Isabel Preysler anticipa que “será larguísimo” recuperar a Boyer

31 / 05 / 2012 16:32 Jesús Mariñas
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Se encuentra muy afectada, aunque asegura que toda la familia está sorprendida con la positiva evolución de su marido, Miguel Boyer.

Isabel Preysler

Parecía el túnel del tiempo o como si no hubieran pasado los años, Isabel Preysler y Carmen Martínez Bordiú compartiendo portadas igual que 40 años atrás. Me creí en otro momento, incluso cambiando las circunstancias que ya no son las mismas. Tampoco ellas lo son, claro, pero no hay sitio para nostalgias ni suspiros.  Todavía resplandecen inasequibles al desaliento, más que cuando compartían cuitas, desilusiones matrimoniales y buenos consejos en el edificio de San Francisco de Sales -donde la alcaldesa Ana Botella debería colocar placa recordatoria de abnegación- como sufridoras en casa aún señoras de Julio Iglesias y del desdichado duque de Cádiz.

La reina de corazones.

La primera, hoy entregada al cuidado de Miguel Boyer, reapareció por una vieja amistad con la familia Massumeh, creadora de crema hecha de caviar, cara pero milagrosa, como certificó Lola Herrera con 76 años que no aparenta. Lució uno de sus clásicos diseños, cómoda y desenvuelta, arrebujada en una especie de poncho con algo de chal a media pierna en negrura animada por collarón de enormes eslabones dorados. Unos diminutos diamantes como alas de mariposa por pendientes bajo un pelo siempre rejuvenecido por María Ángeles Cáceres que recientemente peinó en Barcelona a Karolina Kurkova, dirigida por su chef de eterna luna de miel que es Moncho Moreno. También conserva su galanura Jaime Cantizano, que sigue cobrando de Antena-3 aún sin programa ni melancolías. Dedica el tiempo libre al aprendizaje del italiano y otras lenguas latinas, le va lo mediterráneo como a Joan Manuel Serrat.

La peluquera siempre pone a punto el ya pelo platinado de la actriz que acaba de grabar su séptimo anuncio para una marca de yogures. Un récord consecuencia del impacto propagandístico sin dejar el teatro nuestro de cada día. Ahora está volcada en la comedia como Ivonne Reyes recuperando con Jesús Cisneros un viejo texto de Santiago Moncada actualizado con situaciones cómicas, buen soporte al sexy de Ivonne. Traspasa el escenario con una espontaneidad perenne que no envejece bien demostrada en la apertura de una nueva aunque vieja disco madrileña que antaño se conoció como Shidarta, Cerebro o Navy. Luis Medina era el reclamo convocador, volcado como está en eventos sociales donde aporta más apellido que fuste organizador. Pero funciona como las cremas de caviar citando contrastadas personalidades como Preysler, Herrera, un jeque kuwaití, Beatriz Rico, de pecho rebosante, Perico Delgado -y sudaba, y sudaba, era todo brillos- o el buenazo Paco Arango infatigable con su fundación Aladina para niños enfermos de cáncer. Teresa de la Cierva se dejó caer curiosa asegurando que su hermana Fátima, última esposa de las tres que tuvo el marqués de Griñón, “mantiene muy buena relación con Carlos porque es todo un señor, lo adoramos”, me contó mientras Isabel se conmovió al ser saludada por una anciana en silla de ruedas. Le contó los motivos de su invalidez, Isabel se conmovió y acabó lagrimeando sin reparar que llegaba tarde -40 minutos sobre lo anunciado-, fiel a sus retrasos que crearon leyenda, que bien aumentaron por más que desesperen. Enternecida y blanda por avatares matrimoniales de los que se recupera Miguel Boyer, ofreció discreta imagen con un negro pantalón ajustado bajo chaquetilla en tweed entremezclando gris, blanco y negro de bocamangas devoré. Combinaba con un par de anillos tipo Chevalier de diseño rectangular hechos en ónix y cristal de roca lucidos en los anulares. Aunque afectada por la impedida sobre ruedas, no perdió detalle controlando su posado exhaustivo de 15 minutos largos.

¡Isabel, a la derecha...!, le pedían y lo hacía sin perder sonrisa entristecida y un tanto apagada. Estuvo cordial y atenta pero mustia. ¡Mira hacia abajo, Isabel, por favor! Y ella lo hacía aguantando el fogonazo como pocas veces la he visto, predispuesta, accesible y próxima. Había pedido que no se le hicieran preguntas dado el carácter privado y el tono amistoso en medio del jolgorio ambiental de un Corte Inglés estremecido al verla con público agolpándose en los mostradores. Estaban subyugados, no acababan de creer lo que parecía visión irreal tan al alcance de manos y ojos. Cerca pero inaccesible, todo un mito.

“¿Cómo está Miguel?”. “Mucho mejor de lo que habíamos previsto. Su recuperación, aunque durará, nos tiene sorprendidos a todos. Será un proceso larguísimo, pero ahí estamos todos. Me ha sorprendido mucho la abnegación de mis hijas Chabeli y Ana. Se portan admirablemente entregadas a darle ánimo, apoyo y compañía a Miguel”. No ocultaba cuánto le afecta y da una gran prueba de amor a quien parecía unión imposible y resultó de lo más duradera.

Carmen promociona dieta.

Lo mismo ocurre con su vieja –es un decir- amiga Carmen Martínez Bordiú, ahora anunciadora de cápsulas adelgazadoras. Solo le faltaba eso y compite con su marido José Campos entregado a las excelencias reductoras de una famosa marca de productos para adelgazar. El régimen va por barrios, y al tiempo que rebaja volúmenes hace crecer los beneficios económicos de sus exaltadores. El sino de los tiempos apretados en las ganancias domésticas. Contraste de físicos femeninos, la ocasión la pintan calva: ante la delgada y seca Isabel, la exuberancia rellenita que ofrece el bellezón de Carmen siempre rubeniana: “Más que adelgazar, lo que necesito es perder volumen y deshincharme”, proclamó exaltadora del producto adelgazador. Lo hizo bajo estampado clásico aupada en cremosos zapatos Zara de plataforma combinando su cremosidad con la del traje. Una cazadora en cuero negro rejuvenecía atuendo tan clásico mientras prodigaba infatigable una sonrisa familiar que marcó época. Carmen se dispone a celebrar su sexto aniversario conyugal. “Ninguno apostábamos por lo vuestro, os dábamos como mucho un año de convivencia”. “Pues ya ves, el tiempo ha demostrado que estabais equivocados”. “Y eso que han intentado torpedear la unión incluso ampliándola con presuntas colaboraciones especiales de gente supuestamente amiga”, le recuerdo. “Es mejor ignorar esas maniobras si sabes qué has hecho y cuál es tu sitio. José y yo hemos logrado mantenernos juntos incluso estando separados, porque viajo mucho. Tener libertad es fundamental para entenderse, él anda ahora muy enfollonado con lo del Racing. Pero me tiene a su lado y lo sabe”.

“Acaba de morir Emmanuella Dampierre, que fue tu primera suegra, y sorprendió verte en su funeral después de lo mucho que te había atacado, incluso llegó a llamarte ‘ninfómana’, olvidando que ella también abandonó a sus hijos por un hombre como tú hiciste después con Francisco y Luis Alfonso, obsesionada amorosamente con Jean Marie Rossi. ¿Llegaste a perdonarle tanto agravio?”, le pregunté. “Era muy mayor y ya no razonaba. Intenté entenderla y sobre todo, fue por mi hijo, que la adoraba”, contestó. Un buen capotazo que archiva contencioso familiar.

Una tarde en Las Ventas.

El lance esquivador podría igualarse a los que ante Las Ventas cobijadora de la feria torera más importante del mundo, también la más desilusionadora, dieron al alimón una Ana Obregón de piernas más enflaquecidas de lo habitual y Silvia Jato, rotunda bajo su rizada melena corta que parte su cabeza en dos. Anda escarolada mientras la inefable Ana sorprendió con atuendo más caribeño que urbano, nada que ver con los pantalones que como nueva vestimenta realzadora de corridas intentan imponer desde Nati Abascal al coro de aprendizas encabezado por la delicada y cambiante Paloma Cuevas, la plastificada Nieves Álvarez y una Nuria González aún no repuesta al ver convertida en embajadora y pregonera de excelencias estéticas de su entrañable Maribel Yébenes a Mar Flores, en tiempos liada con Fernando Fernández Tapias al que engañó ignominiosamente en su escapada romana con el conde Lequio. Endogamia impura comentan, como el exceso de volantes coloristas de la Obregón rompiendo moldes de hábito tradicional como el dos piezas con flor en la solapa de toda la vida o esas chaquetillas spencer remarcadoras de abundancias caderiles en una Cary Lapique encabezando los fans de Manzanares hijo como antaño se despepitó con Fran Rivera. Es del último que llega, la enardece y convida.

Un entusiasmo interesado, nada que ver con el de la airosa Anne Igartiburu o un Ramón García habitual al entoldado que los hijos de Curro Vázquez plantaron como recinto aliviador de vips tal el radiofónicamente eterno Álvaro Luis repartiendo castizos bombines también sobre el rejuvenecido pero canoso Palomo Linares, emparejado a Paloma San Basilio que ya ensaya la reposición de My Fair Lady. Lo considera el mejor musical de todos los tiempos. Sigue la racha resucitadora de viejos éxitos de Broadway y Carlos Hipólito protagonizará  en agosto Sonrisas y lágrimas con una figura argentina que emula a Julie Andrews en sus alardes de tiroliro.

Todo se comentó en esa gran cita nocturna que fue relanzar el vetusto Cerebro, hoy redecorado combinando blanquinegros.

Los famosos van de inauguración.

Mario Testino, que hizo las últimas fotos de Lady Di antes del accidente, cursó la visita del médico. Apenas fue entrevisto citándose “para más tarde” con su captador Luis Medina un poco en el aire de Alaska, inseparable de su pegamoide. Deslumbró Juncal Rivero -eso sí es una señora modelo y no Nieves- bajo encajes negros muy receñidores de Dolce & Gabbana. Bromeó sobre supuesto romance con Enrique Cornejo “que siempre bromea con tal posibilidad” mientras Noelia López, exnovia de Guti, mostró sorpresa por la próxima paternidad del jugador que parece haber preñado a la escaladora Romina Belluscio. Ya es un niño bien vendido. Con impactante escotazo sobre el estampado floral en boga, lo comentó ante Raquel Meroño haciendo notar que no se ha “estirado nada” cerca de Cristina Piaget, quitándose la chaqueta negra y dejando ver su raso fucsia de cuello plisado –“porque así parece que tengo dos conjuntos”– mientras Arancha del Sol se diferenció bajo lentejuelas azules contrastadas con jeans, Finito acentuó delgadez y bromas, Juana Costa andaba con gesto sombrío y la muy recuperada Beatriz Rico repartía optimismo porque estrena dos películas, le espera otra del Oeste. “Y sigo con el monólogo teatral que escribí e interpreto y en septiembre estreno en Madrid”, añadió.

Fue de reapariciones, en eso estuvieron tras su reciente maternidad promocionando una marca de potitos las hermanas Alejandra y Eugenia Osborne animando con luminosas miradas ese nuevo centro del pijerío capitalino que es el remozado mercado de San Antón, donde Mario Testino ha realizado un reportaje destinado a sus colaboraciones mundiales. Tiene clase y buena comida en medio de un ambiente cinco jotas como sus dueños. Pretendidamente bohemio, estilo marché aux puces o el barcelonés Mercado de San Miguel que rinde culto a la buena gastronomía. Es pasarela urbana donde lo mismo te topas con el duque de Feria que con un siempre enfurruñado Pedro Almodóvar.

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