Los 10 de 2015

08 / 01 / 2016 Luis Calvo
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Como ya es tradicional, TIEMPO selecciona a los diez españoles más destacados del año. Han sido los protagonistas de una España en pleno cambio

Poco se parecen la España que hace solo doce meses daba la bienvenida al año 2015 y la que ha saludado a su sustituto en estos últimos días. En apenas un año, nuestro país ha vivido el periodo de cambios más importante desde la Transición, que en los 70 enterró para siempre la dictadura franquista y consolidó una democracia conseguida con el esfuerzo de todos los españoles. Hace solo 365 días, PP y PSOE seguían repartiéndose el poder político y pocas eran las decisiones del país, las comunidades o las principales ciudades que no pasaran por Ferraz o Génova. Las urnas han enterrado el bipartidismo.

No ha sido la panacea. La España que comienza el nuevo año sigue acosada por muchos de los problemas que tuvo que afrontar en 2015. Se siguen sucediendo los casos de corrupción. Donde antes estaba Gürtel, ahora suena Púnica, y los ERE de Andalucía han sido sustituidos por el caso Garañón. Y el paro, aunque desciende, no lo hace gracias a la creación de empleo sino a la lenta sangría de españoles que deja de buscar trabajo o directamente abandona el país. La anunciada recuperación, que sí ha tenido reflejo en las cifras macroeconómicas, no ha llegado aún a las familias más golpeadas por años y años de crisis.

Y ni los viejos ni los nuevos partidos han sido capaces de acabar tampoco con el conflicto que desde hace ya cuatro años enfrenta a Cataluña y España, cada vez más enquistado. Las urnas no han sido capaces de resolver un desafío que amenaza con un choque de trenes por más que anunciado no menos peligroso.

A pesar de ese panorama de inestabilidad política, social y económica, algunos españoles han sido capaces de sacar lo mejor de sí mismos y destacar especialmente en sus respectivos campos. TIEMPO selecciona como cada año diez de ellos, representativos de distintos sectores de la sociedad. Son muchos más los que podrían aparecer en estas páginas, pero no cabe duda de que los que sí están se lo han ganado con sus éxitos y esfuerzo.

La política ha sido el principal campo de juego de los últimos doce meses. En la arena política es donde se han reflejado las ganas de cambio de la sociedad. Podemos y todas las plataformas ciudadanas que lo rodean supieron utilizar el trampolín del descontento para apuntalar la carrera electoral de este año. Los comicios locales y autonómicos de mayo certificaron que el partido y todo su entorno habían llegado para quedarse. Las mareas del cambio consiguieron barrer a los partidos tradicionales en muchas ciudades españolas y se hicieron con alcaldías que parecía impensable que cayeran en manos distintas a las que las habían gobernado durante décadas. Dos mujeres son las caras visibles de ese cambio en las dos principales ciudades del país: Manuela Carmena en Madrid y Ada Colau en Barcelona.

LA CANDIDATA imprevista. La alcaldesa de la capital lo fue casi por sorpresa. Hasta dos meses antes de las elecciones de mayo no confirmó que se presentaría a las primarias de Ahora Madrid. Las ganó casi sin despeinarse. Con un PSOE-Madrid embarcado en luchas internas, Ahora Madrid se convirtió pronto en la opción mayoritaria de izquierdas de quienes no querían volver a ver a Esperanza Aguirre, la candidata del PP, en las instituciones. Se quedó a 45.000 votos de la lideresa, pero las cuentas sumaban. El PSOE aceptó apoyar a la exjueza con tal de acabar con décadas de Gobierno popular.

Desde entonces, su gestión ha estado plagada de polémicas. Tanto que llegó a admitir que si pudiera dar marcha atrás habría mantenido su “no” inicial a encabezar la candidatura. Luego matizó que pese a los momentos duros, merecía la pena. Carmena explica a Tiempo que 2015 ha acabado “con las tensiones entre una manera de hacer política tradicional y otras que empujan por nuevos escenarios de resolución de espacios públicos”, un periodo “complejo y apasionante”. Su principal objetivo es “conseguir que Madrid se desprenda de la desigualdad y la injusticia” que arrastra por la manera en que se ha afrontado la crisis económica.

Aún más recorrido político ha tenido la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Cuando en mayo logró superar en voto y concejales a CiU y convertirse en la primera fuerza política de la ciudad, ya nadie dudaba que ocuparía el consistorio. Solo un año antes, Colau había anunciado que dejaba la portavocía de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca para crear Guanyem Barcelona y tratar de hacerse con el bastón de mando municipal. El nombre definitivo de la candidatura, que incluyó a multitud de fuerzas de izquierda, fue Barcelona en Comú. La propia alcaldesa reconoce que “2015 tiene una fecha: el 24 de mayo, tanto en lo político como en lo personal. Es una fecha de cambio que se producía en muchos ámbitos, cambios de imaginario y de agenda política, algo impensable un año antes”.

Desde entonces su plataforma no ha hecho más que crecer. Tuvo un pinchazo en las elecciones catalanas de septiembre, en las que apenas consiguió más votos que el PP, pero se recuperó en las generales. Su confluencia con Podemos, En Comú Podem, se convirtió en primera fuerza catalana. Ha llegado para quedarse. En plena incertidumbre catalana y nacional, resulta complicado saber dónde estará Colau dentro de doce meses. La repetición de las catalanas y la posibilidad de generales abren por completo el horizonte. Ella prefiere centrarse en un tema clave para su formación: espera que 2016 sea el año en que se termine el bloqueo entre Cataluña y el Estado, después de “muchos años de movilización ejemplar más allá de partidos”. Confía, explica a TIEMPO, que sea “el año de desbloqueo de un referéndum, de una consulta con garantías y un debate sereno”.

Esta agenda sobrecargada ha obligado a Colau a recortar tiempo de su familia. Para 2016 solo pide algo más de tiempo libre, aunque es consciente de las dificultades: “Alcaldesa se es 24 horas al día, 365 días al año”.

Pero Podemos no ha sido el único partido que ha sabido enfrentarse cara a cara con los grandes. Ciudadanos, que hace solo tres años celebró como un éxito los nueve escaños que firmó en el Parlamento catalán, pasó en septiembre de la sexta a la segunda fuerza política, primera de la oposición, con 25 diputados. El éxito es aún más sorprendente teniendo en cuenta que la formación había prescindido de su cara más visible, Albert Rivera, con la vista puesta en La Moncloa. Le sustituyó Inés Arrimadas, una gaditana afincada en Barcelona, que solo unos años antes ni siquiera se planteaba afiliarse a un partido.

Arrimadas despejó todas las dudas en las urnas. No solo superó con creces el mejor resultado de Rivera, sino que se ha convertido en la voz más potente de Cataluña en contra del proceso independentista, arrebatando al PP buena parte de sus votantes tradicionales. Su peso político es aún mayor después del pinchazo que su formación sufrió en las generales del 20-D y que restan a Albert Rivera parte del protagonismo que había acaparado en las últimas semanas.

Arrimadas no duda en que el último año marcará la historia política de los próximos tiempos. “Ha sido un año de cambios en el que se han consolidado alternativas políticas que pueden aportar mucho, especialmente en la centralidad de la mano de C’s”. No oculta que ha sido un año muy duro en que la política ha sido su vida, sin nada de tiempo libre, pero reconoce que es el “reto más importante” de su vida profesional y política y está “satisfecha con el resultado”. Le apena, sin embargo, ver la “desconexión con la realidad” que se ha instalado en la política catalana, donde “un debate identitario sin recorrido y fuera de la legalidad ha acabado por desplazar como tema central de la política las prioridades de la gente”.

Pero el ascenso de Podemos y Ciudadanos no ha terminado de enterrar a PSOE y PP, que conservan algunos de sus feudos y siguen siendo en el conjunto del Estado los dos partidos más respaldados. Y eso supone ganar elecciones. Otras dos mujeres representan lo mejor de los partidos tradicionales durante 2015.

En el PSOE, Susana Díaz se enfrentó por fin a las urnas después de que fuese designada como su sucesora en 2013 por el anterior presidente andaluz, José Antonio Griñán, y los militantes lo ratificaran. Y lo hizo recuperando la hegemonía que tradicionalmente han ostentado los socialistas en la comunidad y habían perdido en 2012. Aunque perdió algunos votos por la llegada de los partidos emergentes, el desplome sin precedentes del PP le dio una victoria clara, con casi nueve puntos de diferencia respecto al segundo.

La presidenta reconoce que “cerramos un año intenso en lo político y crucial en lo económico, en el que la ansiada recuperación no ha llegado a todos”. Explica que 2015 “pasará a la historia como el año del inicio de un nuevo tiempo político en España impulsado por una ciudadanía activa, comprometida y exigente con sus representantes públicos”.

Díaz fue la primera presidenta en tener que negociar su investidura con los nuevos partidos. Y lo completó con éxito. Apoyado por Ciudadanos, el Gobierno andaluz goza de una tranquilidad impensable con los sobresaltos constantes de su anterior pacto, con IU. Díaz argumenta que “el diálogo ha permitido la estabilidad institucional que disfrutamos. Y espero que en España, el acuerdo, la concordia y la altura de miras de los representantes públicos devuelvan la normalidad al periodo de incertidumbre que han dejado las elecciones nacionales, siempre bajo dos pilares irrenunciables de nuestra convivencia: la unidad territorial y la igualdad de todos los españoles, vivan donde vivan”. En 2016, cuando los dos partidos emergentes tengan que demostrar su cintura política, se verá si la presidenta tiene razón. Por el momento, ella apostilla: “Gobernar es más complicado que protestar”.

No se puede despedir el año de Susana Díaz sin hablar del enfrentamiento orgánico que vive el PSOE y en el que la presidenta es un personaje protagonista. El fiasco de las generales ha provocado que muchos de los barones socialistas quieran la cabeza del secretario general, Pedro Sánchez. Y como sustituta por el momento solo suena un nombre: el de Susana Díaz.

También debe la estabilidad de su Gobierno a Ciudadanos una de las figuras con más tirón del PP: la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes. Su candidatura fue capaz de contener la sangría de votos que las encuestas preveían en caso de que encabezara la lista el presidente en funciones, Ignacio González. El PP perdió la mayoría absoluta y se dejó por el camino medio millón de votos y más de 18 puntos, pero mantuvo las posibilidades de gobernar por los pelos. La suma de PP y Ciudadanos, un escaño por encima de la de PSOE y Podemos, ha dado estabilidad a la región. “Hemos convertido el diálogo en una herramienta de trabajo en el nuevo Gobierno de la Comunidad de Madrid. Estamos gobernando de una manera nueva, en minoría, pero sacando adelante todas estas iniciativas, gracias a la búsqueda de un entendimiento con Ciudadanos”, explica a Tiempo la presidenta.

Ante la incertidumbre reinante, Cifuentes pone como solución la política: “2016 será, más que nunca, el momento de hacer política. Es una oportunidad para demostrar al conjunto de los ciudadanos que los partidos somos instrumentos útiles para conciliar ideas diferentes, alcanzar acuerdos y regenerar la democracia”. Hay, sin embargo, líneas rojas en esas negociaciones: “La unidad de España, la igualdad entre españoles o el ejercicio de la soberanía nacional. Es momento de fortalecer aquello que nos une”.

En el ámbito interno, Cristina Cifuentes se enfrenta al reto de sustituir a su enemiga íntima, Esperanza Aguirre, al frente del PP madrileño. “Como militante trabajaré para que este partido, que ya es el preferido por la mayoría de los madrileños, tenga cada día un mayor respaldo social”, apunta escueta.

Pero, a pesar del protagonismo que ha cobrado durante el año, no todo es política en España. En 2015 ha habido otros españoles de ámbitos muy variados que merecen reconocimiento. En cultura hay un nombre que destaca por encima de todos los demás. La escritora mallorquina Carme Riera se convirtió en noviembre en la cuarta mujer en obtener el Premio Nacional de las Letras, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El galardón reconocía “la altísima calidad de su obra en catalán y castellano, en la que se combina la creación literaria con la investigación y divulgación, una obra polifacética de repercusión universal”. Para Riera fue un sorpresa que hace de este 2015 un año “inmejorable” en lo personal.

No es igual de optimista en lo general. Afincada en Barcelona, Riera se ha pronunciado desde el principio en contra del proceso de independencia iniciado por Artur Mas y que acaba de encallar en la negativa de la CUP a investirle. Para Riera, la política catalana está sumida en el “ridículo”. Riera, catalanoparlante y académica de la RAE, es la imagen de la España plural, pero unida, que ella defiende. “Habrá que buscar un encaje, reconocer las singularidades, pero la independencia es un callejón sin salida”, explica.

Respecto a 2016, la escritora señala dos objetivos. Considera urgente que los partidos se pongan de acuerdo en un pacto por la educación y los países se tomen en serio el acuerdo sobre el clima adoptado en París. “Sin eso, si hacemos peligrar el mundo en el que vivimos, el resto se queda insignificante”, argumenta.

En el mundo de la empresa, uno de los nombres más destacados es, sin duda, el del presidente de Vueling, Álex Cruz. Este empresario bilbaíno de solo 49 años se hará cargo en abril de la presidencia de British Airways dentro del conglomerado IAG, que además de la aerolínea inglesa y la de bajo coste española, incluye Iberia y Air Lingus. No es la primera vez que Cruz se mueve dentro del sector, especialmente entre las low cost. Hasta su fusión con Vueling dirigió ClickAir. El grupo resultante, con un centenar de aviones, sigue estando lejísimos del gigante que supone su nuevo destino, con casi 300 aeronaves.

Para Cruz el ascenso es todo un reto dentro de un sector que “seguirá creciendo globalmente en volumen de pasajeros, en rutas y en tecnología”. Cruz reconoce que en el sector aeronáutico ha habido y hay “buenos líderes, gente que conoce bien la industria y que sabe dónde están los riesgos”. “No obstante –continúa– creo que no estamos siendo capaces de aprovechar la oportunidad de despertar la actividad económica, que tenemos bloqueada por no tener una estrategia unificada. Hay que aprovechar la oportunidad de hacer de España el mercado más competitivo de Europa”.

Una científica contra el cáncer. En una España donde buena parte del talento emigra y resulta complicado ver apuestas claras por la investigación, es un placer incluir en esta lista a una científica. María Blasco es, desde hace años, uno de los nombres punteros de la ciencia española. Directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y jefa del grupo de Telómeros y Telomerasa, ha logrado durante 2015 avances importantes en la lucha contra el cáncer. Su grupo ha demostrado que se puede atacar la “inmortalidad de las células del cáncer mediante el ataque a las proteínas de los telómeros”, algo que permite progresar en la lucha de multitud de enfermedades. Además, explica orgullosa que “hemos avanzado en el acercamiento del centro a la sociedad a través de la plataforma Amigos del CNIO” implicando a quienes creen que “la investigación es el único camino hacia la cura y erradicación de enfermedades” y una “inversión imprescindible para el bienestar del país”.

Esta apuesta se ve reflejada en un nuevo programa del CNIO de investigación de la metástasis con dos investigadores españoles provenientes de EEUU. “Este retorno de talento ya está dando sus primeros frutos”, explica. Para 2016, Blasco cree que hay que persistir en el camino “creciendo en la investigación, innovación y creación de lazos con la sociedad”. Para ello reitera que es imprescindible que “aumente la conciencia entre los gobernantes y en la sociedad de que la investigación es el único camino ante enfermedades contra la cuales seguimos indefensos”.

No puede haber un repaso del año en España sin un apartado dedicado al deporte. Ha sido un año agridulce en el que por primera vez en mucho tiempo, el fútbol no ha sido la disciplina que más alegrías ha dado a los aficionados. El descalabro hace 18 meses en el Mundial de Brasil, donde la Roja no consiguió pasar de la fase de grupos, permitió que otros deportes ocuparan su espacio. Especialmente el baloncesto, donde los hermanos Gasol, Pau especialmente, han ocupado todo el protagonismo. Tras años malos en Los Ángeles, Pau vive una segunda etapa dorada en Chicago y al frente de una selección que bajo su liderazgo parece imparable en las canchas.

“2015 ha sido un año muy positivo con muchas cosas que nunca olvidaré: el salto del All-Star con mi hermano Marc, ganar el Eurobasket con mis compañeros de la selección o ser reconocido con dos premios muy importantes: Camino Real y Princesa de Asturias, por los cuáles me siento muy agradecido y afortunado”, explica el jugador que destaca también su trabajo fuera del deporte: “Las visitas a niños y a sus familias en hospitales en Chicago, Memphis y Los Ángeles; ver de primera mano el gran impacto que la Fundación Gasol está teniendo fomentando hábitos saludables en niños y sus familias en España y Estados Unidos”. Pese a haber cumplido ya los 35 años, la ambición de Pau no disminuye. En 2016, además de ver crecer su fundación le encantaría “llegar con los Chicago Bulls a ganar el campeonato en la NBA, y con la Selección la medalla de oro en los juegos de Río”.

También en los deportes individuales han brillado algunos deportistas con luz propia. Las motos han sustituido a la Fórmula 1 como fuente de alegrías para los españoles. Y lo más curioso es que ha cambiado el responsable. Después de dos años de hegemonía absoluta de Marc Márquez en la máxima categoría, Jorge Lorenzo volvió a conseguir el campeonato mundial in extremis, acosado por el italiano Valentino Rossi. Recupera así el cajón más alto del podio que ya ocupó en 2012 y 2010. En lo que va de década solo un campeonato, el de 2011 de Casey Stoner se ha escapado de manos españolas. Aunque no ha querido entrar en la polémica de la última carrera en la que Rossi se quejó de que Márquez se había negado a adelantar al líder, Lorenzo sí reclama como justo su tercer campeonato en Moto GP: “Siendo el que más victorias y vueltas lideradas ha conseguido, queda claro que nos merecemos la victoria”.

Sobre el futuro tampoco quiere dar demasiadas pistas. “Cambian tantas cosas, empezando por la electrónica, más espartana, menos sofisticada y que tenemos que conocer y ajustar y a la que algunos equipos como Suzuki ya están acostumbrados, o los nuevos neumáticos Michelin”, ha explicado. Sin embargo, no tiene dudas de que al final el título estará entre los mismos que ocupan carrera tras carrera los primeros puestos: “Los pilotos con más experiencia y talento serán también los más fuertes en 2016”.

Lo que es seguro es que pese a todas las dificultades y la incertidumbre política con la que ha empezado 2016, durante el año que estrenamos habrá también muchos españoles que desafíen las circunstancias y cosechen nuevos éxitos para todos. Es la unión de todos esos pequeños y grandes triunfos lo que ha permitido al país no estancarse durante años de crisis y la que permite afrontar nuevos retos. Es posible que en doce meses sea difícil reconocer la España que tenemos ahora, pero lo que no desaparecerá serán las ganas de luchar que los españoles han demostrado durante los últimos años. Dentro de doce meses, Tiempo volverá para contarle quiénes, dentro de esa nueva España, han tomado el relevo de los éxitos. 

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