La última batalla del PSOE

30 / 01 / 2017 Luis Calvo
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Los socialistas elegirán a su nuevo líder en un congreso extraordinario.

Susana Díaz aspira a controlar el PSOE [Foto: Julio Muñoz/ EFE]

Después de casi tres años de guerra interna marcados por el enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, el PSOE elegirá en 2017 una nueva dirección llamada a cerrar la brecha abierta en los últimos meses entre la militancia y sus dirigentes. La actual gestora no ha conseguido cerrar aún las heridas provocadas por el infausto Comité Federal de octubre en el que los barones críticos tumbaron a Sánchez, el primer secretario general socialista que había sido elegido directamente por los afiliados.

Al revés. El retraso del congreso, que según los estatutos debía celebrarse de forma urgente tras la dimisión de la Ejecutiva, no ha hecho más que movilizar a los sectores críticos, ya muy molestos por la abstención socialista en la investidura de Rajoy, una decisión tomada de espaldas a la militancia. La fecha más probable, que se desvelará en un Comité Federal a mediados de enero es, según a quién se le pregunte, finales de la primavera o principios del verano. Será el momento para que la presidenta andaluza, Susana Díaz, mida por fin sus posibilidades de hacerse con la secretaría general. Tras varios amagos, existe la opinión generalizada de que este será su último tren para tratar de instalarse en Ferraz. Y si los fieles a la lideresa andaluza no dudan ya de que dará el paso en cuanto se convoque el congreso, tampoco sus críticos dudan de que encontrará enfrente a un candidato alternativo. Habrá batalla, aseguran, pese a los deseos de Díaz de ser elegida por aclamación, sin resistencia.

Entre las bases socialistas toma cada vez más fuerza un sector decidido a plantar cara ante lo que consideran la candidata del aparato y los poderes económicos. Son, a juzgar por las firmas que han recogido los últimos meses, suficientes para avalar a un candidato crítico que trate de dar voz a esa militancia descontenta con la deriva del partido. Aunque no ha dado el paso oficialmente, todos miran a Sánchez como ese candidato. Él, consciente de la importancia de manejar los tiempos, sigue con su gira por media España, calla y se deja querer.

Lo cierto es que el vencedor podría no ser ninguno de los dos. Poco a poco cala la propuesta de forjar entre todos una alternativa a ambos dirigentes. Cargos medios del partido, algunos dirigentes y una parte de la militancia quieren dejar atrás de una vez por todas la batalla entre la presidenta andaluza y el exsecretario general. Abogan por una tercera vía, aún sin nombre, que sea capaz de unir sensibilidades, de coser, como no se cansan de repetir en el partido.

Por el camino se deben resolver aún las cuestiones reglamentarias, avales, censo, forma de votación y, sobre todo, el papel del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) en el proceso. Cuestionado tras romper la disciplina de voto, los catalanes siguen negociando con la dirección nacional su cambio de estatus dentro del partido. En Cataluña nadie duda de que, como ha pasado los últimos 38 años, participarán en la elección del secretario general socialista. En Madrid y Sevilla hay más dudas.

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