El truculento fin de Kim Jong-nam

07 / 03 / 2017 Alfonso S. Palomares
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La extraña muerte del hermanastro del dictador de Corea del Norte en el aeropuerto de la capital malaya, en una secuencia digna de una película de espías, apunta directamente a un asesinato de los servicios secretos norcoreanos.

En la imagen de la izquierda, Kim Jong-nam. A la derecha, su hermano, Kim Jong-un, el dictador de Corea del Norte. Foto: Shizuo Kambayashi, Wong Maye/AP

Cuando se haga una película, que sin duda se hará, sobre el truculento asesinato de Kim Jong-nam, hermano mayor del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, seguro que ganará el Oscar al mejor guion y posiblemente a la mejor película. Cualquier novela o película queda desbordada por la realidad de este crimen y sus pintorescos y trágicos entornos.

Era la mañana del pasado 13 de febrero cuando Kim Jong-nam llegaba al aeropuerto internacional de la capital de Malasia, Kuala Lumpur, para coger un avión con destino a la ciudad china de Macao. Selló la tarjeta de embarque y, cuando avanzaba por sala de la terminal, se le acercaron dos mujeres; una de ellas le tiró del pelo y la otra le roció con un espray, Jong-nam cambió de color y tambaleándose, se acercó a uno de los mostradores donde apenas pudo decir: “Mucho dolor, mucho dolor. Me han rociado con un líquido”. Se desplomó y murió entre quince y veinte minutos después a bordo de la ambulancia que lo trasladaba al hospital. El venenoso líquido resultó ser el VX, un agente letal que ataca directamente al sistema nervioso. Este agente químico es un líquido oleoso e incoloro que no tiene olor ni sabor. No es fácil de obtener y son pocos los países que lo poseen.

La escena fue filmada por las cámaras de aeropuerto y las imágenes permitieron identificar y detener a las dos mujeres protagonistas de los hechos, la indonesia Siti Aisa y la vietnamita Don Thi Huong. Reconocieron los hechos, pero afirmaron que creían que estaban actuando para un programa de televisión análogo al Inocente, inocente, trabajo por el que habían cobrado 90 dólares (85 euros).

El jefe de la Policía malaya, analizando las circunstancias y la formación de Siti Aisa, dice que es posible que sea verdad lo que dice. El caso de la vietnamita es diferente, cabe la posibilidad que forme parte de la conjura. Ambas han sido acusadas de asesinato por las autoridades malayas. El Gobierno de Corea del Sur acusó inmediatamente a Corea del Norte y concretamente al “admirado camarada” Kim Jong-un como el autor de la orden del asesinato. En todo el mundo se dio amplia información del acontecimiento, menos en Corea del Norte, pero ya se sabe que este país pertenece al reino de las sombras. No conocemos su realidad y ellos no conocen la nuestra.

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