Rusia vuelve a meter baza en Afganistán

05 / 05 / 2017 T. Körbel y C.-F. Röhrs (DPA)
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Vladimir Putin intenta reforzar su influencia en el país, ante la mirada desconfiada de Estados Unidos.

Reuters/ Vídeo: Reuters-Quality

Ya sea ante un miembro del Estado Mayor o en el Ministerio del Exterior, Hanif Atmar, uno de los principales asesores del presidente afgano, Ashraf Ghani Ahmadzai, tiene muchas puertas abiertas en Moscú. Y es que a Rusia le preocupa la evolución de Afganistán, asolado por la guerra. Llama la atención la cantidad de reuniones que han mantenido últimamente políticos de ambos países, mientras que la gran potencia defensora de Afganistán, Estados Unidos, y la OTAN se retiraron de la nación asiática en 2014. ¿Sucederá Rusia a EEUU como socio fuerte en Afganistán?

Rusia ha reforzado su influencia en los acontecimientos en la región del Hindukush con dos conferencias internacionales para analizar la creciente inseguridad en Afganistán y el proceso de paz con los talibanes. En la última, en la que los estadounidenses cancelaron su asistencia, participaron grandes potencias como China e incluso India y Pakistán, con los que está enemistado Afganistán, así como exrepúblicas soviéticas de la región de Asia Central.

Las relaciones entre Rusia y EEUU son tensas. Algunos apuntan a una reedición del Gran Juego, la rivalidad entre el imperio ruso y el Reino Unido por el control de Asia Central entre 1813 y 1947. El concepto se reavivó durante la lucha de los afganos en los años 80 del pasado siglo contra la Unión Soviética.

El trauma ruso

La URSS invadió Afganistán en 1979 desatando una guerra que concluyó diez años más tarde con la retirada del Ejército soviético, vencido por un ejército de muyahidines afganos entrenados en Pakistán con financiación estadounidense. Desde entonces Afganistán ha traumatizado a la élite militar rusa y durante años la cautela ha dominado la política de Moscú en el país.

¿Y qué mueve ahora a Rusia a volver a implicarse? Por una parte, el ingente contrabando de drogas hacia Asia Central desde Afganistán, el mayor productor mundial de opio. Este negocio, que mueve miles de millones, no ha dejado de expandirse durante la guerra. En el informe anual sobre el opio de Naciones Unidas se afirma que el cultivo de la amapola ha crecido un 10% interanual. Una gran parte de esa droga llega a Rusia.

La amenaza del EI

Pero muchos políticos aseguran que el principal interés de Moscú en Afganistán es mantener su patio trasero tranquilo. En Afganistán existe un peligro terrorista serio y se encuentra junto a la frontera de los países socios de Asia Central, según el diputado y experto en política exterior Leonid Kalashnikov, que destaca “la importancia de una colaboración estrecha con Kabul”. La lucha contra el Estado Islámico (EI) es uno de los principales argumentos que esgrime Moscú. El EI comenzó a destacar en Afganistán en 2015 y los servicios secretos advierten que los combatientes del EI que huyen de Siria pueden buscar refugio en Afganistán o en Asia Central.

Aunque EEUU no participó en la conferencia en Moscú, sí marcó su posición con el EI lanzando una bomba GBU-43, la más potente de su arsenal no nuclear. El experto en Afganistán Omar Nessar, de la Academia Rusa de las Ciencias, considera que fue una demostración de fuerza frente a Rusia. Los críticos advierten a Moscú del peligro de mantener contactos no solo con el Gobierno afgano, sino también con el mayor enemigo de este, los talibanes, a su vez, enemigos del EI.

En diciembre pasado, el comandante de las fuerzas estadounidenses y de la Alianza Atlántica en Afganistán, el general John Nicholson, afirmó en el Pentágono que Rusia estaba socavando el trabajo de la OTAN. A finales de marzo, el jefe del Comando Central de Estados Unidos, el general Joseph Votel, mencionó en Washington la posibilidad de que los rusos estuviesen suministrando armas a los talibanes. Un diplomático occidental confirmó que existen “armas en el campo de batalla que antes no se veían”.

La propia Rusia no ha dejado de asegurar que son acusaciones sin fundamento, maniobras de despiste de Estados Unidos tras fracasar estrepitosamente en Afganistán. Sí, Moscú está en contacto con los talibanes para intentar movilizarlos a favor de conversaciones de paz, según ha subrayado el presidente Vladimir Putin.

La ayuda militar de Moscú para los talibanes, que controlan amplios territorios y en breve pondrán en marcha su ofensiva de primavera, como cada año, sería devastadora para el Gobierno afgano.      

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