Los 300 soldados de Podemos

16 / 01 / 2017 Clara Pinar
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Los anticapitalistas, arrinconados en Vistalegre I y hoy con una notable influencia en el partido, observan los contactos entre Iglesias y Errejón para saber si Vistalegre II les dará el espacio que creen que merecen.

De izquierda a derecha: Carmen Santos (Secretaria General de Podemos Galicia), David Llorente (Diputado en las Cortes de Castilla-La Mancha), Isabel Serra (Diputada de la Asamblea de Madrid), Jaime Pastor (Profesor de Ciencias Políticas de la UNED), Jesús Rodríguez (Diputado del Parlamento de Andalucía), Kichi (Alcalde Cádiz), Laia Ortiz (Concejal del Ayuntamiento de Barcelona), Lola Sánchez (Eurodiputada), Lorena López Huerta (Portavoz en la Asamblea de Madrid), Manuel Garí (Miembro del equipo técnico que prepara Vistalegre II), MIguel Vila (Diputado en el Congreso), Raúl Camargo (Diputado de la Asamblea de Madrid), Fernando González Rendo (Concejal de Mérida), Rommy Arce (Concejal del Ayuntamiento de Madrid), Sergio Pascual (Exsecretario de Organización y diputado en el Congreso)

El cambio de cromos que se vive en Podemos a medida que se acerca la Asamblea de Vistalegre II, el congreso “refundacional” que se celebrará en Madrid los días 1o, 11 y 12 de febrero, no solo afecta a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que tras medir sus fuerzas por primera vez en diciembre se dieron cuenta de que están muy empatados y que tras unas navidades nada apacibles han empezado a negociar un acercamiento. También toca de lleno a la tercera familia de Podemos, mucho más minoritaria pero cuya influencia en la formación morada ha aumentado a medida que crecían las diferencias entre el número uno y el número dos. En Vistalegre I, en octubre de 2014, la propuesta ganadora de Iglesias y Errejón les obligó a disolver su partido –Izquierda Anticapitalista– si querían seguir formando parte de Podemos. Ahora afrontan Vistalegre II como un movimiento pero con sus propios militantes y la misma organización y manera de trabajar que cuando eran un partido. Ahora también tienen influencia sobre los dos principales contendientes, concejales y diputados regionales y un apoyo de la militancia de Podemos que, si un pacto entre Iglesias y Errejón no lo impide, podría convertirles en bisagra, capaces de inclinar mayorías a favor de uno u otro.

“Anticapitalistas cuenta con una gran virtud: aguantar. Vienen además de una tradición que entiende la necesidad de hacer del pluralismo una virtud en lugar de una amenaza. Gracias a eso han ido consiguiendo ganar más peso dentro de Podemos”, dice un miembro del equipo de Errejón, con quien los anticapitalistas ven muchas dificultades para llegar a ningún tipo de acuerdo, por mucho que haya recuperado propuestas suyas como la renta mínima y defienda un Podemos federal y un sistema de voto más proporcional para repartir cargos en la organización. Ellos, que se definen como “antisistema” y “radicales” le reprochan unas posiciones “más que de izquierdas, socialdemócratas”.

“Somos la corriente mejor organizada” en estos momentos en Podemos, asegura uno de ellos. Frente al hervidero en que se han convertido las filas pablistas y errejonistas, la tercera corriente conserva la “disciplina” de un colectivo que postula el socialismo, el ecologismo y el feminismo y la igualdad... Y que está formado por apenas 300 militantes. “Muy pocos, pero tenemos más poder en la influencia”, dicen.

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