Militares de 45 años declaran la guerra a Defensa

 

Cumplir 45 años y seguir siendo soldado o marinero raso supone ser cesado de las Fuerzas Armadas y pasar a la reserva activa con un sueldo de 600 euros hasta la edad de jubilación. Esta es la situación en la que desde hace cuatro años han ido quedando 5.300 militares, a los que en 2016 se sumarán 403 y que en 2033 llegarán a 36.996 soldados y marineros, de 75.000 que tiene hoy el Ejército. Es también el casus belli entre militares y el Ministerio de Defensa, que ha provocado una marcha de protesta, quejas al Defensor del Pueblo, institución al frente de la cual está Soledad Becerril, y ha llegado al Congreso de los Diputados.

La Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) presentaba hace unos días 800 quejas, más otro número no precisado cursadas on line, a Becerril contra el incumplimiento del compromiso de Defensa de facilitar formación certificada a los militares para que puedan valerse fuera del Ejército e impulsar su reinserción laboral en otros cuerpos o instituciones civiles. De manera particular, otros militares piden –también la AUME y Unidos Podemos– dejar sin efecto el compromiso que desde que en 2006 se aprobó la Ley de Tropa y Marinería firman los soldados y marineros al ingresar en el Ejército. Entran con un compromiso –contrato– inicial por seis años, al término de los cuales deben pasar unas pruebas para poder firmar un “compromiso de larga duración”, que establece que si cumplidos los 45 años no han promocionado para convertirse en militares de carrera o no han accedido a la Guardia Civil, Policía Nacional o a puestos de carácter civil, pasarán a la reserva activa con 600 euros mensuales. “Que se quedan en 450”, dice Fernando Tello, uno de los exmilitares que en noviembre marchó entre Mérida a Madrid en protesta contra esta medida.

Rejuvenecimiento

Sobre la mesa de la ministra, María Dolores de Cospedal, también hay una carta de la AUME exponiéndole una situación que en los altos estamentos se ve desde otra perspectiva que tiene que ver con el “rejuvenecimiento” del Ejército. Defensa argumenta, por un lado, que los militares que protestan sabían “perfectamente” cuando entraron en la institución que podrían salir a los 45 años –algo que no le pasa a un trabajador despedido en un ERE a esa edad, dicen las fuentes– y que en su mano estaba haber promocionado. “Pero para eso hay que estudiar”, dicen en Defensa, y añaden que hay soldados que pretenden estar en su mismo puesto “hasta los 55 años”.

Según el ministerio, en 2016 salieron 65 plazas de oficial, 737 de suboficial, un cupo anual de 100 soldados para permanecer en sus puestos hasta los 58 años, 694 plazas para la Guardia Civil, 522 para la Policía Nacional y 114 para administración civil. En el Ejército entran cada año 3.500 soldados y marineros y salen entre 1.200 y 1.500. Aquí entra el factor de las condiciones “físicas y psíquicas”. Lo que para la AUME, afectados y Podemos supone dejar casi en la miseria y sin posibilidad de reinserción laboral a soldados que, a los 45, han estado dispuestos a “poner su vida en peligro” durante 20 años, para Defensa es cuestión de edad. “Cómo vas a mandar a alguien a Irak a los 50 años a pegar tiros”, dicen en el ministerio, donde no hay puestos suficientes para enviar a oficinas a tantas personas. “No solo se necesitan soldados jóvenes y robustos, sino con la cabeza clara”, replica Jorge Bravo, secretario general de la AUME.

El Congreso estudiará la cuestión en una subcomisión creada a instancias del PSOE. Unidos Podemos la apoyó pero vio cómo se rechazaba su propuesta donde exponía las dificultades que encuentran los soldados para ascender, denunciaba la “situación desesperada” de muchos y pedía, como medida de urgencia, mantenerlos hasta la edad de jubilación.