El nuevo protocolo del champán

13 / 12 / 2016 Ana Marcos
  • Valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • Tu valoración
  • Actualmente 0 de 5 Estrellas.
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
¡Gracias!

Las últimas tendencias y su etiqueta para sorprender a nuestros invitados, y las mejores novedades que lanzan las grandes maisons.  

Las casas de la Champagne franquean mitos y ensanchan horizontes. Si hasta ahora mezclar un buen champán con otros ingredientes era sacrilegio, ahora es en el mismo Reims donde abren las puertas a la mixología o al hielo. Así, salía al mercado Moët Ice Impérial, específicamente ideado por su maestro de bodega para tomar con cubitos –manteniendo su carácter–, y aderezado si se deseaba con pepino, jengibre, etcétera. Pero no se trata de un champán para elaborar un cóctel: para estos, Veuve Clicquot rompió tabúes y lanzó Rich, creado expresamente para mixología. O esos botellines con una cápsula incorporada para tomarlos directamente de la botella.

Nuevos momentos de consumo, nuevos productos. En la playa, en el campo, en el barco... No hay límites. Ni ya hay que rasgarse las vestiduras.

Más grados y sin taponazo

Una puerta también abierta al modo de degustación del champán y su ceremonia que, imperceptiblemente, ha creado un nuevo protocolo de servicio del mítico espumoso. Y son muchos los aspectos que se han transformado. El primero y más importante, la temperatura. Hasta ahora la norma era tomarlo extremadamente frío (4ºC), pero la tendencia actual es degustarlo a 6-7ºC: los consumidores se han dado cuenta de que los aromas se activan más profundamente y también tiene más sabor.

¿Y cómo afrontar ese embarazoso momento de la apertura de la botella para evitar el desagradable taponazo? Se recomienda dar seis medias vueltas del corcho hacia uno mismo y apalancar el tapón desde la boca de la botella (sin girarla nunca). No hace falta fuerza, solo un poco de habilidad y podemos decir adiós a las típicas tenazas.

En cuanto a la forma de coger la botella, atrás quedó el uso de sujetarla por la base (siempre parecía que se iba a caer...), lo mejor es tomarla con una mano al estilo habitual –pinza– y poner un dedo bajo el cuello si pesa mucho, cosa que puede ocurrir cuando se trata de un magnum. Por cierto, este tamaño, equivalente a 1,5 litros, está en alza y es la cantidad idónea para 4 personas; últimamente, casi todas las casas de champán incluyen este formato en su gama de vinos.

Otra llamativa novedad: ¡adiós a las copas de flauta! Ahora se prefiere la de vino blanco (estilo burdeos), un poco abierta de boca y –eso no ha cambiado–, siempre de buen cristal transparente y borde fino. Con este último tipo de copa se aprecian mejor los aromas y el rosario de burbujas se observa exactamente igual. Pero se han traspasado más barreras: la multinacional Louis Vuitton Moët Hennessy (LVMH) cuando sacó al mercado su Moët Ice realizó una investigación sobre copas de metacrilato durante tres años, hasta que dieron con el que finalmente les encajó, ya que no desvirtúa la bebida.

Y por favor, no verter demasiada cantidad para la degustación. Será suficiente con tres dedos y luego refrescarlo tantas veces como sea necesario... aunque para esto haga falta un diligente y atento servicio, lo que no siempre ocurre para desesperación de los sedientos. En este último caso, es preferible llenar las copas un poco más.

Armonías perfectas

El champán es una de las bebidas más versátiles del mundo y resulta excepcional para conseguir buenos maridajes. Según Pedro Utrera, director de Comunicación de la División Bebidas del Grupo LVMH, “el rosado le va mejor a sabores más yodados, como las anchoas o los mejillones... y tiene divertidas posibilidades con gazpacho, mariscos, carne roja o caldereta de bogavante. Las armonías invitan a jugar mucho y el champán siempre es un producto ideal para empezar y acabar una comida. Aunque hay que decir que el brut, con lo único que no funciona es con el postre, ya que es ácido, y en este caso ha de tomarse un demi-sec. Respecto a los champanes blancos, “con el jamón es el maridaje de moda –afirma Utrera– y también con risottos de trufa negra o blanca, pastas... también con todos los platos especiados y picantes. La comida tailandesa es ideal siempre”. El champán, una bebida genuina en todas las ocasiones.

1.  Dom Perignon Vintage 2006 Riedel. Un millésimé de edición limitada con etiquetas diseñadas por Michael Riedel, dentro de la colección Primera Plenitud. Opulento con un final elegantemente amargo. PVP: A partir de 160€

2.  Lous RoedererCristal 2002. Reconocido en 2016 como Mejor Champán del Mundo, este 2002 es intenso, delicado y sedoso. Una de las grandes casas que siguen siendo independientes. PVP: 460€ 

3.  Krug Vintage 2002. El primer Vintage de Krug en este nuevo milenio. Pinot noir (40%) chardonnay (39%) y meunier (21%). Disponible solo en las Krug Ambassades. PVP: 120€

4.  Dom Ruinart Rosé 2002. Fue Mejor Vintage del Mundo en 2015. Chardonnay (80%) y pinot noir, vinificada en tinto. Dosage (licor de expedición) muy bajo, con el final de gran pureza que expresan los Grands Crus. PVP: 250€

5.  Veuve Clicquot Vintage 2008. El tercer Vintage de la década, después del 2002 y 2004. Por primera vez en la historia de la maison se introduce un 5% de vinos envejecidos en toneles. Predomina la pinot noir (61%). PVP: 60€

6.  Perrier-Jouët Edición otoño 2005. Una cuvée especial lanzada este último otoño y una de las grandes novedades de la casa. Un rosado a base de chardonnay y pinot noir. PVP: 190€

7. Personal e intransferible. Ruinart personaliza sus cajas de madera con las dos iniciales que se deseen grabadas a fuego sobre su tapa. Hasta el 31 de diciembre, en el Espacio Gourmet de El Corte Inglés (Paseo de la Castellana, Madrid), se podrá hacer con una máquina especial –Hot Stamping Machine– al adquirir 2 botellas de ‘R’ de Ruinart (120€), Blanc de Blancs (130€) o Rosé (130€)

Grupo Zeta Nexica