Problemas para los presuntos violadores

19 / 10 / 2016 Miriam V. de la Hera
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La renuncia de la abogada de la defensa amenaza con complicar el caso más mediático de los Sanfermines

“La gente joven va a San Fermín a beber y a mantener relaciones”. Lo dijo hace un par de semanas sin inmutarse Agustín Martínez, abogado de J.A.P., uno de los acusados de la supuesta violación múltiple perpetrada los pasados Sanfermines. La frase ha sido la gota que ha colmado el vaso para la letrada pamplonesa Carmen Sala. Atendió a los acusados durante el turno de oficio, y aunque en un primer momento se hizo cargo de la defensa de dos de ellos, ahora ha decidido apartarse del caso. Quiere “evitar” que se la “identifique” con afirmaciones como esta y dice no estar de acuerdo con la forma en que están planteando la defensa sus colegas sevillanos.

“¿De verdad alguien puede sentirse molesto?”, se pregunta Martínez en conversación con la revista TIEMPO. Lejos de retractarse, se reafirma en sus declaraciones. “San Fermín es eso, alcohol, toros y ligar; y aquí abre paréntesis e introduce tú el verbo que quieras”, insiste, convencido de la plena inocencia de su defendido. “No cabe otra sentencia que la libre absolución”, sostiene. Y eso que el caso cada vez parece volverse más en contra para los cinco encausados.

“Los autos del juez son demoledores”, responde Carlos María Bacaicoa, abogado que representa a la joven madrileña que denunció la brutal agresión y que solo concibe una sentencia condenatoria. “Que diga lo que quiera [en referencia a las declaraciones de Martínez] pero los procesados van a llegar al juicio en prisión”, afirma.

Bacaicoa se refiere a los contundentes escritos del titular del Juzgado Número 4 de Pamplona. En ellos, relata de manera minuciosa el contenido de un vídeo que se ha convertido en la principal prueba del caso. Al parecer, los ahora encarcelados se ofrecieron a acompañar a la joven de madrugada, y fue durante el recorrido cuando la habrían “agarrado de las muñecas” y obligado a entrar en un portal.

Y es ahí, en el número 5 de la calle Paulino Caballero de Pamplona, donde se desarrolla una grabación de cuya brutalidad da buena cuenta el auto de acusación. Según el juez, uno de los encausados filmó cómo el resto “se animaban y jaleaban entre sí”, mientras van “pidiendo turno”. Unos hechos “incompatibles” con el consentimiento por parte de la víctima, entiende. “El juez es un profesional y sabe lo que hace”, añade Bacaicoa, que recuerda que es muy difícil mandar a un imputado a prisión preventiva “si no hay base suficiente”.

El rastro de WhatsApp

De hecho, los mensajes de WhatsApp que intercambiaron los cinco imputados en un chat llamado “Veranito” evidencian su intención de pasar unos días de alcohol y desenfreno durante su visita a Pamplona. No esconden que quieren “follarse (sic) a una buena gorda entre los cinco”; detalles, entiende el juez, que ya desde la preparación del viaje apuntan a “hechos como los ocurridos”, en referencia a la supuesta violación grupal.

En efecto, lo que recoge el auto no es más que un extracto de una conversación mucho más amplia, que según ha podido saber esta revista ocupa cientos de folios en el sumario. Una conversación sacada de contexto, para la defensa, que si bien reconoce que algunas expresiones pueden ser soeces y de mal gusto, considera que no demuestran su culpabilidad. Sin embargo, el juez entiende que esconden referencias a “hechos semejantes”.

De hecho, la de Pamplona no será la única agresión sexual por la que tendrán que responder ante la Justicia los encausados. Otro chat de móvil, este titulado “Manada” ha puesto a los investigadores sobre la pista de una nueva agresión, esta vez en Pozoblanco, Córdoba. La Policía Foral habría encontrado un vídeo que según el juez muestra a una joven en estado de “profunda inconsciencia” mientras al menos cuatro de los acusados la someten a tocamientos; una nueva acusación sobre la que ahora tendrá que pronunciarse una magistrada cordobesa. 

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