Incertidumbre y misterio en Tailandia

Tristeza es la palabra que domina los sentimientos y las declaraciones en Tailandia después de la muerte del rey Bhumibol. El primer ministro, Prayut Chan-o-cha, anunció la muerte del soberano diciendo que estaba muy triste; el príncipe heredero, Maha Vajiralongkorn, declaró que antes de acceder al trono tenía que compartir la tristeza con el pueblo; el regente, el general Prem Tinsulanoda, de 96 años, manifestó que estaba paralizado por la tristeza. La reina Sirikik, conocida como la madre de todos los tailandeses, no dice nada porque también ella está gravemente enferma. El pueblo llora desconsolado y compra prendas de color negro o blanco para vestir el luto. El dolor que escenifican los tailandeses por la muerte de su rey solo es comparable al que exhibieron los coreanos del norte cuando falleció Kim Jong-il.

Tailandia es uno de los países con más tirón para el turismo y donde florece con fuerza y variedad la industria del sexo. El año pasado recibió 33 millones de visitantes, lo que representa el 10% de la economía del país. Las zonas donde se despliega el sexo para turistas cierran estos días para sintonizar con el dolor popular, no sabemos hasta cuándo, porque el Gobierno llora al rey, pero mira de reojo a la economía. No se sabe lo que hará el Ejecutivo, pero es seguro que hará algo para no matar la gallina de los huevos de oro que es el turismo, y el centro de gravedad del turismo tailandés se sitúa en las geografías del sexo. Lo que conviene que sepan los turistas es que no podrán visitar el palacio real mientras esté allí el cadáver de Bhumibol. ¿Cuánto tiempo estará? De momento, nadie lo sabe, puede ser un año. Los ritos que han seguido al fallecimiento, que se seguirán celebrando, han tenido y tendrán un gran colorismo por las exóticas liturgias que practica el clero budista con sus túnicas de azafrán. Cuando consideren que ya lo han llorado bastante incinerarán a Bhumibol conforme a la tradición. Durante un año vestirán de negro o blanco (preferentemente de negro) y las fábricas textiles ya están planificando para abastecer el mercado.

 

Un halo divino

Bhumibol tenía 88 años y llevaba 70 en el trono. Era venerado como una vieja reliquia santificada, un semidiós. Este halo casi divino lo cultivaron los estrategas de la monarquía con leyes especialísimas. La Ley de Lesa Majestad prohíbe cualquier crítica al rey y a sus decisiones. Hiciera lo que hiciera, lo cubrían de alabanzas porque las críticas están castigadas con penas de prisión que pueden llegar a los 15 años. El monarca y la reina Sirikit eran la imagen de la felicidad y de ellos se derivaba la dicha a todo el país, decían algunas canciones. A los periodistas extranjeros que trabajan allí también les afecta la Ley de Lesa Majestad e incurren en las mismas penas que los nacionales. Durante su reinado hubo 19 golpes de Estado y 19 Constituciones, el poder estuvo muchas veces en manos de generales. Bhumibol era quien aprobaba y legitimaba los golpes. Un golpe rechazado por el rey no triunfaba. Cuando el poder político encallaba en un problema o desataba una crisis, los militares lo desatascaban por las bravas. Las liturgias alrededor de los soberanos resaltaban su carácter semidivino y el pueblo lo fue asumiendo.

Sin embargo, el príncipe heredero ya es otra cosa. La opinión pública le detesta, aunque evita expresarlo. Maha Vajiralongkorn juró como príncipe heredero cuando tenía 20 años y ahora tiene 64. Su vida ha estado rodeada por escándalos de todo tipo, desde financieros hasta sexuales. Se ha casado y divorciado tres veces y tiene hijos de todas sus esposas. Según unos cables enviados a la Secretaría de Estado por el embajador estadounidense de Bangkok y filtrados por Wikileaks, el príncipe heredero tiene un carácter violento e inestable. Los mensajes basaban la información en las confidencias de tres miembros del Consejo Privado de Su Majestad. Lo que causó desconcierto y estupor entre los tailandeses fue la filtración de un vídeo filmado con motivo de la celebración del 30 cumpleaños de su tercera esposa. En las imágenes se ve al príncipe y a su consorte rodeados de camareros y ayudantes durante la cena. Hasta ahí todo normal, pero lo llamativo era que la esposa estaba ataviada solo con un tanga. Después se tumbaba en el suelo dándole un trozo de pastel a su perro.

La gran pregunta

Maha Vajiralongkorn ha dicho que no quiere subir al trono durante el tiempo del luto. Aquí salta la pregunta: ¿esta decisión ha sido por iniciativa propia o por presión del Gobierno del primer ministro Chan-o-cha? No se descarta que tanto el primer ministro como el presidente del Consejo Privado del Rey, los dos generales, le hayan aconsejado la espera mientras ellos ponen orden en el poder. Los golpistas que ahora gobiernan tenían decidido convocar elecciones el año que viene y lo más probable es que las retrasen a 2018. Del heredero sospechan que puede facilitar la vuelta al poder de la familia Shinawatra, con la que mantiene magníficas relaciones. La presidenta derrocada era Yungluck Shinawatra, que mantiene aspiraciones de retomar el poder, y eso quieren frenarlo de raíz los generales.