¿Experimentados o viejos?

23 / 01 / 2018 Barbara Beck
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La discriminación por edad será un tema candente en 2018.

Foto: Saul Loeb/AFP/Getty Images

En 2018 la generación del baby boom, que abarca a los nacidos entre mediados de los 40 y de los 60, se jubilará de forma masiva. En Estados Unidos la mayoría de sus integrantes tienen ya más de 60 años, e incluso los más jóvenes están ya en edad de tener que ir pensando en su retiro.

Los baby boomers son la generación más exitosa, individualista y llena de confianza de la historia. También serán los más longevos. En los países ricos la esperanza de vida se ha incrementado dos años por década durante la mayor parte de los siglos XX y XXI. En los países de la OCDE, a una persona que hoy tenga 65 años le cabe esperar vivir otros 20 años más de media. Y con la caída de las tasas de natalidad en los países ricos, la proporción de mayores de 65 años en los países de la OCDE hoy es del 16% y llegará al 25% a mediados de siglo.

Pero a pesar de que muchos baby boomers han gozado de vidas envidiables, ahora se enfrentan como grupo a un problema: muchos empleadores ya no los quieren. En un mundo centrado en la juventud, muchas veces se desprecia a los trabajadores mayores.

De media, los baby boomers gozan de una posición económica confortable. En Estados Unidos los mayores de 50 acumulan más del 40% de los ingresos después de impuestos. Muchos ya disfrutan de pensiones mucho más generosas de las que les cabe esperar a sus hijos. Pero no a todos les va tan bien, y muchos necesitan seguir trabajando para llegar a fin de mes. Otros (en torno a la mitad) querrían seguir trabajando simplemente porque les gusta.

Pero podrían no tener esa posibilidad, ya que los empleadores tienden a prescindir de los trabajadores más viejos debido a que les atribuyen menos vigor físico y mental, menos pericia con las nuevas tecnologías y menos apertura frente a los cambios. Para demostrar que se equivocan, muchos baby boomers pueden reciclarse como consultores para el autoempleo, aunque podrían no tener tanto trabajo como desearían. Otros renuncian al trabajo remunerado y optan por algún tipo de voluntariado.

Es cierto que una persona mayor posee menos fuerza física que una joven y que puede ser más lenta. Pero muchas veces los empleadores se guían por prejuicios. La inferioridad física se puede compensar con tecnología, y la menor capacidad de reacción puede superarse con frecuencia por el conocimiento y la experiencia. Los trabajadores veteranos tienen habilidades para las que a los empleadores les cuesta encontrar reemplazo. En Alemania las empresas están tirando la casa por la ventana para retener y contratar a ingenieros veteranos. Además, los trabajadores mayores son en muchos casos más concienzudos que los jóvenes, y las investigaciones demuestran que los equipos formados por personas de diferentes edades funcionan especialmente bien.

Entonces, ¿qué se podría hacer para evitar que se desperdicie el potencial de los trabajadores mayores? En la medida en que la discriminación por edad se basa en el prejuicio más que en el argumento racional, ha de ser combatida en varios frentes. Prohibirla por ley sería un buen comienzo, y en algunos países ya existe regulación al respecto. Otra buena idea es aumentar gradualmente la edad mínima para percibir una pensión estatal, algo que también se está haciendo ya

Me necesitarás después de que cumpla 65

Pero lo que más urge cambiar son las actitudes. Ser más cuidadoso con el lenguaje ayudaría (por ejemplo, hablar de “tsunami de canas” les hace parecer un problema). También sería beneficioso un enfoque más abierto con respecto al reciclaje laboral. Los empleadores a menudo no tienen en cuenta a los trabajadores mayores para los cursos de innovación. Pero si estos empleados no actualizan sus capacidades, trabajarán peor y entonces el prejuicio se convertirá en una profecía autocumplida. En este momento ya está plenamente aceptado que la formación ha de durar toda la vida laboral y no limitarse a sus comienzos. Las universidades de Harvard y Stanford acaban de lanzar programas de un año de duración para enseñar a las personas ambiciosas con más de 50 años a que se reinventen en su madurez laboral.

Y lo más importante: ambas partes se necesitan. Las personas que trabajan más allá de la edad de jubilación suelen querer más flexibilidad; quizá menos horas de trabajo, o más control sobre cuándo y cómo lo hacen. Pero a cambio aceptan abandonar sus reivindicaciones sobre subidas salariales o antigüedad y aceptan recibir órdenes de personas más jóvenes.

En muchos ámbitos de la vida ya se sabe que las personas mayores harán un buen trabajo. Existe un amplio consenso sobre el hecho de que Warren Buffett y George Soros, que cumplirán ambos 88 años en 2018, son buenos gestionando dinero. Lo mismo les ocurre a los septuagenarios Rolling Stones. La media de edad de los presidentes de las empresas es de 54 años. ¿Son lo bastante viejos?

Barbara Beck: jefa de Especiales de The Economist

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