Rebelión en Podemos

10 / 07 / 2015 Miriam V. de la Hera
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El sistema aprobado por la dirección para elegir a los candidatos en las elecciones generales provoca un alud de críticas.

Cuando Pablo Iglesias presentó su propuesta de regeneración democrática un frío fin de semana de enero de 2014, él no era más que un carismático profesor universitario con coleta que se había ganado la simpatía de muchos en los platós de televisión. El líder de aquel nuevo partido llamado Podemos emocionó ese día a cientos de personas con un discurso repleto de alusiones a una nueva forma de entender la democracia. Sin embargo, año y medio después, parece que cada paso que da para afianzar la imagen de partido democrático termina por volverse en contra de la dirección.

Primero se cuestionó la elección de los cargos internos; después, la de las candidaturas autonómicas; y ahora parece que las primarias para confeccionar las listas de las próximas elecciones generales se han convertido, de nuevo, en un quebradero de cabeza para Pablo Iglesias. “No conozco a nadie de Podemos a quien le parezcan un acierto las primarias proyectadas”, escribía en su perfil de Facebook Beatriz Gimeno, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, poco después de conocer el método elegido por la dirección del partido. “No recuerdo tanta unanimidad desde Vistalegre”, ironizaba recordando la asamblea multitudinaria que en octubre de 2014 eligió por una amplia mayoría a Iglesias como secretario general.

Como ella, muchos creen que la dirección del partido ha pecado de un “exceso de centralismo” con el único objetivo de beneficiar a la candidatura más fuerte; es decir, a la encabezada por Iglesias. El reglamento aprobado el pasado 27 de junio establece la elaboración de una candidatura de país, votando mediante un sistema de circunscripción única. Una de las consecuencias de este sistema es el efecto conocido como listas plancha. Podemos plantea unas primarias abiertas en las que los simpatizantes tienen la opción de respaldar a candidatos concretos procedentes de diferentes listas, incluso modificando el orden de cada candidatura. Pero también permite apoyar a una lista en bloque, un sistema mucho más sencillo por el que se decantó el 85% de los votantes en las anteriores primarias. Según las fuentes consultadas, ofrecer las dos formas de votación termina por beneficiar a la lista más conocida.

Para Enric Martínez, portavoz de Podemos Unidos, la corriente crítica del partido en Cataluña, el sistema solo beneficia a lo que él define como el “clan de Somosaguas”, en alusión a la procedencia universitaria del núcleo duro de Podemos. Lamenta que Iglesias, “una vez más”, solo confíe en su círculo cercano y critica que la democracia y el empoderamiento, dos de los pilares básicos del ideario de Podemos, “brillen por su ausencia”. “Es otra vuelta de tuerca en la acumulación de poder de un césar que solo confía en quien conoce”.

Candidatos paracaidistas. Otro aspecto que tampoco convence a las bases es la aplicación de la circunscripción única para elaborar una lista que luego en las elecciones generales tendrá que votarse por provincias. Según la propuesta de la dirección, de las primarias saldrá una única lista para el Congreso y después será cada uno de los candidatos quienes elijan por qué circunscripción se presentan. Las fuentes consultadas temen que este sistema sirva para “colocar” a lo que se conoce como candidatos paracaidistas, es decir, personas sin ninguna vinculación con la provincia en la que se presentan, pero que podrían servir para ganar votos.

En una dura resolución, Podemos Aragón ha alertado a Pablo Iglesias de que esta situación provocará un alto grado de “desconexión” entre los candidatos y el electorado. “El reglamento no garantiza que las personas que se presenten por una circunscripción representen a ese territorio”, lamenta Raúl Gay, miembro del Consejo Ciudadano aragonés. “Puede que los votantes no se sientan identificados con los candidatos que surgen de una lista creada en Madrid”, lo que a su juicio implica una disminución de la “calidad democrática”.

“El PP es más democrático que Podemos –critica Enric Martínez–. Podemos habla de plurinacionalidad, pero curiosamente la lista viene dada desde el centro”. Esta descentralización también preocupa en Andalucía. Teresa Rodríguez, líder del partido en la región, se ha convertido ya en una de las principales voces críticas frente a las directrices de Pablo Iglesias. Tras conocer el reglamento aprobado por la dirección de Podemos, Rodríguez se mostraba partidaria de “descentralizar las decisiones”. “Hay que acercar cada vez más los procesos de decisión a los territorios”, sostenía.

Manifiesto en contra. La secretaria general de Andalucía es además una de las firmantes del manifiesto titulado Por una consulta popular sobre el reglamento de primarias de Podemos, hecho público esta semana. Los firmantes piden al partido “abrir una consulta” acerca del sistema de primarias que permita conocer la opinión de las bases. Recuerdan a Pablo Iglesias que Podemos se constituyó como “una plataforma para el empoderamiento popular y ciudadano”, y temen que en estas primarias se pierda la esencia del partido. Junto a la dirigente andaluza, entre los firmantes destaca el nombre de Laura Pérez Ruano, secretaria general de Podemos en Navarra. “Lo ha hecho a título personal”, matizan fuentes del partido.

En total han apoyado el manifiesto más de 780 cargos internos del partido procedentes de todas las comunidades, muchos de ellos cargos electos, como son los europarlamentarios Lola Sánchez y Miguel Urbán. La petición también ha convencido a al menos un 32% de los diputados autonómicos de Podemos.

Una de las más destacadas es Xelo Huertas, presidenta del Parlamento de Baleares. Precisamente desde esta comunidad le han llegado a Iglesias algunas de las críticas más contundentes. La dirección autonómica ha criticado en un comunicado que Podemos haya adoptado costumbres extendidas en los llamados partidos tradicionales, como es la utilización de candidatos paracaidistas, y advierten de que el sistema limita la participación “libre y no tutelada” de los simpatizantes en la toma de decisiones. En la larga lista figuran además 97 concejales y cuatro alcaldes. Uno de ellos es José María González, más conocido como Kichi, primer edil de Cádiz, que pese a su postura crítica con la dirección ha preferido no hacer declaraciones al respecto.

Otro de los firmantes es Alfredo Díaz-Cardiel, secretario general de Toledo. Fue el principal defensor de un manifiesto que se aprobó a primeros de junio, semanas antes de conocer el reglamento, “porque ya veíamos por dónde iban los tiros”, confiesan fuentes de la dirección en la capital castellano-manchega. En el texto lamentan que con la creación de las listas se esté “rompiendo” una de las señas de identidad que diferenciaba a Podemos de la “vieja política” y recuerdan que la existencia de listas avaladas por la dirección del partido ya perjudicó en las primarias autonómicas.

Y más críticas desde el País Vasco. Roberto Uriarte, secretario general de Podemos Euskadi, ha confirmado a esta revista la existencia de una carta interna en la que la dirección vasca pide una “reconsideración urgente” del sistema de primarias, por entender que es “incompatible” con los principios de regeneración que promueve Podemos. “El sistema para elegir la lista al Congreso de los Diputados es bastante injusto”, reconoce Uriarte, que pese a todo prefiere mantener un perfil discreto porque recuerda que se trata de un tema interno que compete a la dirección nacional.

Mientras, en Galicia las voces críticas de la corriente Podemos Cambiar Galicia han hecho varios llamamientos a boicotear las primarias. Denuncian que, tal como se ha planteado, el sistema vulnera el derecho a participar “en igualdad de condiciones” e incluso amenazan con abandonar el partido y unirse a las Mareas. Desde Podemos Galicia consideran que estas discrepancias hay que entenderlas como un proceso “normal” en el seno de un partido donde todo se debate.

Hoja de ruta de Vistalegre. Pero cambiar el reglamento ya aprobado se antoja complicado. Según los estatutos de Podemos, la dirección estaría obligada a celebrar una consulta ciudadana únicamente en el caso de que la petición esté avalada por el 10% de los simpatizantes inscritos, unas 350.000 personas según datos del partido. Por lo tanto, las corrientes críticas tendrían que reunir al menos 35.000 firmas. Al cierre de esta edición el manifiesto contaba con 6.200, por lo que parece difícil que se alcance el mínimo necesario antes del día 13 de julio, fecha en que está previsto que se celebre la presentación de los candidatos.

Desde la dirección de Podemos prefieren no valorar estas polémicas. En cada una de sus intervenciones públicas los dirigentes insisten en calificar estas discrepancias dentro de un proceso “normal” de debate y descartan cualquier modificación en el reglamento. Recuerdan que el sistema es idéntico al aplicado para establecer las listas autonómicas y que, por tanto, sigue la llamada hoja de ruta de Vistalegre. Además, justifican los plazos tan ajustados como una forma de protegerse frente a un hipotético adelanto electoral.

Entre tanto, Pablo Iglesias ha optado por guardar silencio. Fuentes cercanas al secretario general de Podemos han confirmado a esta revista que su intención es evitar entrar en una polémica con los firmantes del manifiesto. “Lo valorará dentro de unos días, cuando ya se hayan presentado las candidaturas”, aseguran. El dirigente de Podemos ha estado estos días más ocupado en recabar apoyos para su candidatura. En ella, además de los nombres del núcleo duro de Podemos, también se han integrado personas ajenas al partido como Tania Sánchez, exdiputada autonómica de Izquierda Unida, o juristas de prestigio como José Manuel Gómez Benítez, exvocal del Consejo General del Poder Judicial.

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