Puigdemont reta al Estado con un referéndum.

03 / 10 / 2016 A.R
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El presidente catalán anuncia una consulta sobre la independencia para septiembre de 2017.

Carles Puigdemont utilizó la primera cuestión de confianza a la que se sometía un presidente de la Generalitat en la historia de la democracia catalana para anunciar un referéndum de independencia en 2017 “con o sin el aval del Estado”. La fecha de la consulta será “en la segunda quincena de septiembre” del próximo año, en palabras de Puigdemont, lo que reduce la incógnita a dos días concretos: el 17 o el 24 de septiembre de 2017, justo a rebufo de una nueva Diada que el Ejecutivo catalán utilizará una año más para aglutinar a los independentistas.

El presidente catalán dejó claro que no hay alternativa para culminar el proceso soberanista en el que Junts pel Sí (JxS) se ha embarcado con la ayuda de los diputados de la CUP: “O referéndum o referéndum”, subrayó por si alguien albergaba alguna duda sobre sus intenciones.

La letra pequeña. Puigdemont fue más explícito a la hora de defender una consulta acordada con Madrid. En su opinión, es la solución idónea, por lo que mostró su disposición “a colaborar lealmente” con aquel que esté en La Moncloa. En el caso de que un Ejecutivo español tendiese la mano, el presidente catalán garantizó su compromiso de negociar la letra pequeña de la consulta: desde la pregunta y la fecha, a los quórum necesarios para dar validez a un referéndum y una moratoria en cuestiones independentistas hasta una nueva consulta.

Puigdemont dejó claro a renglón seguido que si bien la rama de olivo que ofrece a Madrid “no caduca”, tampoco se paralizará el proceso secesionista por la inacción del Estado central. Por ello, anunció que a finales de julio de 2017 el Parlament habrá aprobado las estructuras de Estado básicas para que Cataluña esté en condiciones de “poderse desconectar con plenas garantías” del Estado. “Perseguiremos el acuerdo hasta el último día –insistió el president–, pero si llegamos al final de la legislatura y no ha habido respuesta positiva (por parte de Madrid), estaremos preparados y a punto para subir el último escalón antes de proclamar de manera efectiva la independencia”.

El plan de Puigdemont pasa por encargar al vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, que ultime la “arquitectura” de este referéndum que, en última instancia, debería organizar el departamento que lidera el conseller de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia, Raül Romeva.

Tras la arenga independentista, Puigdemont se mostró tranquilo ante la cuestión de confianza –“No me espanta ningún escenario que salga de este Parlament”–, aunque lanzó una advertencia a su socio de Gobierno, la CUP. “Sin presupuestos no se puede gobernar bien”, indicó a los diez diputados de la formación antisistema, indispensables para sumar la mayoría absoluta con los 62 escaños de JxS, de modo que si la CUP tumba en octubre los presupuestos del Gobierno catalán, tal y como hizo en junio, optará por “dar la voz a los ciudadanos” y adelantar las elecciones autonómicas. En todo caso, el sucesor de Artur Mas pidió desde el estrado que el inédito debate de esta semana sirva en los próximos meses para “inaugurar una cadena de confianzas” entre diputados y el Govern hasta que Cataluña se convierta en “un Estado” independiente.

Anna Gabriel, la cara más visible de la CUP, dijo que su grupo está “en plena sintonía” con el discurso de Puigdemont en la cuestión de confianza, sobre todo en lo que al referéndum se refiere, pero no aclaró si esa complicidad se extenderá al debate de presupuestos de octubre, tal y como le reclamó el líder de la antigua Convergència. Por su parte, el portavoz adjunto de Ciudadanos en el Parlament, Fernando de Páramo, advirtió a Puigdemont que la “solución” para Cataluña es “la unidad y no la desconexión en pleno siglo XXI”.

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