Manuales obsoletos

11 / 01 / 2017 John O’Sullivan
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En un mundo con bajo crecimiento, las certezas económicas tradicionales deben revisarse.

Algunas cosas en economía deberían ser de una previsibilidad perfecta año tras año. La contención de salarios en Alemania es una de ellas. La miseria económica de Argentina, otra. Los implacables inspectores fiscales son casi tan inevitables como los propios impuestos (y como la muerte misma). Pero 2017 se está perfilando como un año en que habrá que revisar por completo muchas de estas leyes de hierro. Hay tres tendencias que habrá que seguir de manera especial.

La primera, los efectos a largo plazo de los tipos de interés negativos en Japón y en gran parte de Europa occidental empezarán a influir en la economía de manera extraña, como por ejemplo en la forma de recaudar impuestos. En segundo lugar, los países con gran fama de ahorradores, particularmente Alemania, empezarán a gastar con más alegría. Y la tercera tendencia revolucionaria será que focos tradicionales de inestabilidad y problemas como Argentina registrarán los mayores crecimientos del PIB.

Empecemos con las tasas de interés negativas. En 2014, el Banco Central Europeo (BCE) redujo al -0,1% la tasa de depósitos, aplicable a las reservas de los bancos comerciales, y desde entonces la ha reducido aún más. En vez de recibir un pequeño pago por depositar dinero en el BCE, como sería lo normal, ahora a la banca comercial se le cobra por ese privilegio. En teoría los bancos podrían cambiar sus reservas en metálico y evitar la tasa de interés negativa, pero en la práctica es costoso transportar y almacenar efectivo, así que han de realizar los pagos. Han blindado a sus clientes minoristas frente a estas tasas de interés negativas para que no conviertan sus depósitos en efectivo, pero le han repercutido algo de este coste a los clientes corporativos con grandes depósitos. Pueden hacerlo porque otros valores refugio, como por ejemplo la deuda soberana, también presenta niveles de rentabilidad negativos.

Comportamientos extraños

A medida que las empresas busquen otras formas de evitar pagar por su efectivo saldrán a la luz más ejemplos de comportamientos extraños. Las compañías se apresurarán a presentar su información fiscal. Los supermercados pagarán a sus proveedores antes de recibir los productos, y no meses después. Cuanto más tiempo se mantengan en negativo los tipos de interés, más probable será que los bancos prueben modos de cobrar por los depósitos. Los pequeños ahorradores podrían entonces recurrir a alguna forma de prepago –suscripciones a largo plazo, etcétera– para evitar tener que pagar por mantener el dinero en el banco.

La segunda rareza de 2017 se producirá en los países con grandes tasas de ahorro, particularmente Alemania. Su superávit por cuenta corriente, buena medida de su capacidad exportadora, quedó por encima del 8% del PIB en 2016. Lo normal es que un país con semejante excedente subiera la cotización de su moneda para impulsar las importaciones en detrimento de las exportaciones. Pero Alemania está encerrada en una unión monetaria con países mucho menos fuertes en comercio exterior, como España o Italia. Por eso el desequilibrio se compensará por otras vías: mayor crecimiento de los salarios, mayor facilidad de crédito y un aumento de la inflación inmobiliaria.

Son factores que ya se están viendo en Alemania. Allí el paro es inferior al 4%. Si el mercado laboral sigue fuerte, aumentan las perspectivas para una mejora de sueldos en 2017. El Gobierno ya ha afirmado que en enero subirá el salario mínimo un 4%, lo que aumentará el gasto en consumo. También se ha comprometido a endurecer la política fiscal, pero en año electoral esa promesa puede caer en el olvido.

La tercera tendencia singular de 2017 será el sorprendente crecimiento del PIB en países tradicionalmente mal gestionados. Argentina es uno de ellos. Desde diciembre de 2015 el nuevo Gobierno de Mauricio Macri ha reflotado la moneda, eliminado los controles al capital, ha suprimido los impuestos a la exportación y ha llegado a un acuerdo con los acreedores. Esas medidas han tenido un coste. La inflación ha elevado los precios a niveles más realistas con el nuevo tipo de cambio, y la reducción de los ingresos reales ha llevado a la economía a la recesión. Pero si Argentina mantiene el rumbo, la inflación debería bajar y la economía vivirá un rebote en 2017.

La economía rusa también rebotará tras la recesión. Su divisa es barata, la inflación ha bajado del pico del 15% de comienzos de 2015 al 6% actual, y podría bajar aún más. Además, Rusia ha llevado a cabo reformas de forma casi inadvertida. Ha pasado del puesto 123 al 51 en el ranking de países donde es más fácil hacer negocios del Banco Mundial. Otros lugares que podrían presentar tasas de crecimiento increíbles son Pakistán, Rumanía, Nigeria y quizá Egipto. Son países que tradicionalmente no han seguido las políticas económicas adecuadas, pero que en 2017 podrían hacer justo lo contrario.

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