PP y Ciudadanos tensan la cuerda con el pacto
21 / 03 / 2017 Antonio Rodríguez
Ambos partidos no se ponen de acuerdo sobre los puntos relativos a la corrupción, pero evitan la ruptura.
Mariano Rajoy y Albert Rivera en el Congreso
El acuerdo entre ambas formaciones cuenta con seis puntos específicos sobre medidas anticorrupción. En el primero de ellos se comprometen “a la separación inmediata” de los cargos públicos que hayan sido imputados “formalmente o encausados por delitos de corrupción, hasta la resolución definitiva del procedimiento judicial”. En el cuarto se busca limitar a ocho años el mandato de los presidentes del Gobierno y en el último, ambos partidos aceptan crear una comisión parlamentaria de investigación sobre la presunta financiación ilegal del Partido Popular, “que permita esclarecer las responsabilidades políticas por los hechos investigados y formular recomendaciones que impidan la repetición de casos similares en un futuro”.
El PP busca la letra pequeña en estos tres casos, con el fin de retrasar su aplicación, lo que molesta sobremanera a Ciudadanos al sentirse ninguneado. La imagen de Albert Rivera llamando caraduras a Mariano Rajoy y la bancada popular resumió el ambiente de tensión en el que viven los dos partidos.
El desencuentro ha provocado que Ciudadanos coquetee con el PSOE y Podemos para impulsar en el Congreso las medidas de regeneración democrática. “El PP es un partido con mochilas de corrupción y Ciudadanos quiere regenerar. Cuando se habla de la Ley de Autónomos o de aumentar los permisos de paternidad, el PP lo aprueba, pero cuando se habla de corrupción se enrocan y no cumplen la palabra dada”, lanza Rivera a los cuatro vientos sin que en La Moncloa se asusten.
Rajoy maneja los tiempos a su antojo, como ya hizo durante el bloqueo político de 2016, con la amenaza velada de que puede convocar nuevas elecciones a partir del próximo 3 de mayo con el viento de cara, ya que las encuestas le otorgan cerca de los 150 diputados. Además, sabe que los tres principales partidos de la oposición tienen muy difícil llegar a acuerdos: la gestora del PSOE se siente cada vez más rehén de su calendario de primarias y Podemos se ha radicalizado tras su asamblea de Vistalegre II.
