Madrid aspira a suceder a la City

En marzo de 2017 el Reino Unido comenzará a negociar formalmente su salida de la Unión Europea. Sea un brexit duro o blando, lo cierto es que la decisión británica cambiará radicalmente las condiciones de muchas empresas radicadas en su territorio. La medida afectará especialmente a las entidades bancarias, que perderán parcialmente su capacidad para operar dentro de la UE, un mercado inmenso al que no están dispuestos a renunciar. Aunque pocos creen que se produzca una huida masiva del Reino Unido, todo parece indicar que los principales bancos (además de fondos de inversión, seguros y demás negocios ligados al mercado financiero) trasladarán parte de su estructura y el control de su negocio financiero al continente. Incluso con las previsiones más moderadas el pastel en juego es tal que varias capitales europeas pugnan ya por captar el mayor porcentaje de las inversiones que con total seguridad abandonarán la isla.

El primer paso será el cambio de ubicación de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), actualmente situada en Londres y que una vez iniciado el proceso de salida del Reino Unido de la UE tendrá que mover su sede a alguno de los países miembros. Madrid es, junto a otras grandes capitales europeas, una firme candidata a acoger el organismo. La alta disponibilidad de espacio para oficinas, los bajos precios de alquiler, excelentes comunicaciones y un clima inmejorable dentro de Europa son algunos de los activos que presenta la capital española. La ciudad que consiga convertirse en la nueva sede de la EBA tendrá muchas posibilidades de acoger también las sedes de las entidades que busquen un nuevo emplazamiento dentro del territorio de la Unión.

Conscientes de la importancia de la partida, el Gobierno central, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento trabajan ya para tratar de captar a los inversores que huyan del Reino Unido. Sus mayores rivales, Dublín, Frankfurt o París, ya están moviendo ficha.