Un crimen antes de ir al notario

16 / 12 / 2016 Antonio Rodríguez
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El asesinato de la viuda del expresidente de la CAM destapa luchas entre los hijos por el control de un holding familiar con 100 millones de euros en activos y propiedades de gran valor en la costa alicantina.

La Policía científica analiza el coche de la víctima, donde se cometió el asesinato.

Dos tiros en la cabeza a quemarropa acabaron el viernes 9 de diciembre con la vida de María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), Vicente Sala, y matriarca del holding familiar desde 2011. Fue en el lugar más insospechado: el lavadero de uno de los tres concesionarios de vehículos que tenía en propiedad la familia en Alicante, una de las más conocidas de la ciudad.

La víctima no tuvo posibilidad alguna de defenderse al estar sentada al volante de su coche. Mientras, el autor del crimen se olvidó de los cientos de euros y las joyas que María del Carmen llevaba en su bolso. Tampoco se entretuvo en observar el lujoso todoterreno de gama alta, un Porsche Cayenne, en el que llegó la víctima. El móvil no fue económico, sino que primó la discreción pues el asesino utilizó un arma con silenciador y efectuó los disparos en el único sitio de todo el concesionario en el que no había cámaras de seguridad. El resultado es que ninguno de los empleados oyó las detonaciones ni vio a nadie sospechoso, sino que fue la propia María del Carmen la que pudo dar la voz de alarma antes de desplomarse al volante. El asesino pudo huir de la escena del crimen sin que nadie se percatase de su presencia.

La Policía inició la investigación de este crimen sin testigos con la certeza de que estaba ante la obra de un sicario profesional, que conocía los hábitos de la víctima, de 72 años, y que aparentemente sabía dónde no dejar huellas. En caso contrario, tuvo la suerte de ir a cometer el crimen en el sitio más apartado y discreto del concesionario, al que la víctima solía llevar el vehículo con cierta asiduidad para que se lo limpiasen.

Las sospechas se centraron de inmediato en el entorno familiar y empresarial. Los policías supieron de las desavenencias que había desde hace años entre los cuatro hijos de la víctima por el control del emporio económico, que María del Carmen había recibido tras la muerte de su marido a raíz de un cáncer de páncreas.

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