Hacia un hackeo físico

09 / 01 / 2018 Nicholas Barrett
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Nuevas formas de ciberterrorismo.

Target, Yahoo, Equifax... La lista de víctimas destacadas de ciberataques ya es larga, y probablemente aumente en 2018. Pero el año que viene a las empresas de seguridad les preocupará una nueva y potencialmente más inquietante generación de hacking. Esta no solo causará estragos financieros, sino también físicos.

Las infraestructuras críticas de los países industrializados (hospitales, ferrocarriles, sistemas de defensa nuclear, etc...) no pueden ser hackeadas solo en función de su conexión a una red, porque también dependen de un continuo torrente de datos para funcionar con eficacia. Ya se trate de estaciones, aeropuertos, autopistas o plantas generadoras, todos operan en función de datos actualizados al minuto e incluso al segundo. ¿Pero qué ocurriría si esos datos pudieran ser alterados por los saboteadores?

El pasado mes de junio el capitán de un barco cercano al puerto de Novorossiysk, a 80 kilómetros al este de Crimea, de repente se dio cuenta de que el GPS le estaba dando información errónea: el barco estaba en el agua, y no 32 kilómetros tierra adentro. Otros 20 buques que estaban en la zona sufrieron el mismo problema.

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