Los pokémon invaden la Cámara Baja

27 / 07 / 2016 Antonio Rodríguez
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Los monstruos de realidad aumentada que ha lanzado Nintendo en su último videojuego para móviles marcan el inicio de la legislatura. 

Ekans apareció en plena votación para elegir a los miembros de la Mesa del Congreso de los Diputados. Nagua Alba, la joven representante guipuzcoana de Podemos, acababa de subir al estrado para llamar a sus señorías por su nombre cuando esta serpiente de color rosado y cascabel de oro provocó un respingo en uno de los presentes en el Hemiciclo. El inicio de la XII Legislatura era emocionante en lo político porque nunca hasta ahora la Presidencia y la citada Mesa de la Cámara Baja estaban tan inciertas en el día de la constitución de las Cortes, pero también resultaba tedioso por las cuatro horas y media que duran las sucesivas votaciones nominales y sus consabidos recuentos.

Así que era un buen momento para abrir Pokémon Go, la aplicación para móviles que Nintendo lanzó el pasado 6 de julio y que ha permitido que la compañía japonesa se revalorice un 105% en la Bolsa de Tokio en apenas dos semanas gracias a los más de 25 millones de personas que se la han descargado. Es el fenómeno social del momento y ha permitido que Nintendo, la multinacional creadora de Súper Mario y Zelda, aumente su valor en más de 21.000 millones de euros, superando así a otras compañías niponas con una larga trayectoria de internacionalización como es el caso de Sony.

Ekans es uno de los monstruitos de realidad aumentada que tanto furor está provocando entre jóvenes y adultos de todo el mundo. En el Hemiciclo, el reptil erguía la cabeza al compás del nombre y apellidos de cada señoría. Tenía ganas de atacar y en un primer momento evitó ser capturado. Las pokebolas que el usuario le lanzó no surtieron efecto hasta que una de ellas le dio en la cabeza. Si aciertas, sumas puntos. Fue entonces cuando la serpiente quedó encerrada en una de estas pelotitas de color blanco y rojo que recuerdan al ying y el yang de la cultura china.

Tras abandonar la sede de la soberanía popular, el usuario utilizó el incienso, un comodín que atrae a estos animales imaginarios a su avatar durante 30 minutos. Al poco tiempo apareció un Spearow en el patio que separa el palacio antiguo del edificio nuevo construido en los noventa, mientras los periodistas aguardaban a que los diputados concluyesen su jornada. Luego llegó el turno de un Cubone frente a los leones de bronce del exterior y un Bulbasaur dentro de una de las salas en las que se seguían la última de las votaciones. La presencia de este gorrión endemoniado, del roedor que atiza golpes con un hueso en la mano o del reptil verdoso que lleva un bulbo en su lomo eran la prueba de que los Pokémon habían invadido el Congreso.

La sede parlamentaria y la puerta dorada de grandes dimensiones que da acceso al edificio de ampliación, en el otro lado de la calle de los Jerónimos, son dos de las pokeparadas o sitios del centro de Madrid en los que un participante de Pokémon Go puede recargar su bolsa de bolitas rojiblancas con la que atrapar bichitos salvajes en los monumentos y lugares más emblemáticos o curiosos de la capital.

En las próximas semanas será habitual encontrarse por la calle con personas que, blandiendo un smartphone en la mano, asegurarán estar capturando estas pequeñas criaturas de colores o luchando contra la amenaza de temibles monstruos. Sus aseveraciones, basadas en la contemplación de la pantalla de su teléfono, no serán necesariamente el producto de una enajenación mental o de los efectos secundarios de ningún tipo de sustancia psicotrópica, sino que estarán motivadas por el uso de esta aplicación para móviles destinada a revolucionar la tecnología, los videojuegos y el tranquilo deambular por las calles.

Pokémon Go es un juego gratuito (ver recuadro) que aúna los últimos avances en geolocalización, las ilusiones ópticas que genera la realidad aumentada y el universo de ficción creado en 1996 para un videojuego de la Game Boy, la consola portátil más conocida de todos los tiempos, y cincelado en la cultura popular de finales de los noventa mediante una serie de animación que fue todo un fenómeno entre los niños de entonces. Una de las novedades es que no se juega en el sofá sino en las calles, parques, playas y otros enclaves del mundo real, que aparecen reflejados en la pantalla del jugador y donde se ocultan los personajes ficticios.

El juego usa un mapa GPS creado a partir de Google Maps y requiere salir a caminar en busca de los bichos. Para ello es necesario tener conexión a Internet. También permite al usuario disfrutar de la caza de Pokémon en cualquier parte del mundo, así que el jugador español que salga al extranjero con su móvil podrá seguir disfrutando de este juego. Sin embargo, no todo son buenas noticias. Las acciones de Nintendo cayeron un 12,6% el miércoles, lo que implicó una reducción de 4.745 millones de capitalización bursátil en un solo día, después de que se conociese que el fabricante posponía el lanzamiento oficial de Pokémon Go en el mercado nipón.

En la meca de los videojuegos aún tendrán que esperar a ver la locura que se ha desatado en Estados Unidos con el Pokémon Go. Una marabunta de seguidores se congregó la semana pasada en Central Park cuando apareció en este sitio un Vaporeon, uno de los Pokémon de tipo agua más escurridizos y difíciles de encontrar. En España, el fenómeno ha sido similar. Las playas y parques de Barcelona se poblaron de usuarios de esta aplicación provocando escenas surrealistas. Los Mossos d’Esquadra sorprendieron a una joven pareja de turistas japoneses que se había adentrado en el túnel de la Rovira, un lugar prohibido para viandantes, para cazar Pokémon.

En Las Rozas (Madrid), dos jóvenes de 25 años se colaron de madrugada en el aparcamiento del edificio que tiene la Guardia Civil en esta localidad mientras jugaban a este videojuego. Estos incidentes llevaron a la Policía Nacional a publicar una serie de pautas para hacerse con todas las criaturas del juego Pokémon Go de forma segura. La primera de ellas es la necesidad de descargar el juego en tiendas digitales oficiales y prestar atención a los micropagos dentro del juego “para evitar sustos en la factura”. La siguiente, una obviedad, fue recordar que está absolutamente prohibido atrapar Pokémon mientras se conduce o se monta en bici. “Estás jugando en el mundo real, no fijes solo la mirada en tu pantalla, atento a lo que ocurre a tu alrededor: pasos de peatones, semáforos, vehículos, mobiliario urbano, no provoques ni seas víctima de una accidente”, indicaba la Policía en su cuenta de Twitter.

Otras recomendaciones fueron no invadir la carretera, respetar las señales de tráfico y las normas de espacios y edificios públicos y prestar atención a las pistas otorgadas a los delincuentes, ya que Pokémon Go obliga a mantener conectado el GPS. Por último, la Policía pedía a los padres que enseñen a sus hijos las normas a seguir y el uso seguro de las aplicaciones y juegos.

Este fenómeno social fue aprovechado por el despacho de abogados Legalitas para advertir de que acceder a una propiedad privada, a espacios públicos que estén cerrados o jugar mientras se conduce son algunos de los delitos que se pueden cometer jugando a este videojuego. En México, por ejemplo, apareció un Pokémon en un jardín privado y hasta él se trasladaron decenas de jugadores para intentar atraparlo, algo que en España supondría un delito de allanamiento de morada castigado con penas de hasta cuatro años de prisión si se ha accedido a la vivienda empleando la violencia.

Otro delito que conlleva hasta tres años de cárcel es el acceder a un local abierto al público pero fuera de los horarios de apertura, mientras que utilizar el móvil mientras se conduce está penado con una sanción de 200 euros y la pérdida de tres puntos del carné. Si además se está jugando a un videojuego se puede estar ante conducción temeraria. Así que mucho cuidado.

 
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