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Madrid se despide de "los abuelos de la Bolsa"

03 / 08 / 2015 DPA
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Llevan toda la vida asistiendo en persona a la sala de contrataciones de la Bolsa de Madrid, situada en un bello edificio neoclásico.

Cotización de las empresas en el interior de la Bolsa de Madrid.

Son "los últimos del parqué". "Los abuelos de la Bolsa" o, como los bautizó un medio, los "yayo brókers", en un juego de palabras con el mote cariñoso que se aplica a los abuelos en España y la palabra inglesa castellanizada. 
 
 Llevan toda la vida asistiendo en persona a la sala de contrataciones de la Bolsa de Madrid, situada en un bello edificio neoclásico inaugurado en 1893. Encarnan y han sido testigos de los cambios que ha vivido el mundo financiero en los últimos 20 años. 
 
 La mayoría ya están jubilados y sus pequeñas inversiones en Bolsa son su pasión. Cuando todos los demás agentes abandonaron físicamente los parqués, ellos se quedaron, y son los únicos que siguen apareciendo en segundo plano en las imágenes de los medios de comunicación cuando transmiten desde la sala. 
 
 Como en el resto del mundo, todas las subastas se llevan a cabo hoy en día de forma informatizada en España, donde el cambio se produjo en 1989, cuando se interconectaron las cuatro Bolsas que existen en el país. Y la última puja a viva voz fue el 9 de julio de 2009, con escasa presencia ya de corredores. 
 
 La noticia comenzó como un rumor y acabó estallando en los medios en pleno verano madrileño: la empresa que gestiona el edificio, Bolsas y Mercados Españoles (BME), impedirá a los veteranos inversores entrar a partir del 1 de septiembre. 
 
 Hasta ahora lo hacían gracias a invitaciones que les proporcionaban los grandes brókers y que renovaban cada año por apenas 12 euros anuales (13 dólares). 
 
 Oficialmente, BME alega en una carta que envió a los inversores que en el edificio, que forma parte de Patrimonio Nacional, se organizan cada vez con mayor frecuencia actos, presentaciones de empresas, cócteles y otro tipo de eventos, por lo que por motivos de seguridad los "abuelos de la Bolsa" no pueden estar presentes. 
 
 "Si fuesen jóvenes de 20 años tendríamos el mismo problema", declaró a los medios un responsable de la empresa. "Hasta ahora avisábamos del cierre con tres días de antelación cuando iba a haber un evento. Pero cada vez se organizan con más premura. El edificio ya no tiene la misma función que antes. Ocho millones de personas tienen acciones y aquí vienen veinte o veinticinco".
 
 José Luiz Pérez Iglesias es uno de los afectados. Antiguo ejecutivo de Burger King, sus compañeros lo admiran por haber sido "el que trajo la primera hamburguesería a España". Afirma entender la decisión, pero lamenta que no se haya podido encontrar alguna solución. "Nos podrían haber habilitado un despachito en el edificio para seguir viniendo". 
 
 En la sede de la Bolsa, en la céntrica Plaza de la Lealtad de Madrid, junto a la avenida de la Castellana, se respira historia. En la nave central del parqué, ahora solitario, se hacían las compras y ventas en los llamados "corros", que duraban 10 minutos y cuyo comienzo y final se anunciaba con una campana, en la actualidad casi siempre silenciosa. Todo presidido por un gran reloj con tres esferas y un barómetro.
 
 Ahora, este mismo espacio se promociona para realizaciones de banquetes u otro tipo de eventos corporativos. Pero eso no justifica que los echen, opinan estos pequeños accionistas, que se sienten desplazados por ser pocos y mayores. "Para muchos estos les da la vida. Te mueves, te sientes útil y no molestas a nadie", señala uno de ellos. 
 
 Además, tienen un conocimiento enciclopédico del mercado y son referencia obligada para todo periodista novato que llega a la Bolsa sin experiencia. 
 
 Así lo vio de hecho la sociedad de valores y bolsa independiente Link Securities, que les ofrece una sala específica en la que podrán seguir con sus actividades. Para ello dispuso un espacio de 200 metros cuadrados en el que contarán con diversas pantallas con información del mercado en tiempo real y puestos para que puedan realizar operaciones a través de Internet o dar órdenes de compraventa, informó la empresa en un comunicado tras conocer la situación de los ahorristas.
 
 La nueva sala entrará en funcionamiento para quienes así lo soliciten a partir de septiembre en la sede de la sociedad, por lo que los "jubilados" podrán seguir con sus actividades, pero ya no desde el Palacio de la Bolsa, que entra así en una nueva fase. 

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