Empleos del futuro

12 / 01 / 2017 Tom Standage
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Tom Standage, subdirector de The Economist, juega a adivinar las tendencias laborales más destacadas de 2017. 

Hay mucho miedo a que los robots estén a punto de generar un desempleo masivo. Pero hasta ahora no hay muestras de ello. En su lugar, parece que la automatización está desplazando a las personas de empleos rutinarios, como trabajos de fábrica, a otros no rutinarios, especialmente aquellos que exigen habilidades sociales y cognitivas. El progreso tecnológico provocará un cambio en la naturaleza de los trabajos disponibles y en las habilidades que requieren.

Es imposible saber con seguridad cuáles serán estos trabajos. Los luditas, que se opusieron a la mecanización de la manufactura de tejidos a comienzos del siglo XIX, no podían imaginar que vendrían sectores nuevos como el ferrocarril, la telegrafía y la electrificación. Pero hay dos herramientas que nos pueden ayudar a tratar de identificar los empleos del futuro próximo: las puras estadísticas y nuestra intuición predictiva.

Primero, las estadísticas. La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos publica cada dos años un informe muy útil que interpreta las tendencias actuales (la más reciente, entre 2014 y 2024) para predecir las tasas de crecimiento de los distintos tipos de empleo. ¿Qué categoría está creciendo más rápido?

En cabeza, con un crecimiento del 108%, se encuentra el trabajo de técnico de aerogeneradores. No es algo sorprendente dada la rápida expansión de las energías renovables, una tendencia que parece que continuará durante muchas décadas. En el futuro habrá muchos más aerogeneradores, y habrá que arreglarlos cuando se estropeen.

Otra tendencia que durará muchas décadas y que sin duda generará empleos es el envejecimiento poblacional en muchos países. Esto incluye crear empleos como asistente de terapia ocupacional (+43%), asistente de fisioterapia (+41%), asistencia a domicilio (+38%), audiólogo (+29%), especialista en salud auditiva (+27%) y optometrista (+27%).

En los negocios, las empresas están acumulando más y más datos sobre sus clientes y sobre sus propias operaciones, por lo que ser capaz de interpretar estas informaciones será una ventaja competitiva. De ahí que no sea una sorpresa que los estadísticos (+34%) y los analistas de investigación en operaciones (+30%) estén entre las profesiones que más crecen.

En medicina, el bajo coste de la secuenciación genética está abriendo nuevas posibilidades de investigación y tratamiento. Esto explica el aumento de la demanda de asesores genéticos (+29%).

Pero estas estadísticas están limitadas por el hecho de que miden el crecimiento de tipos de trabajo que ya existen. Para imaginar tipos de trabajo totalmente nuevos solo cabe hacer conjeturas.

Una tendencia emergente es la interactuación con empresas y servicios on line a través de interfaces conversacionales, ya sean de voz o de mensajes de texto. Los principales ejemplos son Siri, de Apple, Alexa, de Amazon, y Cortana, de Microsoft. Pero hay muchas empresas que están creando robots parlantes corporativos que pueden dar información o responder a las preguntas de los clientes. Estos robots necesitan especialistas que les hagan interiorizar las reglas de la empresa, escriban sus diálogos y les mantengan actualizados. Un tipo de trabajo que podría ser conocido como “adiestrador de robots”.

Ejércitos de técnicos

Mientras, los vehículos autónomos o drones están tomando los cielos y las carreteras. Los drones ya se usan en labores agrícolas, de preservación de vida salvaje, de investigación científica y de asistencia humanitaria. Necesitarán ejércitos de técnicos y personal de apoyo.

La necesidad de alimentar a las poblaciones urbanas crecientes está impulsando el rápido crecimiento de la producción de comida hidropónica y aeropónica, lo que creará empleos de granjeros indoor. La combinación de la biología con la impresión 3-D está siendo aprovechada por los ingenieros de tejidos sintéticos para crear órganos humanos artificiales. Y a pesar de que este campo aún está dando sus primeros pasos, cabe esperar que la realidad aumentada (la superposición de gráficos informáticos sobre el mundo real) sirva para incrementar la demanda de diseñadores de realidad virtual que creen joyería, ropa y accesorios para engalanarnos digitalmente.

Inspirada por las historias clásicas de robots de Isaac Asimov, mi hija de 16 años quiere ser psicóloga de robots. “Ese trabajo no existe”, le respondió su consejera escolar. “Cierto –contestó mi hija– pero probablemente sí exista en 2025”.

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