Los pasos para frenar un golpe de Estado

02 / 08 / 2016 Antonio Rodríguez
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Una asonada a la turca es inviable en España, aunque hay mecanismos para desactivar una insurrección.

Última reunión del Consejo de Seguridad Nacional

Las imágenes de los tanques en la calle y el desarrollo de los acontecimientos del último golpe de Estado en Turquía recordaron a la asonada española de 1981. El rey Juan Carlos fue el artífice de que el 23-F fracasase con sus llamadas a los capitanes generales y su aparición en televisión de madrugada, una estrategia que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, imitó en cuanto supo que una parte del Ejército se había sublevado, al arengar por teléfono a sus seguidores para que saliesen a la calle. En Turquía fracasó el golpe en unas horas porque Erdogan pudo hablar a los ciudadanos, al igual que don Juan Carlos en 1981.

¿Qué tipo de contragolpe habría en España si se desencadenase una insubordinación castrense de este tipo? “No hay directrices ni planes estratégicos para un contragolpe. Se preparan ad hoc”, asegura a TIEMPO una fuente gubernamental. Un levantamiento militar como el turco es “impensable” en la España actual: se necesitarían, como mínimo, la implicación de varios tenientes generales con mando y un gran número de mandos intermedios que aplicasen con rigor entre la tropa un eventual toque de queda o medidas de excepción.

El caso Mena

En este hipotético escenario todas las miradas se centrarían en la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra, cuya sede se encuentra en Sevilla y desde la que se controlan más de 40.000 efectivos repartidos por casi toda la geografía española, incluidas Ceuta y Melilla. En la propia página web del Ejército se destaca que el jefe de la Fuerza Terrestre “ostenta (…) el mando del 70% de las unidades de combate distribuidas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional”.

De ahí que en enero de 2006 saltasen las alarmas con el discurso del teniente general José Mena, por entonces jefe de la Fuerza Terrestre, en el que insinuó una intervención de las Fuerzas Armadas si el nuevo Estatuto autonómico catalán desbordaba los límites de la Constitución. A raíz de aquella salida de tono, el ministro de Defensa, José Bono, consideró que Mena era el que había sobrepasado los límites y ordenó su destitución, su pase forzoso a la reserva y un arresto domiciliario de ocho días, unas medidas que luego fueron confirmadas por el Tribunal Supremo. Dos años después, y ya retirado, Mena publicó el libro Militares. Los límites del silencio, en el que contó que aquel día de la Pascua Militar le llamaron 9 de los 12 tenientes generales en activo, aparte del entonces jefe del Ejército de Tierra, su inmediato superior jerárquico. “Tan solo uno se ofreció a secundar mi actitud. Cuatro se mostraron de acuerdo con lo que había dicho, deseándome suerte ante el panorama que se avecinaba. Cuatro más me llamaron para interesarse por mi estado de moral. Los tres que no me llamaron estaban destinados en el Ministerio de Defensa y en el Estado Mayor de la Defensa”, desveló Mena.

En el caso de que se produjera un acto insurreccional como el de Turquía, el Gobierno tendría una serie de mecanismos para cortocircuitar la insurrección. El principal sería la convocatoria del Consejo de Seguridad Nacional, un órgano creado en 2013 que se encarga de asistir al presidente del Gobierno en temas de seguridad. Forman parte del mismo varios ministros, así como el jefe del Estado Mayor de la Defensa y el director del CNI. Dicho Consejo de Seguridad Nacional sería el encargado de declarar el estado de excepción o, en el peor de los casos, el de sitio. En España había hasta la pasada legislatura tres escenarios de respuesta a una crisis en función de su gravedad (los estados de alarma, excepción y sitio). En 2010, por ejemplo, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero recurrió al estado de alarma en respuesta a la huelga de controladores aéreos, lo que provocó que las torres de los aeropuertos quedasen bajo control militar. Una ley aprobada por Mariano Rajoy en septiembre de 2015 incluyó un cuarto supuesto: la situación de interés para la Seguridad Nacional, que no supone una suspensión de derechos fundamentales. 

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