¡Que viva el circo!

10 / 01 / 2018 Isabella Monson
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Se cumplen 250 años del mayor espectáculo del mundo.

Que empiece el mayor espectáculo del mundo

Philip Astley, jinete y acróbata del siglo XVIII, tenía talento y audacia, demasiada para algunos. Tras probar con diferentes diámetros de pista, este antiguo militar de caballería descubrió que galopar alrededor de un círculo de 13 metros generaba la fuerza centrífuga ideal para mantener el equilibrio sobre la grupa del caballo mientras realizaba acrobacias. En 1768 construyó un anfiteatro en Westminster, Londres, donde hacía exhibiciones por las tardes. Además de espectaculares números ecuestres –su esposa Patty cabalgaba envuelta en un enjambre de abejas–, su espectáculo incluía otros artistas como acróbatas y payasos. Uniendo estos elementos, Astley creó el primer circo.

Para celebrar 250 años de sonrisas, lentejuelas, domadores, trapecios voladores y carpas a rayas de colores, Dea Birkett, exartista de circo, creó Circus250, que organizará eventos en todo el Reino Unido e Irlanda durante 2018. De abril a septiembre se centrará en seis ciudades importantes para la cultura del circo: Londres, donde se celebró el primer evento; Bristol, donde se da la mayor concentración de compañías contemporáneas de circo; Blackpool, con la pista permanente más antigua; Belfast, centro del circo social (utilizan el entrenamiento circense para unir comunidades); Norwich, lugar de nacimiento de Pablo Fanque, primer propietario negro que dirigió durante 30 años el circo más popular de la Gran Bretaña victoriana; y Newcastle-under-Lyme, donde nació Astley. Birkett quiere que el circo sea reconocido como una forma de arte, se conmemore su importancia histórica y se conozca su significado actual.

Desde 1768, el circo creció y cambió, moldeado por cada compañía familiar y cada país al que llegó. Una vez expandido por toda Europa, llegó a América en 1793, donde se fue convirtiendo en un negocio cada vez mayor. Durante el siglo siguiente, los circos también fueron casas de fieras, espectáculos de rarezas biológicas (freak show) y grandes carpas. Cuando el circo llegaba a una ciudad, las escuelas cerraban y la gente se ausentaba del trabajo. En manos de Ringling Bros y Barnum & Bailey, el “mayor espectáculo del mundo” podía atraer hasta 16.000 espectadores.

Más recientemente, con la pantalla de televisión mandando sobre los demás espectáculos y la presión de los grupos animalistas, famosos circos como Ringling Bros y Barnum & Bailey han cerrado en 2017. Pero el circo siempre ha sido innovación, atrayendo otras artes y talentos, ya sean malabaristas de pies chinos, gimnastas soviéticos o teatro de vanguardia francés. El circo contemporáneo, desde la década de 1970, se centra en la narración, los personajes y las habilidades humanas. Cirque du Soleil, de Canadá, es el ejemplo más notable: diez millones de personas vieron sus espectáculos en 2016. Otros triunfan ofreciendo una visión romántica de las raíces del circo. Giffords es un “circo rural” que recorre la campiña inglesa en carromatos de feria y solo utiliza animales domésticos, como caballos, perros y gallinas.

Como Astley, los artistas de circo siguen encontrando maneras de asombrar y sorprender. Mientras la humanidad tenga capacidad de maravillarse, el espectáculo debe continuar.

Isabella Monson:corresponsal freelance

Grupo Zeta Nexica