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El caos griego

03 / 07 / 2015 MIguel Cifuentes
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La crisis helena ha vuelto a desempolvar preguntas que ya casi nadie se hacía. Ver a un país de la Eurozona con los bancos cerrados es algo que impacta y desata temores. Pero España es muy diferente a Grecia, y en muchas cosas.

Las comparaciones entre España y Grecia son inevitables. ¿Puede pasar aquí lo que está pasando en Grecia? ¿Estamos a salvo? ¿Qué nos puede pasar si la crisis griega sigue? Todos los expertos consultados por TIEMPO son unánimes: la situación de ambos países no es parecida, ni de lejos. El punto de partida es diferente y hay que recordar que el problema griego, que es el pago de la deuda, en España no puede darse, porque la situación es radicalmente diferente.

Los efectos de la crisis griega en España, al menos hasta el momento, han sido muy limitados y nadie piensa en que puedan producirse desastres en el corto plazo. La prima de riesgo, que tras la ruptura de negociaciones y la convocatoria del referéndum por el Gobierno de Atenas subió hasta casi 160 puntos, volvió a la senda de los 130-140 puntos en los días siguientes. La bolsa también sufrió un batacazo inicial y es cierto que ha aumentado la volatilidad (subidas y bajadas inesperadas), lo cual pone muy nerviosos a los inversores. Pero aparte de eso, los datos objetivos no hacen prever mayores males.

La banca española, la más castigada en bolsa, tiene en conjunto un riesgo con Grecia de 350 millones de euros. Si el país heleno quebrara del todo, los bancos españoles tendrían que hacer frente a una morosidad que es inferior a la que ha soportado en el último trimestre cualquiera de los más pequeños solo por el impago de créditos normales y corrientes. De hecho, para el Banco Central Europeo (BCE), el sistema financiero español está libre de riesgos en Grecia. En cuanto a las empresas españolas, los daños de un posible agravamiento de la crisis griega tampoco tendrían efectos devastadores, ya que aunque hay muchas, ninguna tiene grandes inversiones en el país heleno. Inditex, la que más presencia física tiene en las calles de Grecia, cuenta con 158 tiendas, que suponen el 3,3% de todas las que tiene en el mundo.

Y para los ciudadanos de a pie, los efectos son prácticamente nulos, ya que el Banco Central Europeo mantiene los tipos de interés donde estaban e incluso los españoles que quisieran viajar a Grecia en estos momentos pueden operar con sus tarjetas sin ningún problema y en los cajeros que funcionen pueden sacar dinero sin límites. Otra cosa es el riesgo que pudiera correr la economía española en general, que también es muy limitado, según todos los expertos consultados. En cuanto a los riesgos para España, Ángel Laborda, director de Coyuntura y Análisis Económico de la Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas), advierte que el problema griego puede ser un freno a nuestro crecimiento. “Se puede enfriar la economía –dice–, o ser un episodio que se supere en unos meses. Ya está sufriendo la bolsa y sube la prima de riesgo, pero no veo grandes desgracias ni catástrofes a la vista ni en Europa ni en España. Europa tiene mecanismos y el BCE está listo para defender el euro, ya lo hace con contundencia. Esta vez hay armas y herramientas”. “Me temo una salida en falso, un nuevo acuerdo chapuza para seguir hablando y negociando hasta el próximo impago”. Lo único bueno, según Laborda, es que “de esta crisis saldrá una vacuna contra el populismo. Aquí tenemos a Podemos con recetas a la griega, y a lo mejor los votantes toman nota y ven lo que hace el populismo. Igual aprendemos algo en España de este suceso desgraciado”.

Vacuna política.

“A España le viene muy mal la crisis griega, cuando estamos en plena recuperación. Después de todos los ajustes y esfuerzos que hemos hecho solo nos faltaba esta crisis. Pero en todo caso no va a llegar la sangre al río, ni el agua al cuello, ni de Europa, ni de España”, dice Ángel de la Fuente, director de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FDEA). “Esta crisis va a durar semanas, y a lo mejor no termina tan mal como pensamos, incluso los griegos pueden ser más sensatos que su Gobierno. Si gana el Sí en el referéndum todo se arregla, si gana el No Grecia va fuera del euro, pero no habría contagio al resto de Europa, no debe haberlo.”

Lo grave son los precedentes que se crean, poner en cuestión el euro y todo el proyecto europeo. En todo caso, Ángel de la Fuente coincide con Laborda en que “podemos tener una vacuna para el populismo en España con la desgracia de Grecia. Lo mismo escarmentamos en cabeza ajena y eso no es tan malo al final”.

Según el Servicio de Estudios del BBVA los efectos de la crisis de Grecia sobre la recuperación de la economía española dependerán de distintos factores. En primer lugar, de cuál de los distintos escenarios posibles termina materializándose. En cualquier caso, “tras los avances de los últimos años (particularmente la Unión Bancaria) y los compromisos para seguir haciéndolo en el futuro, la Eurozona está mucho mejor preparada que en 2012 para hacer frente a una posible salida de Grecia del euro. Aunque no hay que minusvalorar los riesgos, las reformas, ajustes y corrección de desequilibrios realizados por España en los últimos años permiten prever que el contagio y los efectos sobre la recuperación de la economía española serán mucho más limitados de lo que lo hubieran sido hace tres años”.

¿Puede ocurrir aquí?

La crisis griega tiene como origen la necesidad de ayuda financiera porque el país no podía hacer frente al pago de la deuda pública asumida, entre otras cosas porque en 2010 tuvo que reconocer que el déficit que había declarado era diez veces inferior al real. A partir de ese momento los organismos internacionales, y con mucho mayor protagonismo el Fondo de Rescate Europeo (Mede), han ido inyectando dinero en la economía helena a cambio de reformas en el país. Esas inyecciones financieras han hecho que en estos momentos de los 312.000 millones de deuda que debe el Estado griego, 205.000 millones (el 66%) corresponde a los préstamos que le han venido haciendo el Mede, el Fondo Monetario Internacional y los créditos bilaterales que le hicieron los socios de la Eurozona en un primer momento. En esa situación, el partido que sustenta al Gobierno griego ganó las elecciones con la promesa de renegociar la deuda sin hacer más reformas que supusieran recortes de gastos sociales. Pero eso en España no puede ocurrir, sencillamente porque la única ayuda que tiene pendiente de devolución asciende a 38.200 millones de euros procedentes de préstamos del Mede para la reestructuración de la banca (el 3,9% del total de la deuda pública española) y que hay que empezar a devolver en cómodos plazos hasta 2027. Mientras Grecia sí puede forzar una negociación con su principal acreedor, ningún Gobierno español podría hacer algo parecido porque los acreedores son miles de fondos e inversores particulares de todo el mundo.

Junto a esto, la situación española, al margen de la deuda, también es muy diferente. Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI) es claro: “España venía de una situación mejor que Grecia, teníamos un 35% de deuda pública, la menor de Europa, y una credibilidad evidente de nuestras cuentas, mientras Grecia entraba en crisis con trampas y cuentas falsas que le estallaron en 2010”. En esas condiciones España hizo el rescate del sector bancario enfermo en junio de 2012 y saneó el sistema financiero, se rebajó el endeudamiento privado, que era muy alto, “hicimos recortes y aplicamos una austeridad que ha servido para enderezar las cuentas públicas, mientras en Grecia no ha servido de nada lo que han hecho. Eso explica que Grecia ha estado casi todo el tiempo en recesión y apenas creció en 2014”.

Más diferencias.

La estructura económica y la fortaleza como país también son determinantes. “Grecia vive del turismo y la agricultura y ha perdido el 24% de su PIB –añade Ontiveros–, mientras España tiene multinacionales y sólida base industrial y exportadora. La fortaleza económica de España nos ha ayudado a salir de la crisis y hoy tenemos más cuota del mercado internacional”. Y desde el punto de vista de la inversión extranjera, España gana por goleada a Grecia, “un país instalado permanentemente en la inestabilidad política y desde enero en la radicalidad. ¿Quién va a invertir allí?. España en cambio no para de recibir inversión exterior. Grecia y España son como la noche y el día”.

Ontiveros cree que Grecia es un paradigma de hacer las cosas mal, del sufrimiento no rentable de un pueblo metido en un cúmulo de desgracias. “El Gobierno de Tsipras ha llevado a Grecia a pegarse un tiro en el pie y a jugar al órdago. Es una apuesta que puede salirle mal, aunque al final se quede. Ya ha dañado la credibilidad del euro, de la Unión Europea y de todos los socios”. Todavía peor: “Puede haber al final una quita de deuda, y una mejora de las ayudas financieras, que es el objetivo de Tsipras. Todo esto tras montar el espectáculo de un referéndum-ultimátum que nos podíamos haber ahorrado”. El resumen de la comparativa, según este economista, es “que España es un alumno aplicado y Grecia un alumno tramposo. Esto tiene mal pronóstico: si se va del euro es un lío y si se queda un incordio, porque seguirá dando problemas durante años, con una deuda impagable y la necesidad de crecer como sea”.

El relato es parecido para Ángel Laborda:  “Es obvio que no tenemos en común con Grecia más que la condición de socios del euro y la Unión Europea. La comparación de sus ratios con los nuestros no tiene color. Nuestra trayectoria es muy distinta. España está fuera de la recesión y crecemos más que nadie en Europa, mientras Grecia sigue penando en la recesión. Desde 2012 hemos hecho todos los deberes, el saneamiento bancario, la recapitalización de los bancos tocados y la limpieza de la burbuja del ladrillo. Nuestras cuentas públicas tienden al equilibrio y hemos recuperado competitividad y exportamos más que nunca. Nos queda la cruz del paro, que necesita tiempo para bajar de modo significativo, pero estamos en el camino”.

El tamaño importa. “Por una vez en la vida, España ha sabido afrontar una crisis económica brutal, con más determinación que otras veces, y recoge los frutos del sacrificio. España y Grecia son la cara del éxito y la cara del fracaso en la salida de la crisis, para bien de nuestro país”. En esa frase se resume el sentir coincidente de Almudena Semur, gerente del Instituto de Estudios Económicos, y Miguel Ángel Bernal, director del Departamento de Investigación del Instituto de Estudios Bursátiles. Semur subraya que “España tiene un tejido productivo y una nómina de multinacionales que nos han defendido de la crisis, hemos ganado músculo exportador y eso nos ha salvado. Afortunadamente no tenemos el agujero fiscal y comercial de Grecia. Hemos tenido un rescate blando de la banca, y hemos hecho reformas en pensiones y en el mercado laboral. Todo es tan sencillo y tan duro como hacer los deberes”.

Bernal subraya por su parte que el tamaño de país sí importa: “España es el 12% del PIB de la Unión Europea y Grecia apenas el 2%. España no era rescatable, recibió ayuda financiera pero se aplicó a las reformas. Grecia recibe ayuda continua pero no hizo los deberes. Si tú como país no te aplicas, no te ayudas, no sirve que te ayuden, no sales del hoyo. En la vida se recoge lo que se siembra, eso vale para las personas y para los países”.

 

*Con información de José María Vals.

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