Los hombres que rodean al Príncipe

26 / 04 / 2013 9:59 Antonio Rodríguez
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El equipo de trabajo del heredero está compuesto por un núcleo duro de ocho personas, la mayoría de ellos militares. La Zarzuela estudia que don Felipe dé una entrevista en televisión para mejorar la imagen de la Corona y ha iniciado ya el proceso de selección para formar un nuevo grupo cuando se convierta en rey.

Una de las frases más comentadas del Rey en la entrevista de televisión que le hizo el periodista Jesús Hermida fue el elogio a la preparación de su hijo Felipe, del que dijo que era el mejor Príncipe de Asturias que ha tenido España en su historia. El heredero nunca se ha dormido en los laureles, y menos aún con la crisis por la que están pasando la mayoría de las instituciones y a la que no es ajena la Corona, por lo que en los últimos meses ha intensificado sus encuentros privados con políticos, abogados, banqueros, economistas y periodistas, a los que ha ido citando cada poco tiempo en La Zarzuela. Bien de forma individual, en su pequeño despacho de la planta baja del palacio,  bien en uno de los salones de reuniones del recinto palaciego si se trataba de una reunión colectiva.

“Él agradece que no vayas con historias falsas, sino que le digas lo que piensas con argumentos y datos sólidos”, explica a Tiempo uno de los que han pasado por su despacho recientemente. Las reuniones suelen prolongarse varias horas, normalmente de tres a cuatro cuando tiene menos carga de trabajo, y don Felipe va a ellas con los temas bien preparados. “Sorprende con las preguntas, es raro que tome notas y habla sin ningún tipo de problema, por espinoso que sea el asunto de debate”, prosigue la misma fuente.

Uno de estos asuntos ha sido el caso Urdangarin. El devenir judicial de su cuñado ha estado muy presente estos últimos meses en sus encuentros con personas de la sociedad civil. El Príncipe sabe que este tema afecta al futuro de la Monarquía y que condiciona los pasos que dé la Corona para hacerse más transparente y abierta a ojos de los ciudadanos. En una recepción reciente no dudó en abordar las reformas de la Constitución que se están reclamando desde distintas formaciones políticas, insistiendo a los presentes que él es el primer interesado en que acaben vestigios del pasado, como la primacía del varón sobre la mujer en el orden sucesorio. “No tengo ningún miedo a quedarme en el paro”, respondió a uno de los presentes cuando le inquirió sobre la oportunidad de introducir cambios en la Carta Magna, “pero tampoco ningún interés” en promocionar la reforma. Es decir, la última palabra la tienen los partidos. “Sabe que para mantener la Monarquía hay que trabajar día a día”, concluye la citada fuente.

Donde sí ha habido movimientos ha sido dentro de La Zarzuela a la hora de ir recopilando un fichero con candidatos a formar parte del organigrama de la Casa Real cuando el futuro Felipe VI se convierta en rey. El equipo del Príncipe ha empezado a hacer entrevistas individuales en medio de un gran sigilo y con el compromiso de guardar confidencialidad.

Sin la chispa de su padre.

En lo que coinciden muchos de los que conocen a don Felipe, es que se ha vuelto más accesible en los últimos años. Le falta la chispa de su padre, pero aquellos que le han tratado últimamente destacan de él lo cercano y convincente que es en las distancias cortas. Entre las prioridades del heredero está el hacerse más presente en Cataluña y el País Vasco, las dos comunidades en las que el secesionismo ha echado raíces, de ahí que haya multiplicado este último año sus actos oficiales en ambos territorios. Además, posiblemente es la persona que mejor conoce a la clase política iberoamericana, gracias a los viajes que hace al continente hermano para las tomas de posesión de los presidentes.

La Zarzuela ha ido dando prioridad a su trabajo a medida que el Príncipe asumía un mayor papel institucional, sobre todo durante los periodos de convalecencia del monarca. En este sentido, tres personas clave en el funcionamiento de la Casa Real (el jefe de la Casa, el diplomático Rafael Spottorno; el jefe de prensa, el periodista Javier Ayuso; y el jefe de protocolo, el diplomático Cándido Creis) se han volcado en los últimos meses en la agenda del heredero, sin por ello reformar la estructura orgánica de la institución.

Uno de los asuntos que se han estudiado en las reuniones de coordinación de este año es que el Príncipe se someta a una entrevista en televisión, del estilo de la que le hizo Hermida al jefe del Estado en enero con motivo de sus 75 años, pero en este caso con uno o varios periodistas de su generación y el deseo de que haya una mayor espontaneidad en las preguntas de los entrevistadores y las respuestas del heredero. El objetivo de tal iniciativa, que La Zarzuela niega que se haya concretado a día de hoy, sería recuperar parte del prestigio perdido por la Corona en los últimos años.

Oficina con quince personas.

De la parcela de trabajo del Príncipe se ha encargado, históricamente, una oficina compuesta por una quincena de personas, de las que cuatro son personal administrativo. Al frente de ella está el secretario del Príncipe, Jaime Alfonsín, la mano derecha de don Felipe desde diciembre de 1995, cuando este asumió una agenda propia de actividades y viajes institucionales.

Aunque se habló en varias ocasiones sobre la conveniencia de crear una Casa del Príncipe, al igual que existe en otras monarquías europeas como la británica, la Casa del Rey rechazó tal posibilidad con el argumento de que podría dar pie a duplicidades y más de una descoordinación. Por ello, ha primado la tesis de que es mejor una sola jefatura desde la que se decidan las actividades de los Reyes, Príncipes e infantas en su conjunto. De ahí que, orgánicamente, la Secretaría del Príncipe dependa del jefe de la Casa del Rey, el citado Spottorno.

Nacido en Lugo en 1956, doce años antes que el Príncipe, Jaime Alfonsín se licenció en Derecho con premio extraordinario de su promoción en la Universidad Autónoma de Madrid. Al poco de terminar la carrera ingresó en el cuerpo de Abogados del Estado, que ha cobrado protagonismo en los últimos años, ya que de él provienen conocidos políticos como la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; o el presidente de RTVE, Leopoldo González-Echenique, entre otros miembros del Gobierno.

Alfonsín trabajó como funcionario público en las delegaciones de Hacienda de Teruel y Cuenca, luego en el Ministerio de la Presidencia y en la Abogacía del Estado del Tribunal Supremo, en la Sala de lo Contencioso. En 1982, con 26 años, se convirtió en el director general más joven de España, ocupándose del departamento de Cooperación con los Regímenes Autonómicos dentro del Ministerio de Administración Territorial en el último Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo. Una carrera que compaginó con la docencia en la Autónoma y el Instituto Católico de Administración y Dirección de Empresas (ICADE) como profesor de Derecho.

En 1984 su vida dio un giro al fichar por Barclays Bank, primero como secretario general y luego como director de la asesoría general hasta 1993, momento en el que entró en el prestigioso despacho de abogados Uría y Menéndez. Allí conoció al exministro, abogado y premio Príncipe de Asturias de Asuntos Sociales en 1994, Aurelio Menéndez, socio del bufete y uno de los preceptores del Príncipe de Asturias, ya que se encargó de coordinar sus estudios universitarios. La mediación de Menéndez fue clave para que Alfonsín entrase en La Zarzuela a finales de 1995. Desde entonces se ha convertido en uno de los exponentes de la máxima que impera dentro de palacio de que un colaborador muestra su fidelidad tanto en la discreción como en la duración, ya que se sabe cuándo entra uno al servicio de la Corona pero no cuándo se sale. En Zarzuela recuerdan la incomodidad que provocó el primer secretario del Príncipe, el general José Antonio Alcina, al publicar su libro Felipe VI, así se formó el príncipe heredero tras su paso por palacio.

Dos militares de confianza.

De Alfonsín apenas hay fotos junto a don Felipe en los actos oficiales. Una discreción pública que no le ha librado de tener que lidiar con escollos de todo tipo. Su momento más complicado fue el noviazgo, y la posterior ruptura, del Príncipe con la noruega Eva Sannum a finales de los noventa, pero nunca se le han atribuido errores, tanto en su primera etapa junto al heredero, como con los Príncipes tras el enlace de Felipe con Letizia en 2004.

El secretario del Príncipe cuenta con dos hombres de confianza para coordinar su trabajo diario: el general de brigada Emilio Tomé de la Vega y el teniente coronel José Manuel Zuleta. El primero acaba de pasar a la reserva y está también junto al heredero desde mediados de los noventa, cuando se convirtió en su primer ayudante de campo. Don Felipe le había conocido una década antes en la Academia Militar de Zaragoza y desde hace casi veinte años se ocupa de la agenda militar del Príncipe tanto fuera de palacio, en la que se ha incrementado su presencia en maniobras y en la entrega de despachos, como en las audiencias militares que se convocan en palacio. Junto a Tomé de la Vega hay cuatro ayudantes de campo, uno por cada cuerpo de Tierra, Mar y Aire y otro más de la Guardia Civil. Estos edecanes son sustituidos cada dos o tres años.

El teniente coronel Zuleta, por su parte, es un atípico militar procedente del cuerpo de Caballería. Miembro de una saga familiar muy vinculada a la hípica, su hermano Felipe ha sido uno de los instructores de equitación de la infanta Elena en los últimos años y la prensa del corazón llegó a insinuar en 2012 que había una relación sentimental entre ambos.

Zuleta forma parte de la nobleza al haber heredado el ducado de Abrantes y el marquesado del Duero. Primero entró en La Zarzuela en el área de protocolo que dirigía Alfonso Sanz (hasta que este último pasó a ser el número dos de Rafael Spottorno y cedió su puesto a Cándido Creis) y después de la boda de los Príncipes se encargó de la agenda de Letizia. Al igual que Alfonsín acompaña al heredero allí donde va, Zuleta hace lo mismo con la Princesa, sobre todo en las actividades en solitario.

La esposa de Felipe es la única mujer en este universo de hombres que rodean al Príncipe. Ambos forman un equipo muy compacto y ella se ha encargado estos últimos años de conectarle con la realidad. Las salidas de incógnito por Madrid o los alrededores, bien con las niñas o solos, son buena prueba de esta obsesión de la Princesa para que su marido no quede aislado. “Los discursos del Príncipe, el cómo expresarse en un auditorio, también llevan el sello de la Princesa”, relata un amigo de ellos.

La seguridad de los Príncipes recae, en primer término, en el coronel José Corona, quien tiene bajo su mando a dos tenientes coroneles –Francisco Cabello y Miguel Herráiz–. Los tres, a su vez, dependen jerárquicamente del nuevo jefe de seguridad de la Casa Real, el coronel de la Guardia Civil Francisco López Requena, quien acaba de sustituir a uno de los hombres de confianza del Rey, el general Manuel Barrós. Corona y Cabello se suelen encargar de la preparación de viajes y de la organización de los guardaespaldas de escolta cada vez que los Príncipes salen de La Zarzuela, mientras que Herráiz se vuelca más en proteger la vida privada de la pareja.

En los departamentos de prensa y protocolo, a diferencia del resto, no hay personas asignadas ex profeso a los Príncipes. El diplomático Cándido Creis, quien de 1996 a 2001 ya estuvo destinado en La Zarzuela en protocolo, cuenta con varios adjuntos que acompañan a Felipe y Letizia en sus desplazamientos. Por su parte, el periodista Javier Ayuso se apoya en su compañero Javier Arenas (exdirector de RNE) para la cobertura de prensa del heredero al trono y su esposa.

Ayuso, coetáneo de Alfonsín, es un periodista especializado en temas económicos. Fue director del diario financiero Cinco Días y tras ocupar puestos de responsabilidad en El País, se convirtió en director general de Relaciones Institucionales de Argentaria y luego del BBVA. Acostumbrado a las situaciones difíciles, Ayuso tuvo que lidiar con la compleja fusión de los citados bancos, la posterior salida de José Ignacio Goirigolzarri o el intento por parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de sacar a Francisco González de la dirección del BBVA con la ayuda de Sacyr. Ahora, los dos Javieres, como se les conoce dentro de palacio, se reparten la agenda de los Príncipes hasta que el rey don Juan Carlos no retome la actividad oficial fuera de palacio.

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