Los asesinatos secretos de la CIA

21 / 11 / 2013 12:19 Fernando Rueda
  • Valoración
  • Actualmente 2.5 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 2.5 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

La obligación de desclasificar documentos confidenciales ha permitido corroborar el papel de la agencia de inteligencia en crímenes políticos.

La historia de la CIA, el servicio secreto de Estados Unidos, está marcada por reuniones como la que tuvo lugar en enero de 1975. William Colby, director de la agencia, informó al presidente Gerald Ford de que tenían “una institución que ha hecho algunas cosas que no debería haber hecho”. Ese mismo mes, el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, se sinceró ante el presidente: “Si todas las historias salen a la luz, correrá sangre”.

Desde su creación en 1947, la CIA ha sido la agencia de espionaje que más se ha visto involucrada en conspiraciones de todo tipo, sin que haya sido posible demostrar su juego sucio hasta que el paso de los años lo ha contrastado. Algo que en Estados Unidos es posible, dada la obligación de desclasificar los papeles secretos, aunque sea cuarenta años después de haber sido escritos. A veces nos enteramos de su participación en crímenes mundiales gracias al testimonio de alguno de los implicados. Es el caso de lo ocurrido con el asesinato del presidente John F. Kennedy. Como en todas las conspiraciones, las extrañas circunstancias que rodearon el magnicidio siempre dejaron abierta la posibilidad de que hubiera alguien más detrás de Lee Harvey Oswald, el hombre que disparó el arma, dos de cuyas balas impactaron en el cuerpo del presidente. Los misterios giran alrededor de la posible existencia de un segundo tirador que nunca fue identificado. También resultaba asombroso el hecho de que Oswald fuera asesinado dos días después del atentado. Las investigaciones oficiales nunca aportaron datos sobre la autoría más allá de endosársela a la locura de Oswald. Pero muchos especularon con que los hilos fueron movidos por la Mafia, Fidel Castro o la CIA.

Momentos antes de fallecer, Howard Hunt, un miembro de la CIA, contó a su hijo que Lyndon B. Johnson, el presidente que sustituyó a Kennedy, había sido el autor intelectual del asesinato alentando a agentes de la CIA, entre los que estaban el propio Hunt y Cord Meyer, cuya esposa mantenía, al parecer, una aventura amorosa con Kennedy para que lo llevaran a cabo.

John Lennon, el hombre más vigilado.

La presencia de la CIA nunca ha desaparecido de otro de los asesinatos que dieron la vuelta al mundo y que todavía hoy se recuerda, el del cantante John Lennon, en la puerta de su casa, en el edificio Dakota de Nueva York. Las sospechas siempre señalaron a los agentes, que le habían tenido en su objetivo desde mediados de los años 60 del pasado siglo manifestó que los Beatles eran más populares que Jesucristo. El espionaje sobre el cantante inglés por parte del FBI y la CIA fue tan intenso que el propio Lennon declaró con sorna que nunca había visto aparecer a tantos técnicos por su casa a arreglarle el teléfono. Su vida desde ese momento estuvo plagada de seguimientos, escuchas, amenazas de denegación del permiso de residencia o campañas contra él en las que se le acusaba de resultar nocivo para Estados Unidos.

En una época en la que la CIA estaba inmersa en el programa MK Ultra para controlar la mente humana y convertir a personas normales en asesinos sin voluntad propia, su asesinato levantó sospechas entre los especialistas en conspiraciones. Mark David Chapman lo asesinó el 8 de diciembre de 1980 y años después describió aquel momento: “Pasó a mi lado y escuché en mi cabeza: ‘Hazlo, hazlo, hazlo’. Debí de hacerlo, pero no recuerdo siquiera haber apuntado, o como quieran llamarlo. Simplemente apreté el gatillo cinco veces”.

Che Guevara: la pesadilla de la agencia.

Cuatro años después del asesinato de Kennedy perdía la vida Ernesto Guevara, más conocido como Che Guevara. El hombre cuyo retrato sigue estampado en millones de camisetas de jóvenes que le recuerdan como un mito revolucionario, fue una pesadilla para la CIA desde que se convirtió en los años sesenta en líder del movimiento guerrillero latinoamericano. Los espías estadounidenses querían liquidarle, pero no deseaban aparecer como los responsables. Durante años la agencia le persiguió para hacerle desaparecer y lo consiguieron en Bolivia, aunque el ejecutor directo no fue un agente sino las tropas bolivianas. De hecho, la versión oficial en un primer momento fue que había muerto en combate. Sin embargo, un informe desclasificado posteriormente reconoce que fue la CIA quien impulsó su asesinato y se descubrió que la foto de su cadáver fue hecha por Félix Rodríguez, el agente de la CIA que ordenó su ejecución.

El caso Lumumba.

Una de las operaciones en las que existe la casi certeza de la presencia de la CIA, aunque no ha podido ser autentificada, es el asesinato de Patrice Lumumba, el primer jefe de Gobierno elegido democráticamente en el Congo en 1960. Creador del Movimiento Nacional Congolés, opositor al dominio belga, en 1958 se convirtió en un líder político apoyado por el pueblo. Bélgica decidió conceder la independencia al Congo y Lumumba ganó las elecciones. Poco diplomático, hizo un discurso de toma de posesión de corte socialista, a favor de la igualdad y en contra del imperialismo: “Nunca más seremos vuestros monos”. Aislado por Estados Unidos, Francia y Bélgica, se alió con los soviéticos, lo que supuso la gota que colmó la paciencia de la CIA. La agencia promovió un golpe de Estado con el apoyo del presidente Dwight Eisenhower. El 17 de enero de 1961 Lumumba fue asesinado. La versión oficial atribuyó su muerte a un ajuste de cuentas entre los propios congoleños. La realidad fue que EEUU y Bélgica le quitaron de en medio por intereses comerciales.

Secuestro y asesinato de Aldo Moro.

El 9 de mayo de 1978, las Brigadas Rojas asesinaron al que había sido dos veces primer ministro de Italia, Aldo Moro. Casi dos meses antes había sido secuestrado en una operación en la que sus cinco escoltas fueron asesinados. Un acto terrorista difícil de entender cuando la Democracia Cristiana, a la que él representaba, y el Partido Comunista habían firmado un pacto para erradicar la corrupción política. Su viuda declaró años después que el asesinato de su marido se produjo tras unas amenazas lanzadas por “una figura de la política americana de alto rango”. Cuando el juez le preguntó en qué consistían esas amenazas, Eleonora Moro explicó: “O abandonas tu línea política o lo pagarás con tu vida”. Una frase que atribuyó, nada más y nada menos, que a Henry Kissinger. Antes de morir, el importante empresario Gianni Agnelli habló sobre el asunto en un tono intrigante: “¿El asesinato de Aldo Moro? Nada se sabrá mientras los asesinos vivan. ¿Las Brigadas Rojas? No, no... Ellos fueron los ejecutores, sí, pero no los verdaderos protagonistas”.

Omar Torrijos y otros accidentes aéreos.

En Panamá tienen pocas dudas de quién estuvo detrás del accidente que costó la vida a su presidente Omar Torrijos el 31 de julio de 1981. Tras conseguir la devolución del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos y comenzar a establecer una política de alianzas internacionales al margen de los estadounidenses, ese día su avión se estrelló. Investigaciones posteriores defendieron la tesis de que el accidente había sido un asesinato de la CIA, porque las conversaciones que había emprendido Torrijos con empresarios japoneses para construir un canal a nivel por Panamá perjudicaban los intereses estadounidenses. Las investigaciones sobre el posible sabotaje del avión desaparecieron durante la invasión de Panamá por EEUU en 1989. Aunque nadie previó que Manuel Antonio Noriega –el depuesto presidente– dispusiera de una copia de los documentos en los que se acusaba a la CIA– del asesinato. Su abogado presentó los papeles ante el juzgado en EEUU, pero no fueron aceptados alegando que era información clasificada. Unos meses antes del fallecimiento de Torrijos el entonces presidente de Ecuador, Jaime Roldós, elegido democráticamente tras una década de dictaduras, perdió la vida... en un accidente de avión.

 

Camelot es hoy objeto de añoranza. Nada más. Los Pendragon de EEUU no volverán. Ni ellos ni su país son ya los mismos. Pero jamás serán olvidados. Como todas las hermosas leyendas.

Grupo Zeta Nexica