Bertín, ilusionado con su nueva etapa

29 / 03 / 2016 Jesús Mariñas
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El jerezano se marcha a una cadena privada tras la inesperada e inaudita negativa de Televisión Española a renovarle el contrato para su programa, que ha logrado récords de audiencia nunca alcanzados en el ente.

Anda optimista y nada decaído con la operación cambio. Es inesperada y casi surrealista la negativa de TVE de no renovarle contrato pese a récords de audiencia jamás alcanzados por el ente, que provoca creciente desbandada. Parece no inquietarles porque lo pagamos todos. Mariano Rajoy obtuvo lo máximo, con más de cuatro millones pendientes de la humanización conseguida por el conde jerezano. Lo que se dice un crack televisivo que ahora cambia de canal. “¿Preocupado porque en una cadena privada la publicidad y sus cortes puedan interrumpir un juego que hasta ahora era seguido sin trocear”, le pregunto a Bertín Osborne. “En absoluto. Confío en que la fórmula siga ejerciendo atractivo como el logrado en la primera etapa”.

Nada cambiará: tendrán el mismo estilo y ritmo que acercó al presidente sin su estirada rigidez característica. Causó curiosidad, regocijo y sorpresa. “Hasta tuve que prestarle unos calcetines porque los suyos eran cortos y dejaban la pierna descubierta. Se los regalé. Rajoy no impuso nada, aceptó el cuestionario, estuvo cómodo y a sus anchas y, cuando lo despedía, me soltó un ‘¿no piensas invitarme a un albariño?’. Se quedó a cenar con Viri. Acabamos tarde”. ¿Qué se dirían en casi tres horas mano a mano?

Cita en Marbella

 Bertín iniciará esta nueva etapa televisiva –que seguramente cambiará de título– alternándola con recitales y su espectáculo de ya siete años emparejado a Paco Arévalo. El 10 de agosto tiene cita con el Starlite marbellero, ya icónico del verano costasoleño a falta de exhibiciones del gunileo extinto y símbolo de aquel tiempo, ay, tan feliz. Marbella era lo más, hoy la añoran desde Tita Cervera a Espartaco Santoni, Sean Connery, el príncipe Alfonso de Hohenlohe y Cayetana, Lola Flores y Antonio, el bailarín, que salía del Casino dando tumbos, varios traficantes de armas, Gil y Gil, el hoy encarcelado Pedro Román y hasta los interesados y turbios amores de Julián Muñoz e Isabel Pantoja. Soñó con llegar a alcaldesa respaldada por su rendido Cachuli. Parecían las mil y una noches, un cuento interminable hoy revivido en la gran noche de gala con soplado de velas para un Antonio Banderas que en el México lindo puso la primera piedra de lo que Sandra García Sanjuán traslada a las Américas. Miami es su próximo objetivo. La apoya Carlos Slim. Sucursal de un Starlite exportado y realzado por una Sarah Ferguson siempre bien pagá. Se conserva y vende bien, como en sus tiempos de duquesa.

Igual que la nada afectada por su divorcio y radiante Nieves Álvarez, casi florido jarrón azul; Mar Saura, derrochando lisura, acaso evocando sus enriquecedores años con Ramiro Garza;Marta Sánchez, que abonó mercado bajo gasas etéreas de folletín al lado de la por allí histórica María Conchita Alonso, reinona de folletines. Emocionó a Genoveva Casanova, amamantada con sus cuitas novelísticas. Reveló que era adicta al culebrón de sesión continua. Fue buen anticipo de lo que luego resultaría su espinoso matrimonio con Cayetano Martínez de Irujo. Lució llamativo palabra de honor azul Klein y, cual malísima de ficción, María Conchita se atigró en platas igual que la rubia holandesa de Banderas, nada que ver con la cautivadora Melanie, un día convertida en espontáneo reclamo marbellero. Recuerdo a Melanie muy cercana sobre bicicleta con Estela del Carmen y un Banderas que lame heridas ahora porque su película-documento sobre los mineros ha resultado un fiasco.

Recaudación

Para anunciar conjunta colaboración benéfica, María Bravo y Bertín se reunieron a fin de recaudar para sus respectivas fundaciones proenfermedades raras. “Existen más de 7.000 y en España afectan a tres millones de personas”, revelaron casi a coro. Bertín y Fabiola encabezan la de su nombre, creada tras su hijo Kike, ya de 7 años y 28 kilos. La dulce venezolana presentará un programa sobre parejas con más de cincuenta años. Ya encandiló hace un año con Bebé a babor y repite experiencia. Impone vivir en Madrid, aunque hayan pasado Semana Santa en su cortijo: “Pero acabo agobiada de tanto campo”, me confesó sintiendo su fundación como la colocada Blanca Padilla nueva imagen de El Corte Inglés. Deslumbra su lanzadísima juventud. Isabel Gemio tiene la suya y Eva Longoria la Global Gift.

Montan cena de traje largo en el Ayuntamiento madrileño, buen retome tras el paréntesis pascual, antaño piadoso y hoy con todos huyendo maleta en mano o marcando afición en corridas tal la de Illescas montada por Maxi García, que popularizó la de Brihuega. Juntó a Ponce y López Oliva, Cayetano reapareció. Sus dos orejas colmaron sus dudas de seguir o dejarlo. Entusiastas ovaciones sin olés de un Jaime de Marichalar conservando gustos indumentarios en barrera compartida con un Froilán calmado a punto de 18 –¡vuela el tiempo¡– y la más tímida VictoriaFederica. Disfrutaron vacaciones llegados de Estados Unidos y Londres, con el padre muy british creyéndose el Beau Brummell español. Los toros imponen un estilo vestidor que pocos conservan salvo Sevilla y Madrid: imprescindible traje de alpaca y corbata alunarada trocados en este caso por deportiva pata de gallo en tweed abrigado por chaleco de paracaidista y el imprescindible bufandón que acogotó a Jaime Martínez-Bordiú y al renacido Palomo Linares. Carlos Baute usó cuello cisne muy poco taurino. Luismi rellenó con una joven la baja de Carmen Martínez-Bordiú, que se excusó horas antes. Máximo Valverde paseó bastante ajado mientras Maximino de Habsburgo demostró linaje ante Marián Camino y una Paquita Torres con sus hijos. Tuvo y retiene, igual que un juvenil, ufano y refeliz José Bono. Se quitó buena de encima, y no hablo de política. Gusta verlo.

Acto político-social

Tal éxodo vacacional tuvo realce político-social inusual al bautizar auspiciado por Cristina Cifuentes el libro de Leopoldo López, férreo opositor anti-Nicolás Maduro, ya dos años encarcelado. De Soraya Sáenz de Santamaría a Felipe González jugando a no mirarse con Pedro Sánchez, buen contraste con Isabel Preysler con sahariana casi de guerrillera castrista que suponía un buen realce a su dulzura acorde con una Mar García Vaquero que frenó los aniñados impulsos de Leopoldo Jr., hijo mayor del preso por sus ideas. Lo jaleó sentándolo en las rodillas siguiendo así el acto reivindicativo de libertades donde González arrebató con Mario Vargas Llosa. Solo se igualaron pese a las diferencias en azules corbatas rayadas, pero el presidente encendió, buen conocedor del paño chavista. Tal a Mitzy Ledesma, sentada ante Ana Rosa Quintana de escapada en Sotogrande. La esposa del exalcalde caraqueño arrancó parecidos clamores que Lilian Tintori, combativa esposa de Leopoldo López. Enardeció señalando las fotos de su esposo, ya emblema opositor de ruinosa dictadura donde no solo falta el pan, también medicinas, aspirinas, yogures o tiritas. Increíble, en el mejor estilo de un castrismo ya superado que fomenta Barack Obama: restablece 110 vuelos diarios entre Estados Unidos y la Cuba que el pasado mayo retomé carísima y con el pueblo siempre encogiéndose de hombros: “¡Este que veis aquí no es solo un hombre, es un venezolano que nos representa a todos”, clamó su esposa. Recordó con estilo más sentido a la aparatosa Evita tal nueva Agustina de Aragón con aspecto aniñado de señorita bien.

Isabel contestó que no tiene celos de Aitana Sánchez Gijón –“por Dios, somos muy amigas”–, a la que en tiempos de encaje escénico relacionaron con el Nobel. También se sumó Anasagasti y el ministro Alfonso Alonso pasó de-sapercibido ante el bullir de vips de otro espectro más acomodado. Repito que encabezó Isabel Preysler con sus incondicionales Elena Benarroch, con mano escayolada, y Patty Galatas cerca de Petra Mateos, en tiempos pieza fundamental del equipo felipista que gobernó.

Cambio de tercio en larga cambiada cual si fuese el ascendente López Oliva o un Cayetano cubierto de laureles, nada que ver con los recientes fracasos mexicanos en el país azteca y la Magdalena de su hermano y ya no rival Fran. Le interesa más el ¡Hola! que los continuadores de Dígame o El Ruedo, máximos exponentes de prensa torera. Entre lance y lance recupero a María José Cantudo en la Peña IV Poder que presido –perdón, perdón–, donde se sienten como los que entrevista Bertín: cómodos y desinhibidos, acogidos al reclamo de los huevos de Lucio, que son muchos huevos. Me cuenta que lleva quince años –quince– sin hacer el amor, sus tres –¿solo?– grandes amores donde no está el Ramiro Garza que elevó a Mar Saura, y me habla de su casa de 500 metros y las intenciones de volver “porque solo tengo 59 años”. Al decirlo, caí del sillón. Añoró un tiempo más feliz y contó –de cuento– batallas de todo tipo. Nos largó tanto y tan sabroso que lo guardo para próxima crónica a ver si se aclara. Alucinarán. Que descansen. 

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