Setenta años dándole vueltas

18 / 09 / 2006 0:00
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No podía ser de otra forma, una guerra la española tenía que ser fuente de inspiración para todo tipo de obras. Estas son algunas de las recomendaciones posibles.

Ensayo

El general leal

Militar, católico y leal a la república, el general Vicente Rojo (1894-1966) representa el lado menos radical de la contienda. Esta biografía, escrita por su nieto, el periodista José Andrés Rojo, desvela algunas incógnitas de este soldado, cuya capacidad militar siempre se ha contrapuesto a la de Franco. “Vicente Rojo”, de José Andrés Rojo (Tusquets)

Respuesta a los revisionistas

El historiador profesional que se decidió a responder, por fin, al “cabecilla” de los revisionistas, el superventas Pío Moa. Lo hizo desde el rigor y el manejo de fuentes primarias, y con toda la imparcialidad de la que se puede ser capaz, que nunca es suficiente. “1936. Los mitos de la Guerra Civil”, de Enrique Moradiellos (Península)

Así eran, así son

Supervivientes de todos los bandos. Protagonistas y personajes secundarios del enfrentamiento civil. La fotógrafa Sofía Moro les muestra ahora –pasados 70 años–, junto a sus recuerdos en primera persona y a su imagen en los tiempos bélicos. Porque las peripecias individuales conforman una parte fundamental de la historial general. “Ellos y nosotros”, de Sofía Moro (Blume)

Interpretación de interpretaciones

Un análisis riguroso y completo de la producción historiográfica sobre la guerra, que cuenta por dónde van los tiros de las diferentes interpretaciones y cuáles son las causas políticas e ideológicas que hay detrás de cada una de ellas. “Cómo se ha escrito la Guerra Civil española”, de Carlos José Márquez (Lengua de Trapo)

Las batallas de los escritores

Qué hicieron, qué partido tomaron, qué escribieron los literatos durante los tres años más dramáticos del siglo XX español. Andrés Trapiello enfrenta a intelectuales de todo tipo con su pasado sin contemplaciones, dejando que cada uno hable con sus actos. “Las armas y las letras”, de Andrés Trapiello (Península)

Otras lecturas obligatorias

En los años cincuenta, la editorial Ruedo Ibérico, con sede en París, publicó El laberinto español, del inglés Gerald Brenan, una explicación ponderada de las causas que llevaron a España a la guerra. En los setenta, el alemán Hans Magnus Enzensberger escribió El corto verano de la anarquía, biografía del líder libertario Buenaventura Durruti, que es una radiografía del peculiar movimiento anarquista. Y no hay que olvidar el clásico de los clásicos, la primera síntesis, la de Hugh Thomas, inspirador de tantos otros: La Guerra Civil española.

La última síntesis

Antony Beevor, experto en archivos soviéticos, presenta una actualizada y muy documentada síntesis de la guerra. Alabada por muchos expertos de primera fila, lleva el camino de convertirse en una referencia. Una obra bien escrita, como siempre cuando se trata de historiadores anglosajones. “La Guerra Civil española”, de Antony Beevor (Crítica)

Mirada de hispanista

El biógrafo más exhaustivo de Franco publicó hace diez años este libro a modo de “guía manejable” para el lector entre la enorme cantidad de libros existente. Esta reedición se ha convertido en algo más ambicioso. “La Guerra Civil española”, de Paul Preston (Debate)

Historias personales

El exilio contado en el diario de quien fuera inspector jefe de Educación de Barcelona durante la República y la memoria de un médico rural a quien sorprende el golpe militar en su destino de Aragón. “Diario de un maestro Exilado”, de Herminio Almendros, y “No se fusila en domingo”, de Pablo Uriel (Pre-Textos)

Novela

Conde de Foxá y marqués de Armendáriz, compañero de viaje de los primeros falangistas, Agustín de Foxá (Madrid 1903-1959) fue un notable escritor. En plena guerra, en 1938, escribió Madrid, de corte a checa, la crónica de la caída de la monarquía, del advenimiento de la República y de los inicios de la Guerra Civil. Una gran novela, pero con una mirada absolutamente ideologizada, implacable con todo lo que se salía de su visión de falangista. Un ejemplo de literatura comprometida... Casi coetánea a los hechos es también La esperanza, de André Malraux. El político e intelectual francés estuvo en el frente español y trasladó su experiencia a esta novela. Como lo hizo, abarcando un periodo de tiempo mayor, Arturo Barea (1897-1957) en La forja de un rebelde, junto a ¿Por quién doblan las campanas?, de Ernest Hemingway, Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender, o Campo de almendros, de Max Aub, auténticos clásicos de literatura de la Guerra Civil.

En los últimos tiempos, destacan por encima de todos los demás la novela Días en llamas, de Juan Iturralde, y los relatos de Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez. La primera se publicó en origen en 1978, pero sus reediciones más cercanas han demostrado su vigencia. Méndez, en sus relatos, enfoca hacia los perdedores de la contienda –no siempre republicanos– y hacia la tragedia, a veces tan silenciosa y alejada del mundo que nadie sabrá nunca de su existencia.

Cine

En 1937, el novelista Ernest Hemingway estuvo en la guerra, empeñado en colaborar con el bando republicano. Uno de sus grandes proyectos fue un documental para el cual escribió el guión, y cuya realización corrió a cargo de Joris Ivens. Rodada durante los enfrentamientos en la Ciudad Universitaria de Madrid y en el frente del Jarama, Tierra de España está siendo emitida durante julio y agosto en la plataforma Digital Plus.Televisión Española también le dedica tiempo en su programación a la guerra, a través de dos series documentales, La guerra filmada y La memoria recobrada. Raza, basada en un guión del propio Franco escondido tras el seudónimo de Jaime de Andrade, ha sido durante años ejemplo de la visión más convencional (por la derecha) de aquel periodo. Carlos Saura, en ¡Ay, Carmela! (1990), hizo la sátira de quienes cambiaban de bando según la carretera por la que hubieran de transitar. Las bicicletas son para el verano (1984), de Jaime Chávarri, se centró en la vida cotidiana rota por causas bélicas.

Y fue un inglés, como de costumbre, Ken Loach, quien metió el dedo en la llaga del enfrentamiento dentro del bando republicano de anarquistas, troskistas y comunistas a las órdenes de la URSS en Tierra y libertad (1995).

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