningún proyecto, pero este remarcó cómo es actualmente Rocío Carrasco, ya a horas de darle el sí a Fidel Albiac tras 17 años juntos. Será “algo íntimo” con 250 invitados y vestirá tul ilusión de Hannibal Laguna. También mostró las incoherencias de la Alba Carrillo sobreactuada y sin saber muy bien a qué apuntar. Boleros de veranillo. Viéndola tan desmadrada, algunos hasta aplauden el “ahí te quedas” tras diez meses casada con Feliciano López, a quien las espléndidas ex, Alejandra Prat y María José Suárez (físicamente muy bien, una morena y la otra rubia; ambas listísimas), definen de “muy infantil”. Solo creció raqueta en mano. Alba a veces se siente amenazada, sobre todo ante una Olvido Hormigos que desde hace dos meses mama la teta de Lequio por no demostrada infidelidad del conde italiano. Aunque conociendo su ardor latino, nadie pone las manos en el fuego. Suena a bolero. Ya María Palacios alumbró a Ginebra.“En María, Alessandro tiene la comodidad doméstica. Lo otro lo busca en nosotras”, y Olvido refiere aficiones casi sado-maso de mucho taconazo y liguero.  La sofisticación no cabe en ella, fina pueblerina muy trepadora. Ya nadie discute el encantador magisterio de María Teresa entre las presentadoras. Se mantiene próxima, cálida pero también cabreada si se tercia, “sobre todo, ante las injusticias”, apostilla. Cautiva siempre sin el aire a veces encantadoramente distante de Ana Rosa y de Susanna Griso. Un seductor monstruo de la comunicación a quien ese impacto nunca tardío recarga entusiasmo y brío. Su cambio físico es resultado de los tres veranos con el discreto Bigote Arrocet, a quien ya muchos íntimos de Campos, por fin, llaman Edmundo. Cuesta.“Es el hombre que más me ha querido, el que no deja de preocuparse por mí, siempre está pendiente”, dice. “Pero confesáis que no compartís lecho y sueño y para veros y tocaros, usáis el ascensor. Que tu casa, Teresa , tiene 15 cuartos de baño”, le comento.“Hasta en eso coincidimos. Fue lo primero que le dije: ‘No me gusta dormir acompañada’. Le pasa lo mismo, y casi me aplaudió. Pero el resto lo pasamos juntos, aunque no tengamos horas determinadas para hacerlo. Surge. Edmundo es muy casero, no le gusta salir, se pasa el día leyendo o pintando camisetas que luego regala a sus amigos. Tiene una lista de peticiones, incluso ha pintado un traje y tiene chaquetas decoradas por su mano. Yo elijo con él las canciones que luego canta en ¡Que tiempo tan feliz!”, continúa.Lo hizo dichosa realidad, espléndida, admirada y hasta envidiada por las seis amigas (curiosamente, todas llamadas Teresa, Mayte, Teresita o Mary Tere) que desde hace años, cada viernes, se juntan durante diez horas –de 14 a 24– jugando al gin rummy. “Teresa se enfada mucho cuando pierde a las cartas”, descubre su íntima Mayte. Cómico hallazgo televisivo como Carmen Borrego, la pequeña de Teresa. Nació once meses después que Terelu y, aunque siempre dedicada a la realización, impactó con el interrogatorio punto final  (al menos, de momento) a los primeros dos capítulos. De entrada lanzó un derechazo a Teresa madre:“¿Es cierto que Terelu siempre ha sido tu ojito derecho?”, planteamiento que la aludida rebatió sin convencer. La más que supuesta preferida opinó:“Pues yo nunca te eché en cara que tu fueses la preferida de papá”. El rifirrafe, no sé si pactado –lo temo conociendo el sentido profesional de las dos– no pasó de ahí, pero demostró sinceridad fraternal y cómo se llevan las hermanas que, dos de cada tres noches, cenan juntas. Aunque reconocen que “Terelu es la que mejor guisa, sobre todo cosas francesas. Mamá se considera negada para los fogones. Tras quitarle la vesícula, perdió 7 kilos en tres meses”. Sentados y discutiendo qué comer fue lo mas tierno de esas cinco horas sin trampa ni cartón. “Engordé cuatro desde que empezó lo nuestro. En los restaurantes no sabe qué pedir y se empeña en que tome marisco y coquinas que nunca he probado. Como buen gaucho, soy de carne y lo resuelvo con un Strogonoff”, dice Edmundo.“Era un espectáculo reservado a elegidos ver chupetearlas [las coquinas] a Rocío Jurado cuando se las llevaba su enamorado Alejo García. En La Moraleja comíamos cada miércoles y yo le ofrecía  nécoras que le producían alergia y rojeces cutáneas”, comenta Teresa. “Teresa encarga por obligación, rechaza la mitad de la ración, picotea, toma tres coquinas y luego presentan  facturas de 200 euros”, se lamenta Bigote del despilfarro.Rumores. Teresa y Terelu en dúo. Terelu insistiendo en que “tal y como me veo, me da vergüenza desnudarme ante un hombre, llevo un año a pan y agua sexual”. El boxeador José Valenciano fue el último tras 18 meses; añoró a Alejandro Rubio, padre de su hija quinceañera y desmintió lo que algunos defienden: que tenga relación con Kike Calleja, más joven y compañero televisivo, aireado por las tertulias:“Somos entrañables amigos y cómplices, no hay más”, repiten hartos de desmentirlo tantas veces. El galán hasta lo hizo desde el programa materno teniendo a su lado al entrañable Bigote –¿dos por el precio de uno?– que luce elegancia opuesta a la clásica e Felipe VI, elegido “el más” de nuestros dandis. Marta Ortega hereda ese mismo título ostentado por Naty Abascal durante décadas. Ahora le da por ir de blanco, sandalias y pantalón al funeral de su sobrino Marco de Hohenlohe, recién estrenado duque de Medinaceli. Era hijo mayor de su cuñada Ana María, la que protegió a los aniñados Rafael y Luis Medina cuando, suicidado el duque de Feria, los ningunearon prohibiéndoles incluso entrar en la histórica Casa Pilatos familiar a ver a su abuela Mimi. Pero sí entusiasmó el regateo de Terelu comprando bragas acorazadas “color visón”, bombachos, tres por cinco, en el mercadillo de Majadahonda. Como verla beber de golpe casi medio litro de Cola Cao sin darse un respiro. De récord.El verano dio para más: Cádiz desbancó a Marbella como refugio igual que Tarifa, ya objetivo de paparazis, y en Ibiza cobran ¡25 euros por una hamaca! Son nuevos objetivos que cubrir, aunque José Barroso Jr, en Puerto Banús, paseó con la argentina protagonista de la archivada Violeta. Apuestan por ellos cuando no dan un duro por lo que hubo entre Michavilla y Genoveva. Ella lo ayudó a superar la viudez; les duró tres años. No encuentra sucesor estable para Cayetano Martínez de Irujo, a quien mamá impuso boda tras cinco años y dos niños. De blanco y azabache, Teresa Albing; su hermana Eugenia realzó la gala Starlite donde la eterna Gunilla admiró lo esbelta que estaba Anne Igartiburu tras ser primeriza de 47. “Lo más” fue Paloma Cuevas en blancos de Rosa Clará. Compitieron Mazza y Kurková, volantes movió María León, estrellada brilló Ainhoa Arteta, deleitó Diana Navarro, defraudó Cristina Castaño, cursi fue Mónica Naranjo y de luminoso naranja Begoña Trapote, divirtió Carlos Latre y rifaron en 40.000 euros un Ford Mustang. Ganga. Sarah Ferguson lució arrugado facial y a su novio asturiano, Manuel Fernández, diez años más joven. [Y luego dicen de la Campos y Bigote. Nos falta internacionalidad y encaje]. Ana Obregón promocionó su reality próximo, acaso ya innecesario tras Las Campos. Banderas posó con una receñida Nicole y nosotros añoramos a Melanie, con la que mantiene buena relación. Melanie no salía con gemela y mamá a cuestas. Nuestro actor más famoso pospone el cine: “No me convence hacer de Versace aunque lo conocí”, y se vuelca en el estudio de la moda en la San Martin School londinense. Ya presentó su primera colección. Es clásica, marinera, deportiva. Buena forma de vestir y despedir el verano. n

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