Una señal internacional a la Casa Blanca

26 / 01 / 2017 Sebastian Kunigkeit (DPA)
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La Conferencia de Paz de París evidencia la preocupación por la futura política de EEUU en Oriente Próximo.

John Kerry, François Hollande, Jean-Marc Ayrault y Federica Mogherini (de izquierda a derecha) en la conferencia de París

Una amplia alianza internacional reunida en la Conferencia Internacional para la Paz en Oriente Próximo ha apelado esta semana en París a palestinos e israelíes a no atrincherarse en la interminable lógica del enfrentamiento. Sin embargo, los destinatarios de este mensaje no se encuentran en Jerusalén y Ramala, sino en Estados Unidos.

Y es que las declaraciones del nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, sobre la política en Oriente Próximo ya han generado preocupación. Su intención de trasladar la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén ha sido calificada de provocación por el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault. El estatus de la ciudad es precisamente uno de los puntos de fricción en este conflicto que ya dura décadas. Por su parte, el jefe de la diplomacia alemana, Frank-Walter Steinmeier, ha advertido del riesgo de una nueva escalada de violencia en el conflicto a raíz de las ideas de Trump y las furiosas reacciones de los palestinos. “Creo que se está subestimando que nosotros (...) nos encontramos ante un año decisivo para el proceso de paz en Oriente Próximo”, ha dicho.

Israel confía en Trump

Mientras tanto, el Gobierno de Israel está convencido de que la política estadounidense va a dar un giro a su favor y tiene plena confianza en un mayor apoyo de Trump. El primer ministro Benjamin Netanyahu, que lleva meses torpedeando la cita de París, ha asegurado que asistimos a los últimos coletazos “de un mundo pasado”. “El mañana será diferente, y el mañana está muy cerca”, ha dicho. Además, ha mostrado su rechazo a la iniciativa francesa porque teme una “manipulación palestina”.

Sin embargo, el presidente de Francia y anfitrión de la cita, François Hollande, se ha opuesto a esa visión y ha apremiado con una advertencia. “Estamos actuando en pos de la estabilidad en el mundo”, ha declarado. Hollande considera que sin una regulación del conflicto entre israelíes y palestinos, no habrá paz en la región y que el conflicto sirve como excusa a grupos terroristas como el Estado Islámico. En su opinión, la solución de dos Estados, es decir una convivencia pacífica entre Israel y el Estado palestino, es el único camino. Una vía que fue apoyada por los asistentes a la conferencia de paz.

Una cita atípica

El ministro Jean-Marc Ayrault ha admitido que puede haber dudas sobre el momento escogido para celebrar la conferencia. De hecho se trata de un encuentro singular desde muchos puntos de vista, en particular porque ni Israel ni el Estado palestino, los dos protagonistas, participan en la cita. Además, importantes actores dejarán su cargo en breve, sobre todo el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, para quien esta conferencia pone el broche a años de infructuosos esfuerzos para conseguir la paz en Oriente Próximo. Y lo mismo supone para el anfitrión Hollande, que también está en tiempo de descuento, ya que no se presentará a las elecciones presidenciales de mayo.

No obstante, a París han acudido representantes de más de 70 países, entre ellos todos los que tienen derecho a veto en la ONU, que también ha participado en la conferencia junto a otras organizaciones internacionales, como la Unión Europea o la Liga Árabe. “La solución de dos Estados sigue contando con un amplio apoyo”, concluyó Hollande.

De todas formas, la situación sobre el terreno es dramática, se asegura en París. El hecho de que se sigan construyendo asentamientos en Cisjordania y en Jerusalén Oriental socava la capacidad de supervivencia de un Estado palestino y con ello la solución de los dos Estados, según estiman muchos observadores. La violencia persiste. El pasado 8 de enero un palestino perpetró un atentado con un camión en Jerusalén que se saldó con cuatro soldados israelíes muertos y una quincena de heridos.

El problema principal es que los palestinos temen que en unas conversaciones directas con Israel pueden quedar como la parte débil. La conferencia de París supone por ello tal vez la última oportunidad para la solución de los dos Estados, según ha declarado el presidente palestino, Mahmud Abbas, en una entrevista con el diario francés Le Figaro. Israel, sin embargo, teme que se acaben imponiendo desde fuera unas condiciones que socaven sus intereses en materia de seguridad y por ello reprocha a los palestinos que no acepten conversaciones directas sin condiciones previas. 

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