Los masones guardarán el archivo de Tierno Galván

13 / 03 / 2012 18:10 Luis Algorri
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El archivo personal de Enrique Tierno Galván, miles de documentos inéditos sobre su vida privada y su actividad política, se quedará en Barcelona, en la biblioteca pública Arús, fundada por los masones. Eso ha decidido su familia.

El 13 de marzo, en la sede de la centenaria biblioteca pública Arús, de Barcelona, se firma un documento que lleva preparándose más de un año. Los protagonistas son cuatro: el alcalde de Barcelona y presidente del Patronato de la biblioteca, Xavier Trias; el gran maestro de la Gran Logia Simbólica Española (GLSE), Jordi Farrerons; el gerente de la biblioteca, Josep Brunet; y el profesor Enrique Tierno Pérez-Relaño,
 hijo del más recordado alcalde ma-drileño de todos los tiempos, Enrique Tierno Galván.

Lo que se firma es nada menos que la entrega del archivo privado del viejo profesor a la biblioteca pública Arús. Los miles de documentos, que ocupaban más de 30 cajas, están físicamente en la institución desde septiembre pasado: lo que ahora se formaliza es el acto jurídico, la entrega oficial que permitirá a los investigadores empezar a trabajar con ellos. Enrique Tierno Pérez-Relaño donó el legado de su padre a la GLSE con el acuerdo de que esta organización masónica lo entregase a la Arús, una prestigiosa institución cultural creada en 1895 con el enorme acervo bibliográfico del escritor y filántropo Rossend Arús i Arderiu (1845-1891), ilustre francmasón que llegó a ser gran maestro de la masonería catalana.

¿Qué contiene el legado privado de Tierno Galván? Nadie es capaz, ahora mismo, de responder completamente a esa pregunta. La obra completa pública del profesor, 9.000 páginas en siete tomos, se presentó en enero de 2011 y contiene lo que su hijo llama “el corpus público del pensador académico más importante de la izquierda española del siglo XX. Porque hay gente por ahí que se piensa que lo único que escribió mi padre fueron los bandos municipales”.

Lo que contiene.

Pero el abundante archivo privado es todavía un desconocido, al menos en parte. Está formado, en primer lugar, por documentos en varios soportes: desde papel hasta fotografías, casetes (más de 80 cintas) y vídeos, algunos en formatos prehistóricos como el betamax. Contiene numerosos documentos personales, entre los que destacan las agendas que llevaba el profesor, los pasaportes familiares que se usaban en la época del franquismo (y que, para los rojos, duraban nada más que un año). Hay cientos de cartas que Tierno Galván envió o recibió, a lo largo de toda su vida, de numerosísimas personas, muchas de ellas intelectuales españoles exiliados en México y otros países de América Latina. Aparecen, en cartas o documentos de todo tipo, los nombres de Francisco Alemán, Enrique Gómez, Santiago Nadal, Jorge Guillén, Vicente Llorens, Willy Brandt, Joaquín Ruiz-Giménez, Santiago Carrillo y muchos más.

Hay numerosa documentación del Partido Socialista Popular (PSP), la formación política que Tierno Galván fundó en 1968 y dirigió hasta su integración en el PSOE, diez años después, y a la que pertenecieron políticos como José Bono o Raúl Morodo. Hay notas de gastos de campañas electorales, papeles sobre sus años como alcalde de Madrid, manuscritos de discursos. También contiene este archivo privado conferencias que el profesor nunca publicó, entre las que se hallan algunas sobre sociología del cine, el Siglo de Oro español y estudios literarios. Dice su hijo: “Está la conferencia que mi padre dio en Dusseldorf en 1952. Allí se reunía la Escuela de Frankfurt y estaba Ortega y Gasset. Pues en el archivo está la conferencia que dio allí mi padre junto con la de Ortega”.

También hay obras de creación literaria. Porque el jovencísimo catedrático de Derecho Político (ganó la cátedra a los 30 años), jurista, sociólogo, ensayista, traductor de Wittgenstein y Burke, erudito y político, también sacó tiempo para escribir cuentos y poemas que jamás publicó. Su hijo asegura que existen al menos dos docenas de relatos breves y varios poemas; entre ellos –sonríe– uno dedicado nada menos que al logaritmo. También hay curiosos documentos de juventud, como libretas de bachillerato en las que el muchachito Enrique sacaba unas notas tremendas. Y, según su hijo, es bastante probable que aparezcan allí también los originales de algunos de los famosos bandos cervantinos que escribió cuando ya era alcalde de Madrid (lo fue desde mayo de 1979 hasta su muerte, el 19 de enero de 1986) y que tan célebres se hicieron.

¿Por qué a la masonería?

Pero el archivo privado del viejo profesor aún no está completo. Dice Tierno Pérez-Relaño: “Mi padre dejó una caja con muchos papeles en la Universidad de Princeton, donde dio clase a mediados de los años 60. En esa caja están las memorias de un muy alto militar español, que se las dio a mi padre con la petición de que no se publicasen hasta muchos años después de su muerte. Cuando pasen los 50 años que se suele tardar en estos casos esa caja se agregará al legado que ahora llega a la biblioteca pública Arús. Aunque es poco probable que yo lo vea, porque solo ha pasado un cuarto de siglo”.

Problemas: el estado de conservación de algunos documentos y fotografías. El hijo del profesor lo explica: “Todas esas cajas estaban en casa de mi madre. Cuando esta murió, me las llevé. Pero yo mantuve siempre con mi padre una relación emocional. Nunca tuve alma para ponerme a investigar detalladamente qué había ahí”. El caso es que, como dice Josep Brunet, gerente de la biblioteca Arús, algunas cajas fueron atacadas por la humedad y por los hongos y, antes de que el público y los investigadores puedan acceder al archivo, habrá que emprender un proceso de limpieza y restauración de muchos documentos.

La pregunta sale sola. Si Enrique Tierno Galván no era masón, ¿por qué su familia ha decidido donar su legado personal a la masonería? “Los masones han tenido siempre una tradición ilustrada –responde Enrique Tierno Pérez-Relaño–, muy en la línea de los pensamientos de mi padre. Que, efectivamente, no era masón, pero jamás he visto ni una sola contradicción entre lo que él hizo o dijo y los principios fundamentales de la masonería”.

Masón sin mandil.

El gran maestro de la GSLE, Jordi Farrerons, añade: “Para nosotros es un gran honor recibir y guardar todos esos documentos, de eso no cabe duda, por la importancia de la tarea moral y política que desarrolló el viejo profesor. Fue una persona de gran sentido ético cuyos principios se basaban en el humanismo. Su trayectoria personal y pública se fundamentó en el respeto, en la tolerancia, en la defensa de la libertad, la igualdad y la fraternidad, que son los principios básicos sobre los que trabajamos los masones. Nunca se inició, pero el viejo profesor fue algo muy parecido a lo que nosotros llamamos ‘un masón sin mandil’, es decir, una persona que actúa como un buen masón sin haber pisado nunca una logia”.

Pero el hijo del célebre alcalde no solo buscaba, para ceder el valioso archivo, unos principios morales y éticos. Buscaba también una biblioteca. Y ese lugar debía reunir unas condiciones indispensables: “Quería que fuese una institución pública, esto en primer lugar, que se comprometiese a cuidar de este patrimonio familiar, que tuviese abiertas sus puertas a todo el mundo, para que la gente pueda ver y estudiar el legado de mi padre. Debía ofrecer una buena tradición bibliotecaria y trabajar en la conservación, recuperación y digitalización de los documentos. Luego no quería que los metiesen en un armario y los olvidasen: mi idea era que permaneciesen vivos y a la vista. Buscaba también una institución lo más estable posible, que no sufriese vaivenes, que no dependiese hoy de un ayuntamiento y mañana de una comunidad, c0mo pasa tantas veces. Me puse a indagar bibliotecas (fui a algunas como lector anónimo) y la más apropiada me pareció, sin duda, la Arús. Hay otras muy buenas, lo mismo en Madrid como en Barcelona, pero no tanto. Incluso por estética: es un edificio precioso, novecentista, que tiene bien a la vista una reproducción de la estatua de la libertad: a mi padre le habría encantado. Es una institución de la cual la masonería puede sentirse muy orgullosa. No es un templo masónico, eso es evidente, sino un espacio de aprendizaje, consulta y lectura que nace por la voluntad de un gran masón. De su patronato, que hoy preside el alcalde de Barcelona, forman parte relevantes masones y a mí eso me parece muy bien”.

                      

En buenas manos.

“Hay una condición más –añade el gerente de la biblioteca, Josep Brunet–, y es que el legado de Tierno Galván no se podrá partir. Se le añadirán otros documentos andando el tiempo, como los de Princeton, pero nunca se troceará ni dividirá. Además, el lugar en que lo vamos a guardar y exponer es una maravilla: el ático, donde don Enrique será vecino de nuestros libros sobre Sherlock Holmes”.

Tierno Pérez-Relaño preside, además, la Asociación para la Reflexión y el Debate Enrique Tierno Galván, muchos de cuyos miembros están vinculados al Ateneo de Madrid. En calidad de tal intervendrá en las jornadas de estudio sobre la Constitución de 1812 que se van a celebrar en Cádiz. El viejo profesor, pues, vuelve a la actualidad, y no solo por su legado, aunque esa sea la noticia más importante.

Y ¿qué piensan los masones propiamente dichos del legado que les encomienda la familia del gran alcalde de Madrid? Jordi Farrerons, máximo dirigente de la GLSE desde hace seis años (dejará su puesto en junio), no oculta su satisfacción: “Esta donación es un motivo de alegría no solo para la GLSE sino para todas las demás organizaciones de la masonería liberal y adogmática española, que están integradas en el Espacio Masónico Español (EME), como la Gran Logia Femenina, la Orden Mixta del Derecho Humano o el Gran Oriente de Francia. También para todos los masones españoles. Porque es un gran paso en la lucha por la normalización social de la masonería, en el intento de que los masones seamos considerados en España igual que lo somos en prácticamente todos los países civilizados. Es, por lo tanto, una buena noticia para la sociedad a la que pertenecemos todos, masones o no. Y lo mismo la familia del viejo profesor que esa sociedad pueden estar tranquilos: los masones, y desde luego la biblioteca pública Arús, sabremos cuidar bien del legado de don Enrique Tierno Galván. Está en buenas manos”.

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