Una rúbrica de persona firme y egocéntrica

01 / 02 / 2017 Antonio Rodríguez
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Expertos en grafología ven en la firma de Trump a un presidente enérgico e inteligente, pero de carácter frío.

El presidente Donald Trump muestra a las cámaras de televisión una de sus primeras órdenes ejecutivas firmadas en la Casa Blanca. [Foto: Shawn Thew/Efe]

Desde que Donald Trump entró en la Casa Blanca, no hay día en el que el 45º presidente de Estados Unidos no firme una orden ejecutiva delante de las cámaras de televisión. La escenografía es siempre la misma: con gesto serio se gira hacia un ayudante, recoge el documento listo para su firma, lo lee someramente y luego estampa su rúbrica con pulso firme. “¡Es algo importante para los trabajadores americanos!”, enfatizó esta semana tras validar la orden que retira a su país de la zona de libre comercio del Pacífico, el llamado Tratado TransPacífico (TTP).

Los estadounidenses son muy dados a inmortalizar actos en los que se sanciona una ley. Así, los presidentes suelen utilizar varias plumas en el solemne momento de aprobar una nueva ley, que luego son entregadas como recuerdo a los legisladores y personas que han estado en el origen y tramitación de dicha normativa, pero Trump le ha cogido gusto a la escenografía de aprobar órdenes ejecutivas en el Despacho Oval, rodeado de asesores, realzando la esencia del sistema presidencialista del que se dotó EEUU hace más de 200 años. Salvando las distancias, recuerda a las pragmáticas reales de los Reyes Católicos que empezaban con el famoso “ordeno y mando”.

En el fragor de tanta firma presidencial han sorprendido los trazos de la rúbrica de Trump. El mandatario utiliza una firma recta e ilegible de 15 caracteres apretados, en el que no hay espacio entre el nombre y el apellido, y de los que sobresalen muchas puntas. Sobre todo, destacan tres arpones o dientes de sierra: las iniciales D y T del nuevo presidente de Estados Unidos, junto a una llamativa P final.

¿Qué rasgos de su personalidad esconde esta rúbrica? Para Carmen Botella, de la Asociación Nacional de Peritos Calígrafos y Técnicos en el Análisis de la Escritura, la escritura de Trump indica que es una “persona reflexiva, trabajadora y con un gran idealismo, pero también egoísta y celosa”. Los ángulos que se repiten en toda la firma son un “elemento de energía, fortaleza, aunque también tiene un signo negativo, al ser propio de una persona egoísta, fría y con resentimientos”. Si a esos vaivenes caligráficos se le añaden los arpones que se encuentran en la parte alta de la firma, “eso nos habla de crueldad” por parte del presidente estadounidense, enfatiza Botella.

La P final es difícil de encontrar en las firmas, porque la tendencia de las personas es terminar la rúbrica en sentido descendente y con una minúscula. En opinión de esta experta en caligrafía, este signo del mandatario norteamericano denota un “exceso de energía” que, al aparecer al final de la firma, se puede considerar como un “gesto de intransigencia”.

 

Egocéntrico

Cristina Ballesteros, de la Asociación Colegial de Peritos Calígrafos, estima que detrás de la firma de Trump hay una persona “reflexiva, no impulsiva, que muestra carácter, es intransigente y tiene bastante ego”. El rasgo de las mayúsculas altas es sinónimo de “persona autoritaria, firme en sus decisiones” y que piensa que las cosas hay que hacerlas como él quiere. “La letra, cuanto más angulosa, denota que el firmante es fuerte de carácter. Es decir, que se trata de una persona temperamental y autoritaria, aunque firme y controlada”.

El hecho de que no haya separación entre el nombre y el apellido es un signo de autoafirmación, a juicio de Ballesteros. Además, la ilegibilidad de la rúbrica se puede interpretar de distintas formas. “Si es ilegible pero la firma no es rápida, entonces tapamos la personalidad y uno se reserva el yo íntimo. En el caso de Trump, la firma es rápida, lo que denota agilidad mental”, argumenta esta perito en caligrafía.

Carlos Belda, coordinador de la Sociedad Española de Grafología, opina que lo más llamativo son los ángulos de arriba hacia abajo de la rúbrica, síntoma de “dureza de carácter, vitalidad y egoísmo”. En su opinión, este tipo de personas son “muy irritables y muy rígidas en una negociación”, aunque en el caso de Trump “siempre va a dejar claro que la mejor defensa es un buen ataque”.

A Belda le gustaría interpretar la firma dentro de un texto manuscrito más amplio del mandatario republicano, en el que se pudiera analizar la separación interlineal y la distancia que deja en los márgenes. Pese a las limitaciones, este experto en grafología cree que Trump da muestras de “firmeza en el modo de actuar”, lo que supondrá para él grandes dificultades a la hora de dejarse aconsejar.

“Le cuesta mucho adaptarse al pensamiento de otras personas –hace hincapié Belda–. Posee una arraigada capacidad de mando y creo que estamos ante una persona muy fría en sus sentimientos, que nos manifiesta con mucha intransigencia”. El hecho de que la firma sea ilegible supone que “quiere evadir las causas”, mientras que los dientes de sierra son un signo de “autoprotección”. Curiosamente, la firma de Trump se asemeja a la de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, aunque la del dirigente bolivariano “tiene más sentimientos y muestra más idealismo”.

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