Twitter pone a prueba el Estado de Derecho

26 / 04 / 2017 Clara Pinar
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Los procesos contra tuiteros por enaltecimiento del terrorismo crean alarma entre fiscales y penalistas.

Cassandra Vera, condenada por mofarse de la muerte de Carrero Blanco, en el banquillo. Foto: Ballesteros/Efe

“Yo soy una chica normal y corriente que tenía Twitter”. Así se describe a sí misma Melodalger, el pseudónimo tuitero de la joven de 26 años que, en julio de 2016, se convirtió en la primera condenada por un delito de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas por sus tuits sobre Irene Villa o Miguel Ángel Blanco, que leyeron sus 790 seguidores. El Supremo rebajó de dos años de prisión a uno la pena que le impuso la Audiencia Nacional y su caso inauguró el papel del tribunal que juzga el terrorismo. Tras décadas tratando con ETA, la Audiencia dirimía si un tuit puede equipararse a consignas terroristas o de ofensa a víctimas, algo que ha causado alarma entre penalistas y fiscales, que ven un posible perjuicio para la libertad de expresión.

“Son casos escandalosos de acusaciones y condenas por enaltecimiento por bromas que no se pueden considerar delitos”, dice Jacobo Dopico, profesor de Derecho Penal en la Universidad Carlos III y promotor del manifiesto Carrero como síntoma, firmado por 250 penalistas para alertar de una “deriva alarmante en relación con la represión de actos satíricos”, que igual se da en televisión, con la denuncia al Gran Wyoming, o en asuntos municipales, como el cartel del Carnaval que acaba de sentar en el banquillo al concejal de Cultura de La Coruña.

En Twitter, sin embargo, se dan los casos “más alarmantes”. Cassandra Vera fue condenada a un año por mofarse en 13 tuits de la muerte de Carrero Blanco y el cantante de Def con Dos, César Strawberry, a otro por citar, entre otros, a José Antonio Ortega Lara. Como pasó con el concejal madrileño Guillermo Zapata, autor de tuits sobre Irene Villa, una semana antes de la condena a Vera, Akaitz Terrón fue absuelto de los mismos delitos por tuits que hablaban de Carrero Blanco. La disparidad de criterio es frecuente a la hora de procesar a los acusados, cazados por la operación de la Guardia Civil contra los ciberdelitos, para algunos escorada ideológicamente y sobre la que el instituto armado no se pronuncia.

Cuando un caso llega a la Audiencia, hay un reparto arbitrario por las secciones de lo Penal. La experiencia dice que en la sección Primera hay más opciones de ser absuelto que en la Cuarta, donde fueron a parar Cassandra y Melodalger. Como Terrón, Strawberry fue juzgado por la Primera, absuelto y condenado por el Supremo, tras el recurso de un fiscal envuelto hace años en una cuenta anónima de Twitter en la que comparó a la Guardia Civil con las SS de Hitler. Allí fue condenado con una sentencia que elimina el dolo, la intención de ofender a las víctimas, de manera que aunque la nieta de Carrero o Irene Villa digan que no se ofendieron, basta una mera interpretación del tuit para condenar.

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