Ricos, pijos y asesores

05 / 11 / 2010 0:00 POR FERNANDO BARCIELA
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Las bancas privada y de inversión y las casas de bolsa están en manos de los vástagos de las grandes familias de toda la vida, buena parte de ellos emparentados con la aristocracia.

Se ha hablado mucho de Jaime de Marichalar y su exitosa carrera como gestor de grandes patrimonios en el Credit Suisse, pero el ex esposo de la infanta Elena no es, ni mucho menos, el único caso de vástago de la aristocracia o la alta burguesía españolas atraído por el sector financiero, el empleo con más glamour y altos ingresos, al menos hasta la caída de Lehman Brothers. Al contrario, la lista de banqueros de inversión y privados, brokers de bolsa o gestores de capital riesgo (justo las especialidades en que hacen falta buenas relaciones para hacer buenos negocios) es muy larga y puede acabar dando la impresión de que a menos que tengas un apellido de altísima alcurnia, tus posibilidades de triunfar en este selecto sector son bastante escasas.

“La concentración de grandes apellidos es especialmente intensa en la llamada banca privada, sobre todo la especializada en gestionar patrimonios personales o familiares de varios millones de euros –comenta un ejecutivo del sector– debido a que, para ese trabajo, se busca gente muy bien relacionada”. Ello explica que uno de los casos de mayor concentración de jóvenes de buena familia sea el Credit Suisse, el banco en el que Jaime de Marichalar ha trabajado durante años y en el que sigue figurando como consejero, una entidad básicamente especializada en la banca para grandes fortunas.

Dirigido desde 2005 por Fernando Abril Martorell Hernández (hijo de Fernando Abril, que fuera vicepresidente con Adolfo Suárez), en el Credit Suisse ejerce como director general Miguel Matossian Osorio, casado con una hija del marqués de Castro y cuñado de la duquesa de Montellano, una Falcó. Y no es el único emparentado con los marqueses de Griñón. Tristán de Soto y Falcó, hijo de Fernando de Soto y Colón de Carvajal y Mercedes Falcó, duquesa de Anchorena, figura también como consejero en alguna de las entidades de gestión del banco (y en este caso también de JP Morgan). También David Jiménez Blanco Carrillo de Albornoz, hijo del que fuera portavoz de UCD con Adolfo Suárez y amigo de Abril

Martorell hijo, ejerce desde que abandonó la presidencia de Merrill Lynch España como consultor externo del banco.

Otros aristócratas o burgueses de buena cuna con empleos de alto standing en la banca privada son Miguel de las Bárcenas Fitz-James Stuart (ligado a la familia Alba) o Konstantin Sajonia-Coburgo Gotha y Gómez Acebo (hijo de Simeón II de Bulgaria), que trabaja en Rothschild España, concretamente como consejero delegado.

Los hermanos Bárcenas Fitz-James Stuart (primos de los Fitz-James Stuart de Soto, también banqueros, y los Alba) han tenido siempre una clara predisposición para la banca privada. Miguel, actualmente director en la división de banca privada del Fortis, ha pasado por BNP Paribas, Caja Madrid, Dresdner Kleinwort o el Chemical Bank, mientras que su hermano Hernando fue directivo del Barclays Wealth Managers España, la división de grandes patrimonios del banco inglés. Otro apellido ilustre en el sector es el de José Manuel Arburúa Aspiunza, hijo del que fuera ministro de Comercio con Franco, y que figura como consejero de Banif, otra entidad muy dada a este tipo de perfiles.

 Cuestión de familia.

Los family offices, esas entidades especializadas en gestionar los grandes patrimonios familiares (sobre todo de empresarios), atraen también el interés profesional de los jóvenes de buena familia, en parte porque es habitual que entre sus primos, tíos o cuñados haya abundancia de sociedades de gestión de grandes fortunas, las famosas sicav. Uno de los que han dedicado su vida profesional a estas entidades es Javier Fitz-James Stuart de Soto, hijo de Javier de Soto y María del Carmen Fitz-James Stuart, marquesa de Valle de Paloma (emparentado con los Alba).

Economista, casado en primeras nupcias con Isabel Sartorius y posteriormente con María Chávarri, Javier presidió una empresa dedicada a gestionar los patrimonios de las grandes familias, Family Office Solutions, que no funcionó muy bien, por lo que posteriormente crearía otra, Servicios Familiares Independientes, que aún tiene que demostrar lo que vale. Dicen que, de todos modos, no le hará mucha falta triunfar en el negocio ya que se prevé que su tío, el duque de Peñaranda, le dejará su enorme fortuna, que incluye una gigantesca propiedad, Gualdelparal, cercana a Madrid.

La banca de inversión, en la que privan las relaciones (no tanto con los tenedores de patrimonios como con los presidentes de las grandes empresas) es otro de los sueños laborales por excelencia de estos profesionales de buena familia. “De hecho, buena parte de ellos han simultaneado la gestión de grandes patrimonios con las grandes operaciones de fusiones o los servicios financieros a los gigantes empresariales desde entidades como Merrill Lynch, JP Morgan, Goldman Sachs o UBS”, comentan fuentes del sector.

El propio Marichalar, que acabaría decantándose por la banca privada (por sus inestimables relaciones), se inició de hecho en tareas más técnicas como la gestión de riesgos en el Matif (el mercado de derivados francés) en BGA o las financiaciones estructuradas, una de sus primeras actividades en el Credit Suisse. En Merrill Lynch trabajaron el propio David Jiménez Blanco (fue presidente del banco en España), Francisco Sánchez Asiaín Sanz, hijo del ex presidente del Bilbao Vizcaya y que ahora preside la casa japonesa Nomura en España, o Claudio Aguirre Pemán (emparentado con los Pemán y los Domecq), que ha creado su propia empresa, Altamar. También Pablo Garnica Álvarez, nieto del que fuera presidente de Banesto, es actualmente consejero y director general en JP Morgan.

 Empresas propias.

Y luego están los que, después de una carrera profesional en los bancos de mayor prestigio, han preferido crearse sus propias empresas, unos con más éxito que otros. Es el caso de Claudio Aguirre Pemán. Sin embargo, los dos ejemplos más destacados en este terreno son Juan Antonio Samaranch Salisachs y Pedro Gómez de Baeza Tinturé, quienes fundaron hace años su propia empresa, GBS Finanzas.

Gómez de Baeza, todo un yuppie de Wall Street (donde trabajó varios años), hizo un carrerón en Nueva York y Londres, primero en fusiones y adquisiciones en las oficinas de JP Morgan, después en el First Boston, donde fue managing director, y posteriormente en SG Warburg, en Londres, con el que se asoció en España (con su propio capital). Hermano de la ex presidenta de ARCO Rosina Gómez Baeza, Pedro mejoró ampliamente su pedigrí al casarse con Nuria Escrivá de Romani Vereterra, una descendiente de Fernando I de León y Castilla, lo que sin duda le sirvió también para ampliar su base de negocio.

Así que ya en los años 90 decidió independizarse y, junto con su amigo Juan Antonio Samaranch, hijo del ex presidente del COI, fundó GBS Finanzas, una especie de boutique financiera que igual se dedica a la banca de inversiones (fusiones y adquisiciones) como a la gestión de grandes patrimonios, los family offices y hasta el inmobiliario. Con muy buenos resultados. Con poco más de 30 empleados, la empresa, que incluye una agencia de valores, ha estado sacando cifras de negocio superiores a los 10 millones de euros al año, al menos hasta 2007.

También hay abundancia de apellidos ilustres en el private equity (capital riesgo), un área en donde hacen falta buenas relaciones con gente de dinero para sacar adelante los fondos necesarios para invertir en las empresas. El ya referido Aguirre Pemán (que fue responsable del área de banca privada de Merrill Lynch en Europa entre 1999 y 2003) se desempeña actualmente como vicepresidente de Mercapital, una de las sociedades veteranas del sector en España, y socio de Altamar Private Equity, fundada en 2004 como la primera sociedad gestora de fondos de private equity, con activos cercanos ya a los 1.000 millones de euros. También Íñigo Sánchez Asiaín Mardones (sobrino del ex presidente del entonces Banco Bilbao Vizcaya) es consejero de Ibersuizas.

 Negocios en bolsa.

La bolsa (compra y venta de títulos) es otro reducto de profesionales de buena familia, de profesionales como Jorge Vega-Penichet López (cuñado del actual marqués de Mondéjar), que preside Bestinver; de Sofía Rodríguez Sahagún, hija del fallecido alcalde de Madrid con la UCD, consejera de Renta 4, sociedad en la que ejerce también como consejero Miguel Primo de Rivera y Urquijo; o de Santiago Satrústegui Pérez de Villamil (emparentado con familias de tanto relumbrón como los Carvajal Pizarro y los Arce Colón), que en su día trabajó en AB Asesores.

Dada su pasión financiera, tampoco los hedge funds (fondos de inversión de alto riesgo) podían escapar a su interés, al menos hasta que la crisis financiera los puso en cuarentena. Ahí recalaron por ejemplo los hijos de José María Amusátegui (que fuera presidente del Santander Central Hispano), José María y Luis, con su Cygnus Asset, Jaime López Ibor Alcocer (nieto del célebre psiquiatra y sobrino de Alberto Alcocer), que fundó Square Capital y en épocas anteriores llevó el family office personal de Leopoldo Fernández Pujals (el fundador de Telepizza y actual presidente de Jazztel), o Cristóbal Thomas de Carranza, hijo del fundador de Alianza Popular, actualmente socio director de Valórica.

Menos interés despiertan entre estos jóvenes financieros de buenísima familia los puestos de mando en la banca universal de todos los días (consumo, hipotecas, crédito a las empresas), el manejo de riesgos, la dirección de red o la expansión internacional, temas de mucho menos glamour e ingresos. Una de las pocas excepciones es la de Manuel Falcó Girod, hijo de Carlos Falcó, marqués de Griñón, y Jeanine Girod, y que preside el Citibank, un banco universal, de todos modos muy centrado en la banca privada y especialmente de inversión.

Pero, ¿cómo llegan estos ricos herederos a los puestos que ahora ocupan? Enchufes aparte, que evidentemente los hay, se trata de gente preparada por sus familias para triunfar, que han hecho un gran esfuerzo financiero para darles la formación de mayor nivel en el extranjero, preferentemente en EEUU, y que tampoco han escatimado esfuerzos a la hora de colocarlos en los mejores bancos de negocio americanos y europeos para ir cogiendo carrerilla.

Años de exilio.

Claudio Aguirre, por ejemplo, estuvo en la Harvard Business School; Pedro Gómez de Baeza, en la Wharton; Samaranch Salisachs, en la de Nueva York; Sánchez Asiaín, en la de Chicago. Pero, tan o más importante que el paso por estas universidades, donde aprovecharon para reforzar vínculos con colegas españoles y de fuera (también de excelentes familias), es que prácticamente todos optaron por pasarse unos años exiliados en Londres o Nueva York, en Wall Street y en la City, antes de volver a España.

Es el caso de Fernando Abril Martorell, Pedro Gómez de Baeza y Pablo Garnica Álvarez Alonso, que hicieron sus pinitos y hasta buena parte de su carrera en JP Morgan (Nueva York y/o Londres); de Claudio Aguirre Pemán, David Jiménez Blanco o Sánchez Asiaín, que pasaron por Goldman Sachs (en Londres o Nueva York); de Samaranch Salisachs en el First Boston en Nueva York; de Manuel Falcó Girod y Pedro Gómez de Baeza en SG Warburg en Londres; de Miguel de las Bárcenas Fitz-James Stuart en BNP Paribas; y de Jaime de Marichalar en Indosuez o el Credit Suisse en París. Un tipo de becas que, por supuesto, no está al alcance de todos. Algunos, como Manuel Falcó, han nacido incluso en el extranjero, en su caso en California, algo que seguramente le vino de perlas para su manejo del inglés.

Algo más que la educación.

También destaca el éxito de Pablo Garnica Álvarez Alonso, que trabajó en entidades bancarias internacionales en Nueva York, Miami y México, y que fue enviado en 2007 nada menos que a dirigir los servicios de banca privada de JP Morgan en Ginebra con responsabilidades para toda Europa y Oriente Próximo. Claro que su desembarco en España empezó por Banesto, el banco de su abuelo.

Ahora bien, aun cuando estos profesionales han recibido una excelente educación (algo que ahora poseen decenas de miles de españolitos de a pie), no cabe duda de que una parte importante de su valor reside en sus excelentes relaciones, un activo reconocido por sus propios empleadores tras la firma de su contrato. Este ha sido sin duda el caso emblemático de Marichalar, perteneciente a una familia estrechamente ligada a la monarquía, hijo del conde Ripalda y de una Sáenz de Tejada, pero también el de los demás.

Un ejemplo: en la nota de prensa del nombramiento de Abril Martorell hijo, el Credit Suisse afirmaba valorar en su nuevo empleado de lujo tanto “su profundo conocimiento de la banca de inversión” como “sus buenas relaciones con las más altas esferas españolas”. Así de similares fueron las apuestas de otros bancos por estos profesionales de buena cuna: basta con leer cuidadosamente las notas de prensa de sus nombramientos. La agenda es muy importante (ver recuadro en esta misma página).

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