¿Para qué sirve una campaña electoral?

07 / 10 / 2011 11:41 Silvia Gamo
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Promesas, mítines... Estamos en campaña electoral, un periodo aburrido para el grueso de los ciudadanos, pero en el que los partidos se juegan hasta cinco puntos electorales. Empieza la partida.

Probablemente usted preste poca atención a los coches que existen en el mercado. Sin embargo, no verá más que coches por todos los lados si decide comprarse uno. Algo similar sucede con las campañas electorales y los partidos. Las fichas en la cabeza del ciudadano se mueven cuando hay convocadas unas elecciones, en este caso las generales del próximo 20 de noviembre, y está llamado a votar. De ahí la importancia de una campaña electoral. Mientras el grueso de la gente dice prestar escasa atención a mítines, eslóganes y campañas, los expertos dicen que una buena campaña electoral puede modificar hasta cinco puntos la previsión de unos resultados electorales.

Partidos y candidatos se la juegan, y mucho, en un periodo electoral como el que vivimos. Ignacio Varela, asesor del PSOE en técnicas y estrategia electorales, explica que una campaña sirve para conseguir votos: “Lo que diferencia a una campaña electoral de cualquier otra comunicación política es que esta está ligada a una decisión concreta, la de votar. La decisión del voto no se forma en la campaña, cristaliza en ella”. Por eso considera que las encuestas electorales siempre tienen un punto de falso, porque preguntan a la gente sobre una decisión que aún no hay que tomar, así que indican una tendencia de opinión.

Encuestas.

En esto coincide con Jorge Rábago, responsable del departamento de Telegenia del Partido Popular. “Que hoy en día las encuestas den 14 puntos por encima al PP es un referente, motivo de alegría, pero no es la realidad. A las encuestas de ahora hay que darles la importancia justa, porque al final se gana el día de las elecciones”, explica. Un ejemplo de esto en el que coinciden ambos expertos fue en la campaña del PSOE de 1996, con el famoso spot del doberman. Todos los partidos, desde el PP hasta IU, la han citado como un el ejemplo de una buena campaña electoral. El PSOE de González perdía por más de 15 puntos, según los sondeos de entonces, frente al PP de Aznar. Pero hizo una campaña agresiva, con spots impactantes. Recortaron tanto la distancia con el adversario que el PP estuvo a punto de perder las elecciones. Guerra lo llamó la dulce derrota y González aseguró a los suyos que les habían faltado dos días de campaña.

Así pues, las campañas electorales influyen en los electores. Aunque no se les preste demasiada atención ni sea uno un consumidor de información política, como bien explica Fermín Bouza, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid: “Cuando la gente dice que no le interesa la política, miente, le interesa mucho. Aunque un ciudadano no lea los periódicos, la información fluye desde las élites hasta el pueblo llano. El empresario transmite el mensaje que le interesa a su madre, ella a sus vecinas, estas al mercado. La gente está informada, aunque esto no quiere decir que sea racional”, asegura.

Bouza estima que en una campaña electoral entre los dos grandes partidos, PSOE y PP, se pueden llegar a movilizar de cero a un millón de votos si se acierta en la comunicación política que hay que hacer. Una comunicación política electoral que se compone básicamente de cuatro herramientas: mítines, debates, spots y cartelería e Internet. Desde el PSOE Varela estima que no hay una regla general para las campañas, algunas influyen mucho y otras no. Pero considera que esta puede influir de forma muy significativa en lo que se refiere al PSOE: “Calculo que en estos momentos cuatro de cada seis votantes socialistas de 2008 no saben lo que van a votar. Estamos hablando de entre cuatro y cinco millones de votantes que votaron al PSOE hace cuatro años y hoy no lo tienen claro”, explica. Rábago, desde el PP, también considera que en estas elecciones puede haber mucho movimiento, en su caso hacia el PP: “En comparación con las elecciones de hace cuatro años, va a haber mucho trasiego de votos. Votantes del PSOE que se pueden pasar al PP, o nuevos votantes. Estamos hablando de unos dos millones de electores que pueden moverse”. De ahí que la campaña electoral sea decisiva.

Recoger el voto desencantado.

De ese descontento se quieren aprovechar también partidos como IU. Su campaña irá muy enfocada a recoger el voto de aquellos desencantados con el PSOE,  de los enfadados con el pacto de la reforma constitucional y del voto de los indignados. Ramón Luque, responsable de la campaña de IU, cree que “en estos momentos la incógnita de la movilidad del voto es muy grande. Estas elecciones van a depender de los dos millones y medio de votantes desengañados del PSOE y de los centenares de miles de indignados. De si su indignación la vuelcan en casa o la depositan en la urna”.

Los sondeos prelectorales dan a esta formación un mínimo de ocho diputados. IU, al igual que otros partidos con poca presencia parlamentaria, cuenta con pocos medios económicos y materiales para afrontar la campaña. Abrirse hueco en los medios que no son públicas les es difícil. De ahí que vuelquen gran parte de sus esfuerzos en Internet. Cayo Lara es el político español con más seguidores en Facebook. En la formación creen además que el tirón de Llamazares, cabeza visible de la oposición a la reforma constitucional, y las alianzas electorales con otros partidos de izquierda serán su empujón electoral. Casi seguro que concurrirán en coalición con la Chunta en Aragón, con ICV-Les Verds en Cataluña y con Coalición por Tenerife.

Para los que desdeñan la importancia de las redes sociales, son muchos los expertos como Daniel Ureña, socio director de Mas Consulting, que recuerdan la campaña de Obama. “Era un absoluto desconocido y consiguió enamorar a millones de personas en su país y en todo el mundo. Si no hubiera hecho una campaña electoral muy buena no lo hubiera conseguido”, asegura. También pone de ejemplo a Unión, Progreso y Democracia (UPD), de cómo con medios muy reducidos ha conseguido moverse mucho y darse a conocer, “con una líder carismática, Rosa Díez, que aprovecha muy bien sus intervenciones en el Congreso, para que se hable de ella cuanto más, mejor”.

El responsable de Comunicación de UPD, Carlos Martínez Gorriarán, explica que la mayor parte de su campaña se hace a través de Internet, lo que les ha situado como la tercera fuerza política en la Red. “Para nosotros la campaña es clave porque es la manera de llegar a personas a las que normalmente no llegamos, Internet nos permite conectar con el ciudadano que busca información por sí mismo. Otra de las cosas que hemos hecho mucho han sido los mítines a pie de calle, donde Rosa Díez pasa directamente el micrófono a los ciudadanos”, cuenta. Este tipo de campaña les ha permitido obtener, por ejemplo, ocho diputados en la Asamblea de Madrid en las pasadas elecciones autonómicas, cuando ninguna encuesta prelectoral les daba un solo escaño.

Los mítines, fundamentales para movilizar y motivar al propio electorado, además de para garantizar su presencia en los medios de manera cotidiana, pierden peso en favor de una herramienta muy potente: los debates electorales, que son cada vez más importantes en España. Para aquellos descreídos de la comunicación política, el último debate electoral entre Zapatero y Rajoy fue visto por más de 13 millones de personas. Pocos acontecimientos, ni siquiera deportivos, han tenido tales audiencias en televisión. De ahí que en el debate, que tradicionalmente solo se da entre los dos grandes partidos, se jueguen mucho. “Se juega más siempre el que va ganando”, asegura Varela, aunque añade que la percepción de quién ha ganado o ha perdido es muy subjetiva y suele coincidir con el sentido de voto del encuestado. Empieza la carrera.

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