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Lo que le espera a Cataluña

21 / 07 / 2015 A. Fernández
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Los planes de Artur Mas y Oriol Junqueras prevén una mayoría absoluta independentista en septiembre y nuevas elecciones en la primavera de 2016 para declarar la independencia. Solo falta que les salgan los números.

Artur Mas (izquierda) y Oriol Junqueras en el Parlamento de Cataluña.

“O hay lista unitaria o estoy dispuesto a no convocar las elecciones”. Este fue el órdago lanzado por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, el pasado lunes, día 13, a Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Mas lo tenía muy claro: por separado, las fuerzas independentistas lo tienen muy difícil para ganar las elecciones. Pero una gran coalición puede obtener mayoría absoluta. En otras palabras, los números no le salían a Artur Mas, por lo que o parte como candidato ganador o prefiere no convocar elecciones. Esa fue su gran arma, la que doblegó a Esquerra Republicana, empeñada en ir a unas elecciones con una candidatura sin políticos.

Pero Mas tenía sus razones. Las últimas encuestas vaticinan que una candidatura apoyada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), ERC, la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), Demòcrates de Catalunya (el partido de los escindidos de Unió Democràtica), el Moviment d’Esquerres (MES) que encabeza Ernest Maragall, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios de Catalunya (AMI) podría obtener hasta 72 diputados, cuando la mayoría absoluta está en 68. Por separado, los tres mayores partidos independentistas obtienen poco más de 60 representantes, lo que significaría el entierro definitivo del proceso independentista.

El gran drama del soberanismo catalán es que en los últimos años ha perdido fuerza. El soufflé separatista se ha desinflado y ya veremos si la nueva coalición Convergència y Esquerra puede sumar mayoría absoluta. No está claro. Porque a pesar de tres años de movilizaciones continuas, de los esfuerzos de los partidos políticos soberanistas, del empuje del propio Gobierno catalán y de la máxima tensión social estimulada por parte de las entidades cívicas, la secesión pierde adeptos.

Ante este panorama, el president Artur Mas barajó retrasar la convocatoria de elecciones y un sector de la Asamblea Nacional Catalana lanzó una propuesta original: que las elecciones legislativas que Mariano Rajoy convocará en otoño sean las plebiscitarias y Cataluña vaya a unas “elecciones constituyentes” a primeros de 2016. Finalmente la Generalitat no tuvo en cuenta esta propuesta. “Serán unas elecciones plebiscitarias. Para hacer unas elecciones normales, ya esperamos al año que viene”, señalan fuentes del Gobierno catalán.

Fuera de la lista. El president también tuvo sobre la mesa (y sus expertos la estudiaron a fondo) una propuesta apuntada por la CUP: se trataba de concurrir a las elecciones apoyando todos una candidatura sin políticos y luego no permitir que el nuevo gabinete tomara posesión, por lo que tendría que seguir en funciones el Gobierno de Artur Mas hasta la convocatoria de elecciones “constituyentes”. Fuentes del Gobierno catalán admiten a TIEMPO que el tema fue estudiado. “Lo que se pretendía era no nombrar presidente, hacer toda la tramitación pero no elegir nuevo Gobierno, sino que continuase el que había”. Lo malo es que eso podría entenderse como fraude de ley, ya que tras los comicios hay un periodo de tiempo para que el nuevo gabinete tome posesión. Por otro lado, solo puede ser elegido presidente de la Generalitat un diputado elegido en las urnas. Y si en la lista ganadora no había políticos, debería ser nombrado presidente un miembro de esa candidatura. Y Mas se quedaba fuera. Por tanto, la propuesta fue desaconsejada.

Lo cierto es que Convergència trazó una línea roja que no se podía traspasar: el nombre de Artur Mas era innegociable. “El president debe estar ahí, porque se ha sacrificado y se ha jugado todo por el proceso. Por tanto, no se le puede dejar al margen”,

Paralelamente, los estrategas de Convergència Democràtica comenzaron a diseñar las prioridades ante el 27-S. “Hay que valorar qué es lo que más suma y presentar una propuesta atractiva, ganadora –señalan a Tiempo fuentes del Ejecutivo catalán–. Y, por otro lado, también debemos estudiar cómo trasladar nuestro proceso al panorama internacional”.

Ocho meses. La hoja de ruta de CDC y ERC prevé dar un plazo de ocho meses para terminar todas las “estructuras de Estado”, es decir, consolidar embajadas, agencia tributaria catalana, agencia de la seguridad social, banco público, etcétera. Una vez que estas estructuras estén completadas (o, al menos, en su gran mayoría), la intención es convocar unas “elecciones constituyentes” y, acto seguido, un referéndum para aprobar la nueva Constitución catalana. A partir de ahí, Cataluña se constituiría como Estado independiente.

¿Inconvenientes? El Estado tiene potestad para cancelar la autonomía en cualquier momento. Y puede presentar recursos, por lo que los tribunales pueden no solo paralizar medidas sino también inhabilitar a los protagonistas del proceso. En ese caso, a Artur Mas o a los miembros del Gobierno catalán no les quedará otra salida que acatar lo que digan los jueces so pena de añadir otro delito a su currículum. 

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