Merkel y la crisis de los refugiados

21 / 03 / 2016 Alfonso S. Palomares
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Los pésimos resultados que ha obtenido la formación de la canciller en las elecciones celebradas en tres länder alemanes son una consecuencia directa de la política que ha seguido frente al problema de los refugiados.

Un grupo de policías junto a los refugiados en el campamento de Idomeni, en la frontera de Grecia con Macedonia.

La conocida como crisis de los refugiados –la más importante de esta naturaleza desde la Segunda Guerra Mundial– ha tenido una notable incidencia en los resultados de las elecciones en los tres Estados alemanes donde se han celebrado. Los cristianodemócratas (CDU) han sufrido un serio revés y aún más grave ha sido el de sus compañeros de coalición, los socialdemócratas (SPD). El castigo ha superado lo que pronosticaban las encuestas. El revés tiene una proyección importante sobre el país ya que han acudido a las urnas 13 millones de alemanes que ofrecen una verdadera radiografía de los sentimientos que sacuden al país. El partido antieuropeo y ultranacionalista Alternativa por Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) ha entrado con fuerza en los tres Parlamentos. La CDU de Angela Merkel ha perdido peso en los tres länder, aunque seguirá gobernando en Sajonia-Anhalt, donde AfD se coloca como segunda fuerza con el 24% de los votos, por encima de los socialdemócratas, que no llegan al 13%. Este pequeño Estado situado en la parte oriental es propicio al miedo a la inmigración, más cuando se trata de una inmigración musulmana. En el Este también nació el movimiento xenófobo Pegida, que ha tenido mucho auge como demuestra el éxito creciente de sus manifestaciones. En Baden-Würtemberg han ganado y gobernarán los Verdes con el 30% de los votos, seguidos por los cristianodemócratas, con el 27%, mientras que AfD ha logrado un preocupante 15%. Los socialdemócratas se han desquitado en Renania Palatinado, donde gobernarán con un cómodo 36%, un resultado que se considera muy meritorio ya que en ese länder competían con la ascendente estrella del partido de Merkel, Julia Klöckner. Los de AfD han obtenido el 12,4%. A la vista de este paisaje hay motivos para la preocupación, no solo en Alemania sino también en el resto de Europa, pues Alemania, a pesar de las políticas económicas austericidas de Merkel, es uno de países imprescindibles para la supervivencia de la Unión Europea. La locomotora económica y también del espíritu de la UE.

Acogida y rechazo.

 Los analistas coinciden en que estos resultados son una consecuencia directa de la crisis migratoria y de refugiados. Al principio Merkel apareció como la abanderada de la acogida a los refugiados respondiendo al espíritu del derecho de asilo y al humanismo en que se fundamenta la UE. Después, empezaron los problemas internos y nacieron los frentes de rechazo. Por otra parte, los demás países europeos eran menos solidarios y los hay como Polonia o Hungría, donde el primer ministro Victor Orban se alía con los más radicales frente a la inmigración. Estos últimos días el gran tema es buscar el modo y la forma de normalizar la acogida, mejor dicho, encontrar la forma de cerrarles la puerta. Terrible. Cuando ustedes me lean estarán en ello los jefes de Estado y de Gobierno. La señora Merkel, por supuesto. Aunque conviene decir que tras conocerse los resultados electorales, el portavoz de la canciller dijo en unas declaraciones oficiales: “El Gobierno alemán continuará con todas sus fuerzas su política concerniente a los refugiados tanto a nivel nacional como internacional. Algunas cosas se han hecho, otras cosas quedan por hacer. El objetivo es que el número de refugiados siga bajando”. Conviene tener en cuenta que Alemania ha acogido 1.100.000 refugiados el año pasado y requiere tiempo para ir articulándolos en la sociedad.

Lo que resulta vergonzoso es el pacto al que se ha llegado hace dos semanas con Turquía que esperemos que se corrija ahora, porque es de una oprobiosa inhumanidad y de legalidad más que dudosa. Según muchos juristas, incluso de flagrante ilegalidad. Hay que tener garantías de que se respeta el derecho de asilo. Por 6.000 millones de euros, Europa ha confiado o delegado en Turquía y en la gendarmería turca el trabajo sucio de servir de escudo y frontera de choque, devolviendo a ese país los inmigrantes que quieran entrar de manera irregular en Grecia, y no solo los que vengan por razones económicas sino también los que lleguen huyendo de guerras y conflictos, como por ejemplo los sirios. Es de Derecho elemental que no se pueden hacer devoluciones colectivas, esperemos que no se hagan. Si un barco cargado de inmigrantes trata de entrar a Grecia no se le puede obligar a poner rumbo a Turquía y que se hagan cargo de ellos los turcos, tan cuidadosos de los derechos humanos como nos están demostrando. Habrá que cumplir con los procedimientos, que en un caso así exige desembarcarlos, identificarlos uno a uno y ver sus circunstancias personales. Los que huyan de la guerra podrán presentar una solicitud de asilo que se tramitará individualmente. En el caso de que el solicitante no probara que procede de esas zonas y se le denegara la solicitud, se procedería a la expulsión.

Hace varios meses que la fotografía del pequeño Aylan ahogado en una playa nos sacudió el espíritu solidario, pero ya lo hemos olvidado. Ahora los cientos de miles se han convertido en una procesión rutinaria y monótonamente trágica. 

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