Esperando a Melania

09 / 02 / 2017 Krissah Thompson (The Washington Post)
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

La primera dama apenas se ha dejado ver desde la toma de posesión de su marido. ¿Se resiste a aceptar su nuevo papel o espera el mejor momento para saltar al escenario?

(Patrick Semansky / AP)

Melania Trump ha completado sus primeras dos semanas como primera dama, un título que automáticamente la convierte en una de las mujeres más destacadas de Estados Unidos. Pero aun así apenas se la ha podido ver. Lució una elegante figura en la ceremonia de toma de posesión de su marido y en los bailes inaugurales. Pero dos días después, y como dijo que haría, volvió a Nueva York para cuidar de su hijo Barron, de 10 años, que sigue yendo al colegio allí.

Mientras tanto no ha dado muchas pistas de hasta qué punto tiene intención de asumir la vida de un personaje público. Dicen que está eligiendo a su equipo, pero no ha hecho apariciones públicas desde el servicio religioso al que asistió la mañana después de la toma de posesión. No ha concedido entrevistas a los medios como primera dama, y tampoco ha indicado de forma exacta cuál quiere que sea su nuevo papel.

“La gente espera información, y ella no la está dando –afirma Lauren Wright, analista política y autora del libro On behalf of the president–. Es interesante el hecho de que parece que no hay intención de construir su imagen pública a pesar del interés de la gente”.

De cualquier modo, el Ala Este u oficina de la primera dama está teniendo un arranque inusualmente lento. Hace poco se tuvo noticia de que Melania había contratado a su primera colaboradora. Se trata de Stephanie Winston Wolkoff, una diseñadora de eventos de Nueva York que según fuentes informadas trabajará como asesora principal.

Pero aun así quedan muchos puestos clave que no han sido ocupados, como el de jefe de gabinete, director de comunicación o portavoz. Este último puesto es tan importante que ya se ha ofrecido una voluntaria para la tarea. Es Jessica Boulanger, una antigua empleada del Capitolio que en este momento es la vicepresidenta de comunicación de Bussines Roundtable, organización que agrupa a las grandes corporaciones estadounidenses.

Más sorprendente aún es que todavía no se ha nombrado a un jefe de protocolo encargado de planificar todos los eventos de la Casa Blanca. La mayoría de las administraciones anteriores hicieron este nombramiento antes de la toma de posesión.

Y en medio de este silencio, ya hay quien está haciendo conjeturas. Los frikis de Internet se pasan el día diseccionado las expresiones faciales y el lenguaje corporal de la primera dama durante la toma de posesión, y describen muchas de las interacciones con su marido como tensas (hay un momento en que él deja a Melania varios pasos por detrás al acercarse a los Obama en las escaleras de la Casa Blanca, mientras que en otra parece que ella frunce el ceño a su espalda). El hashtag #FreeMelania (liberad a Melania) prendió en Twitter.

Pero todo parece bien en los perfiles de redes sociales oficiales del matrimonio. Aunque a veces han reaccionado frente a burlas, nunca han respondido a las conjeturas de Twitter sobre este asunto, que han surgido en medio de controversias mucho mayores que afectan a la Administración. La cuenta del presidente Trump, @POTUS, emitió un tuit de agradecimiento a su familia con una foto de su mujer sonriendo. Melania, que no ha tuiteado nada desde el día de la toma de posesión, solo ha enviado un mensaje desde su cuenta @FLOTUS en el que decía que se sentía “tremendamente honrada” de servir al país como primera dama.

Ella ha entrado en la Casa Blanca con las menores tasas de aprobación de cualquier primera dama moderna. Solo el 37% de los ciudadanos tenía una opinión favorable sobre ella, según una encuesta de Gallup del 16 de enero, y el mismo porcentaje de ciudadanos tenía una opinión desfavorable. Michelle Obama, Laura Bush y Hillary Clinton tenían tasas de aprobación por encima del 55% cuando se convirtieron en primeras damas.

Los estadounidenses están acostumbrados a ver a la primera familia junta, afirma Myra Gutin, profesora de la Rider University y autora del libro The president’s partner. Y la decisión de esta exmodelo nacida en Eslovenia de vivir por el momento en Nueva York podría estar agudizando las percepciones negativas sobre ella. (Melania ha afirmado que intenta ir a Washington los fines de semana para ver al presidente).

“Podría darle a la Administración un pequeño toque de suavidad, porque lo cierto es que algunas decisiones sobre el presidente las tomamos en función de su familia –afirma Gutin–. Ivanka y su familia están ahí, pero si también estuviera el hijo pequeño de los Trump habría un sentimiento diferente”.

Estas discretas primeras semanas de Melania Trump podrían ser síntoma de que se está resistiendo a someterse al escrutinio público. Pero también podría ser que simplemente estuviera tomándose su tiempo para decidir cómo será su presencia en los medios.

Cada primera dama acepta el desafío a su modo. Es algo que evoluciona con el tiempo –afirma Ann Stock, antigua jefa de protocolo de la Casa Blanca–. Lo primero (y prioritario) para todo presidente y primera dama es hacer que su familia se sienta cómoda”.

Michael D’Antonio, biógrafo de Donald Trump, afirma que Melania “parecía decidida a preservar su privacidad” cuando él la conoció. “Él le pidió en broma que me dijera que era un gran marido, y ella obedeció. Sin embargo, huyó de la habitación en cuanto tuvo ocasión –destaca D’Antonio–. Preveo que se comportará de manera elegante cuando actúe como primera dama, pero no me sorprendería que se limitara a un compromiso mínimo con su nuevo papel”.

¿Es relevante que se esté tomando su tiempo con el nuevo cargo? Un antiguo cargo de la Casa Blanca destaca que el personal que llega después de los primeros días de una Administración puede encontrar dificultades a la hora de adaptarse a una organización tan grande (asumiendo, por supuesto, que Melania Trump quiere ganar influencia en este espacio).

El cargo no es solo simbólico: los tribunales federales han dictaminado que la primera dama es un cargo público “de facto”, mientras que el Congreso ha autorizado dotarle de personal para que ayude al presidente, afirma MaryAnne Borrelli, profesora de Ciencia Política del Connecticut College y autora del libro The politics of the president’s wife.

Mientras tanto, hay más de 228 años de tradición rodeando el cargo, y Melania Trump será comparada con las mujeres que lo ocuparon antes que ella, tanto si decide aceptar el reto como si no.

Michelle Obama, a quien Melania ha dicho que admira, al principio también se resistía a ser primera dama. Ella también temía criar a sus hijos bajo los focos. Pero desde el principio ella se situó como una pieza clave del Gobierno de su marido. Al tiempo que se promocionaba como “madre-en-jefe”, Michelle Obama ya tenía un equipo encargado de su agenda cuando entró en la Casa Blanca. Y en su segunda semana empezó un tour por distintas agencias federales para dar las gracias a los funcionarios por su trabajo.

Sin embargo, otras primeras damas no han dado a conocer sus agendas hasta pasados meses. Melania ya ha mencionado un asunto por el que quiere luchar, el cyberbulling, que se estima que afecta a una cuarta parte de los adolescentes, aproximadamente. Los expertos en el tema dicen que aún no han oído nada al respecto de la primera dama, pero que están deseando colaborar.

“Todo el mundo está en cierto modo a la expectativa, como preguntándose ‘¿qué tipo de persona va a ser?”, afirma Junstin W. Patchin, codirector del Centro de Investigación del Cyberbullying. “Ella es un personaje público muy conocido. Como mínimo podrá incrementar la atención sobre este asunto”.

Jane Hampton Cook, novelista y autora de conocidas obras sobre la Casa Blanca, afirma que la reserva de Melania podría aumentar el interés hacia ella cuando finalmente decida salir a la luz pública. Recuerda un breve discurso que la entonces futura primera dama dio en Pennsylvania casi al final de la campaña, y en el que prometió que se convertiría en “abogada de las mujeres y de los niños”.

“Me encontré con que la estaba escuchando porque hacía tiempo que no oía nada sobre ella –afirma Cook–. A veces menos es más, y ella representa este lado de la ecuación. Su marido es más, más, más...”.

Grupo Zeta Nexica