Los enarcas de Rajoy

05 / 03 / 2012 10:30 Clara Pinar
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El presidente del Gobierno se ha rodeado de altos funcionarios como él. Abundan los abogados y los técnicos comerciales y economistas del Estado.

Ministros. Santamaría, Rajoy, Cañete y Soria, en el Congreso tras la aprobación de la reforma financiera.

Mariano Rajoy ha hecho un Gobierno a su medida. No solo porque decidiera sentar a la mesa de su Consejo de Ministros a colaboradores y amigos, como la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, o los titulares de Exteriores, José Manuel García Margallo; de Industria, José Manuel Soria; o de Interior, Jorge Fernández.

Sin embargo, los lazos que unen a Rajoy con muchos de sus ministros, de sus secretarios de Estado y otros cargos políticos del Ejecutivo van más allá del conocimiento personal. Con él les une un nexo quizá todavía más fuerte, el de haber sido opositores y haber aprobado -en muchos casos en los primeros puestos- duros exámenes para acceder a los cuerpos superiores de la Administración, que conforman la flor y nata de los altos funcionarios del Estado.

Son los enarcas de Rajoy, por hacer el paralelismo con cómo se denomina en Francia a los licenciados en la Escuela Nacional de la Administración (ENA), el centro que creó Charles de Gaulle para formar a funcionarios que pudieran trabajar en cualquier departamento de la Administración y con fama de favorecer la meritocracia por encima de todo lo demás. Históricamente, de allí han salido los altos funcionarios de la República francesa, a pesar de que su presencia en las instituciones ha disminuido durante la presidencia de Nicolas Sarkozy. En España, sin embargo, parece estar ocurriendo justo lo contrario.

No es un misterio que a Rajoy siempre le ha gustado rodearse de altos funcionarios, como él, que a los 24 años se convirtió en el registrador de la propiedad más joven de España. Esta costumbre le permitió a una joven abogada del Estado llegar a La Moncloa en el año 2000 para convertirse en su asesora siendo él vicepresidente del Gobierno. Hoy, Sáenz de Santamaría no solo es la vicepresidenta, sino la abogada del Estado en el puesto más alto del escalafón del actual Ejecutivo, en el que Rajoy ha recuperado a representantes de los denominados “cuerpos de élite de la Administración”.

Su numerosa presencia se interpreta, en general, como algo propio de los actuales tiempos de crisis, que en los casos más extremos han sentado a un tecnócrata a la cabeza de los gobiernos de la Unión Europea. Desde el punto de vista del análisis que desde hace meses hacen veteranos dirigentes del PP, la configuración de las escalas más altas del Gobierno es un signo más del fenómeno que ya se había visto en el contexto del partido: la transición de la política a la tecnocracia, la sustitución progresiva de perfiles más políticos -y, aseguran quienes se lamentan por ello, más apasionados- por otros más técnicos.

Satisfacción entre los abogados.

Sáenz de Santamaría es la abogada del Estado más importante en la jerarquía del Gobierno, pero no la única. La Abogacía del Estado -de la que, por cierto, también forma parte la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal-, es uno de los cuerpos superiores que más miembros ha visto colocados entre los altos cargos del Gobierno, un total de 24, tal y como se reseña en un correo electrónico que ha circulado en las pasadas semanas entre miembros de este cuerpo de la función pública, satisfechos de estar de nuevo en el vértice de la pirámide de la Administración. Dentro del Consejo de Ministros, también es abogado del Estado el titular de Agricultura, Miguel Arias Cañete.

Abogados del Estado, técnicos comerciales y economistas del Estado, inspectores de Hacienda y de Aduanas del Estado, administradores civiles del Estado o interventores y auditores del Estado abundan en las primeras escalas del Gobierno. De los 238 nombramientos que publicó la referencia de los Consejos de Ministros en las primeras semanas del Gobierno de Mariano Rajoy, nada menos que 91, entre directores de gabinete, secretarios de Estado, subsecretarios y directores generales, pertenecían a alguno de estos cuerpos superiores. Es decir uno de cada 2,6 altos cargos del Ejecutivo -más de un tercio- han pasado por el trance de estar años estudiando y han superado duros exámenes, en un proceso en el que a sus participantes cabe presuponerles esfuerzo personal, constancia y perseverancia.

Quizá por influencia de Sáenz de Santamaría (ver cuadro), Rajoy ha elegido a dos abogados del Estado para su entorno más cercano: la secretaria general de Presidencia, María Rosario de Pablos, y el subsecretario de Presidencia, Jaime Pérez Renovales. Curiosamente, también ha confiado a otro abogado del Estado un cargo especialmente apreciado para un aficionado como el presidente, el de director general de Deportes, que desempeña David Villaverde. Uno de los puestos más importantes en Presidencia del Gobierno, el jefe de la Oficina Económica, lo ocupa Álvaro Nadal, número uno de su promoción de técnicos comerciales y economistas del Estado.

Altos funcionarios.

En el Consejo de Ministros hay dos abogados del Estado, dos técnicos comerciales y economistas del Estado (los ministros de Industria, José Manuel Soria, y de Economía y Competitividad, Luis de Guindos) y un inspector superior de Trabajo y Seguridad Social (el titular de Interior, Jorge Fernández). Aunque no son muy numerosos, esta circunstancia ya contrasta con la del último Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, donde abundaban los licenciados en Derecho, doctorados y profesores de universidad, y donde la oposición más alta aprobada fue a la carrera fiscal y judicial, por el extitular de Interior Antonio Camacho. Igual que el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que, por su parte, ha elegido a una abogada del Estado como jefa de Gabinete, Cristina Coto.

Donde de verdad proliferan es inmediatamente por debajo de los ministros. Y si la presidencia y vicepresidencia del Gobierno han tenido más querencia por los abogados del Estado, los técnicos comerciales y economistas del Estado triunfan en los ministerios más técnicos, empezando por sus propios titulares. De ellos se han rodeado los ministros de Industria y de Economía, miembros a su vez de este cuerpo superior. Soria y De Guindos, entre los que al parecer ha cuajado una buena relación dentro del Consejo de Ministros, han ido a buscar en este cuerpo superior a sus respectivas jefas de Gabinete. Además, Soria nombró a Luis Valero secretario de Estado general de Industria y Pequeña y Mediana Empresa, mientras que De Guindos se ha rodeado de otros dos técnicos comerciales: los secretarios de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, y de Economía y Apoyo a la Empresa, Fernando Jiménez Latorre. En el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que dirige Cristóbal Montoro, abundan no solo los técnicos comerciales y economistas del Estado, como su jefe de Gabinete, Felipe Martínez, sino también los miembros de los cuerpos superiores de inspectores de Hacienda y de interventores y auditores del Estado, como la secretaria de Estado de Presupuestos, Marta Fernández Curras.

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