Líos en las filas de Podemos

02 / 09 / 2016 Clara Pinar
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Pablo Iglesias recupera el tono beligerante y pide a Sánchez que intente la investidura, aunque mantiene paradas cuestiones internas.

Después de meses de postración tras el insatisfactorio resultado de las elecciones del 26 de junio, Podemos ha salido de su letargo con la oferta que su secretario general, Pablo Iglesias, lanzó al líder del PSOE, Pedro Sánchez, para que vuelva a intentar ser investido presidente, con el apoyo de Unidos Podemos y como alternativa al candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy.

“A pesar de las diferencias, los agravios y los recelos mutuos, como en muchos ayuntamientos, comunidades autónomas y pronto en Galicia, creo que debemos intentarlo. Decídase, señor Sánchez”, pidió Iglesias al líder de los socialistas durante su intervención en la sesión de investidura de Rajoy, en la que lanzó ataques contra el presidente en funciones y Albert Rivera, de quien dijo que Sánchez no debía haberse fiado a principios de año. También arremetió contra una parte del PSOE, a la que acusó de “presionar” a su secretario general. Sánchez no solo se libró, sino que recibió un “elogio” de Iglesias: “No estábamos seguros de que fuera a resistir las presiones pero hasta el momento ha mantenido su palabra y le doy las gracias por no facilitar un Gobierno del PP”, dijo antes de volver a pedir que se decida por intentar una alternativa con Unidos Podemos y cerrar su intervención con el puño en alto.

La idea no es nueva, pero sí el lugar y la firmeza en la que Iglesias la ha formulado ahora. No había sido de una manera tan directa y pública porque, en la fase de letargo de los últimos meses, Podemos se ha cuidado de no repetir iniciativas como el Acuerdo del Prado, el pacto de mínimos que propuso Compromís en marzo para evitar a última hora las elecciones de 26-J y que tanto “molestó” al PSOE, dicen en Podemos.

La oferta de Podemos para que Sánchez intente un alternativa a Rajoy partió de Andalucía en junio y después desapareció hasta mediados de agosto, cuando Iglesias volvió de vacaciones afirmando que hablaba con el líder socialista. Luego, diputados y dirigentes de Podemos fueron anticipando en distintas declaraciones la oferta de Iglesias a un PSOE que no tenía pensando mover ficha hasta el fracaso de la investidura de Rajoy.

Asuntos internos

El compás de espera en Podemos terminó oficialmente en un discurso en el Congreso en el que Iglesias volvió al tono beligerante a diestra y siniestra. Sin embargo, a nivel interno, el líder de la formación morada mantiene paralizadas dos importantes cuestiones internas. La primera es un proyecto que sus líderes plantearon hace tiempo para organizar de alguna manera la militancia de Podemos. Hasta ahora, solo existe la figura de los “inscritos”, casi medio millón de personas que en algún momento se inscribieron en su web para participar en algunas de las votaciones telemáticas pero de quienes no se tienen datos, tampoco sobre su compromiso con el partido. La idea es crear una militancia en un sentido más clásico, aunque hace meses aún no se había determinado qué requisitos debe pedir Podemos a sus seguidores.

Este cambio cayó aún más en el olvido cuando los resultados del 26-J hicieron aflorar los problemas internos que dieron lugar a la segunda cuestión interna que, un verano después, también permanece congelada. Se trata del compromiso de Iglesias de convocar una Asamblea Ciudadana Extraordinaria en la que la militancia –o los inscritos, si antes no hay un cambio– decida en qué partido tiene que evolucionar Podemos. La convocatoria de la asamblea, un órgano que puede decidir incluso sobre el liderazgo de Podemos, y la decisión de quiénes tendrán voz y sobre todo voto, aún tendrá que esperar.  

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