Menos bebés

12 / 01 / 2018 Joel Budd
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Comienza una nueva tendencia.

Durante gran parte de la historia moderna hay una cosa que siempre ha sido cierta: el número de bebés siempre ha sido creciente. A pesar de que la tasa mundial de fertilidad no ha dejado de caer desde los 60, el número de mujeres ha aumentado rápidamente, y por tanto la cantidad de bebés. Los nacimientos se redujeron un poco en los 70 y en los 90, pero fueron pequeñas interrupciones en una escalada constante.

Ahora el mundo está llegando a la cima. La ONU calcula que en 2018 habrá 140,89 millones de nacimientos, es decir, 61.000 menos que en 2017 (ver gráfico). Se espera que el número de bebés descienda durante muchos años, y que luego suba ligeramente antes de alcanzar su pico a finales de la década de 2040, un 1,5% por encima de las cifras actuales. Se cree que tanto los ascensos como los descensos serán graduales, aunque sabemos muy poco de algunos países grandes (el último censo del Congo, por ejemplo, data de 1984). La representación gráfica no tiene el perfil limpio del monte Fuji, sino el achatado de la montaña galesa de Snowdon, coronada por una cresta rugosa que a menudo está oculta por las nubes.

Los niños de 2018 tendrán un perfil diferente. Asia generará la mitad de los bebés del mundo, como siempre, pero de forma cada vez más justa. El continente está perdiendo esta primacía a favor del África subsahariana. Si en 1990 solo el 19% de los bebés nacían en África, en 2018 lo hará el 31%. Si la ONU no se equivoca, a finales de la década de 2050 nacerán más niños en Nigeria que en China. Es un síntoma temprano de una de las grandes tendencias de este siglo: la africanización de la población mundial.

Los que temían el aumento de la población global siempre habían mirado hacia Asia. La obra de 1968 de Paul Ehrlich La explosión demográfica ponía el foco en India. Pero esto ya no es así. Ahora el país ronda la “tasa de reemplazo”, es decir, es algo superior a los 2,1 hijos por mujer. Bangladés y México podrían estar generando menos bebés de los necesarios para mantener el crecimiento natural de sus poblaciones. Brasil e Irán ya están por debajo de este nivel, lo mismo que Estados Unidos y Europa.

Conforme los bebés de 2018 vayan creciendo darán lugar a nuevos patrones de emigración. Debido a que en América Central nacen menos niños, Estados Unidos tendrá menos presión en su frontera Sur. El corredor migratorio al que habrá que prestar atención será aquel que una los países africanos con los asiáticos, que envejecen rápidamente.

En muchos sentidos este descenso del número de bebés es una buena noticia. Una alta tasa de nacimientos puede ser indicativa de que las mujeres no controlan su maternidad, ya sea por falta de anticonceptivos o falta de autoridad sobre su propio cuerpo. Pero esto puede dar lugar a nuevas angustias. India se está llenando de clínicas de fertilidad. Algunas realizan abortos ilegales de niñas no deseadas, pero otras muchas atienden a parejas que esperaron demasiado para tener hijos y ahora les cuesta. Lo que en un tiempo fue un problema del mundo rico ahora se está globalizando.

Joel Budd: jefe de Asuntos Sociales de The Economist

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