La hora de Europa
Tras el brexit, la victoria de Trump en EEUU marca el límite del tiempo para que la Unión Europea dé un viraje a su política económica. Frente al auge del populismo, son necesarias medidas que frenen la desigualdad e impulsen el crecimiento.
Después del brexit y de la victoria de Donald Trump en las presidenciales estadounidenses, la Unión Europea ha quedado desorientada, perpleja y nerviosa, buscando cómo sobrevivir a estos inesperados terremotos. Ni la opinión públicas, ni las encuestas, ni, si me apuran, el sentido común habían previsto que los británicos votaran por irse de Europa, pero votaron atendiendo al discurso populista que les aseguraba que esa era la mejor manera de recuperar los seculares valores y las tradiciones del Reino Unido, aparte de ahorrar lo que tenían que dar a Europa. Mintieron y falsificaron las cifras, pero la tergiversación contribuyó a su victoria. Ahora para hacer realidad el divorcio chapotean en un resbaladizo laberinto de leyes que tienen que cambiar para poder restaurar una legislación autónoma. Según informes de la Cámara de los Comunes tienen que cambiar una sexta parte de su ordenamiento jurídico. Muchos de los votantes del divorcio empiezan a ver sus efectos devastadores, pero ya es tarde para rebobinar la historia, el estropicio en la economía europea también es considerable.