Ajustada victoria en Ecuador

12 / 04 / 2017 Alfonso S. Palomares
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El candidato oficialista, Lenín Moreno, ha vencido a Guillermo Lasso en las presidenciales tras una campaña crispada y cargada de acusaciones cruzadas. Conciliador, su objetivo es liderar una transición moderada y restañar heridas.

El candidato Lenín Moreno (en silla de ruedas) y el presidente Correa en un hotel de Quito, poco antes de conocerse los resultados electorales. Foto: Mariana Bazo/Reuters

Sucedió lo que habían previsto las encuestas y los politólogos: una ajustada victoria del candidato oficialista, Lenín Moreno, y la denuncia por fraude del candidato opositor Guillermo Lasso. La campaña fue sucia y cargada de acusaciones cruzadas. En estas elecciones estaba en juego un cambio brusco del ciclo social de Correa a un periodo con fuerte carga neoliberal o a una curva lenta de la revolución ciudadana hacia una etapa menos crispada.

Al subir al poder Rafael Correa con una clara victoria en 2007, el presidente y con él la mayoría del país miraron hacia la izquierda e hicieron una fuerte apuesta por erradicar la pobreza. La idea eje del Movimiento Alianza País, fundado por el nuevo presidente, consistía en gobernar plantando cara a los tradicionales poderes financieros que habían articulado tradicionalmente la vida económica y social ecuatoriana. Trató de dar vida a un sistema nuevo, a un modelo donde el pueblo tuviera más protagonismo. El chavismo estaba en pleno apogeo y se movió en la órbita de países que giraban en el planeta Chávez, pero sin caer en los histerismos verbales del venezolano.

Correa apellidó su movimiento como “socialismo del siglo XXI” oponiéndolo como alternativa al neoliberalismo salvaje que amenazaba con dominar el paisaje económico destrozando los rastros del humanismo social. La economía pasaba por un buen momento y pudo hacer planteamientos expansivos, invirtiendo en infraestructuras y servicios públicos. También redujo sustantivamente las partidas dedicadas al pago de la deuda. En un principio tuvo una adhesión masiva. Ganó las siguientes elecciones con holgada mayoría. En esta ocasión muchas cosas han cambiado, bastantes de sus antiguos votantes han perdido los viejos fervores y se han abierto muchas grietas en el Movimiento Alianza País. La razón del decaimiento ha sido la crisis y la subsiguiente falta de recursos para mantener los programas sociales. En estas circunstancias el correísmo, a pesar de la victoria de su candidato, cambiará las maneras por falta de recursos y también por la diferencia de talante que hay entre Rafael Correa y Lenín Moreno. Dos hombres diametralmente diferentes.

El banquero y el humanista

A pesar de todo, el hecho de que no ganara Guillermo Lasso, líder del Movimiento CREO-SUMA contribuirá a que los ajustes sean más moderados. Lasso, banquero de profesión y devoción, tiene como dogma de fe el pensamiento neoliberal sin fronteras. Entre sus promesas electorales figuraba la de romper de un tajo con el pasado, con el pasado de ayer, el de Rafael Correa. A pesar de las grietas a las que antes he aludido, el legado de Correa todavía resiste y persiste en amplias capas de la sociedad, especialmente en las más pobres. La imagen de Guillermo Lasso sufrió un notable deterioro al revelar el periódico argentino Página 12 que el banquero participaba en 49 empresas offshore que operaban desde paraísos fiscales.

Al arquetipo de banquero neoliberal que representa Guillermo Lasso se opone el del humanista que encarna Lenín Moreno, que fue vicepresidente en la primera legislatura de Correa, siendo el autor del lema: “Sonríe Ecuador, somos gente amable”. Un hecho trágico condicionó el resto de su vida cuando en un intento de robo un disparo le dejó parapléjico y en silla de ruedas para el resto de sus días. De ese incidente también deriva su hablar lento y pausado, como pensando lo que va a decir, tan distinto de la ametralladora verbal que es Correa. Su discurso calculado y conciliador está siempre abierto a la negociación. Dadas las circunstancias, el Gobierno va a tener que negociar mucho con la oposición, una vez que se serenen las aguas, lo que tardará todavía algún tiempo. La sociedad ecuatoriana está dividida en dos grandes bloques, pero esos dos grandes bloques están cuarteados entre sí. Hay demasiadas tensiones y se necesitará mucho hilo y dedal para coserlos. Es la apuesta principal del nuevo presidente. Es conocida mundialmente su lucha a favor de los discapacitados, se hizo célebre su frase: “Discapacidad no es incapacidad”. En 2012 fue candidato al premio Nobel de la Paz por esa lucha. El anterior secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, le nombró su delegado personal para combatir a favor de los discapacitados.

El caso Assange

Estas elecciones tendrán una cierta repercusión sobre el destino de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, que permanece asilado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres para evitar ser extraditado a Suecia acusado de violación. Lasso en su campaña, dijo: “Cuando lleguemos a la presidencia pediremos con todo respeto al señor Julian Assange que abandone en el plazo de un mes nuestras dependencias diplomáticas londinenses por respeto a nuestros países hermanos y amigos”. Assange tomó buena nota del mensaje y cuando se dieron a conocer los resultados de las elecciones escribió a través de Twitter: “Yo invito al señor Lasso a dejar Ecuador en los próximos 30 días (con o sin los millones que tiene en paraísos fiscales). Esperemos para ver cómo se van calmando las aguas.

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