Ocho apellidos andaluces dentro de ERC

15 / 12 / 2015 Antonio Rodríguez
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Gabriel Rufián, número uno al Congreso, es hijo de emigrantes y no renunciaría al pasaporte español

Gabriel Rufián, número uno de ERC al Congreso en las elecciones del 20-D.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) celebró en noviembre un consejo nacional para elegir al número uno de la lista del Congreso de los Diputados. El elegido fue Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramanet, 1982), quien subió al estrado y se puso a hablar en castellano, un idioma que hasta entonces nadie había utilizado en los cónclaves de ERC.

Este joven de barba recortada y estudios universitarios en Relaciones Laborales es, desde hace dos años, una de las caras más conocidas de Súmate, la asociación catalana de castellano-parlantes que apoyan sin rubor la independencia de Cataluña. En su caso, nunca ha escondido sus ocho apellidos andaluces. Hijo de padre jienense de la localidad de Alcaudete y madre granadina de Turón, sus progenitores llegaron siendo niños a aquella Cataluña del franquismo a la que iban las familias más necesitadas del sur de España. Sus padres militaron en su juventud en la extrema izquierda, la de Bandera Roja, una escisión del PSUC catalán que en su ideario defendía “el derecho a la autodeterminación de todos los pueblos por vías democráticas”, recuerda Rufián a TIEMPO.

Instalados en el barrio del Fondo, uno de los más humildes de Santa Coloma, el ahora cabeza de lista de ERC para el 20-D creció con el español como idioma familiar y de juegos en la calle, quedando el catalán como lengua “académica”. Cuando pasó al instituto, en Badalona, conoció a compañeros que hablaban y pensaban en catalán, un encuentro “de dos culturas” que a él le permitió soltarse con la lengua cooficial y convertirse con el paso del tiempo en bilingüe. En los últimos diez años ha estado trabajando en Barcelona en una empresa de selección y desarrollo de personal.

En Súmate se le empezó a conocer por sus charlas sobre cómo sería el sistema de pensiones “en la futura república catalana y como lo es actualmente en el Estado español”. De ahí pasó a la Asamblea Nacional Catalana, donde se erigió en portavoz del llamado “independentismo castellano”, el de los descendientes de inmigrantes del sur de España que consideran que ha llegado el momento de que Cataluña se separe.

18 meses en Madrid. Rufián opina que el independentismo catalán hace tiempo que superó su sentimiento antiespañolista. “Es por eso que el unionismo pierde –subraya– porque no consigue superar su anticatalanismo cuando dice, por ejemplo, que el castellano está perseguido o amenazado” en Cataluña. En este sentido, hace hincapié en que en su región se vive el bilingüismo “de manera totalmente natural”. Ha veraneado de joven con sus primos de Jaén y Granada y mantiene contacto con su familia, pese a que no ha ido allí desde que nació su hijo, en 2010. “Entienden perfectamente que esto va de democracia, que la gente vote como quiera. El respeto es primordial”, dice refiriéndose a su familia andaluza.

Los diputados electos de ERC irán al  Congreso con la consigna de estar el menor tiempo posible. No más de un año y medio. “En cuanto se proclame la independencia de Cataluña, nuestra idea es marcharnos. Es el último programa electoral para unas elecciones que ya consideramos de otro Estado”, afirma Rufián, si bien no piensa renunciar a la nacionalidad española con este argumento: “Soy reacio a las banderas y a las identidades. Mi independentismo es puramente ideológico, pero soy de la opinión de que si esto va de ampliar derechos, en ningún caso se tiene que renunciar. En mi caso, no pienso renunciar absolutamente a nada. Al final se trata de sumar una identidad más y de convivir como hasta ahora, pero de otra manera”.

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