Las primarias revuelven los congresos del PP

15 / 03 / 2017 Clara Pinar
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Cospedal, Cifuentes o Bonig no consiguen neutralizar antes de sus cónclaves a sus contrincantes alternativos.

De izquierda a derecha, José Luis Bayo, Tomás Medina y Luis Asúa

Las primarias parciales que estrenará el PP en sus congresos regionales se han convertido, según quien opine, en un ejercicio de apertura o en un “atentado contra la autoridad”, en concreto, contra los candidatos oficiales a los que se enfrentan aspirantes minoritarios en Baleares –cuna de las primarias reales en el PP–, La Rioja y Cantabria, pero sobre todo en Madrid, Valencia y Castilla-La Mancha, donde Cristina Cifuentes, Isabel Bonig y María Dolores de Cospedal no han conseguido la proeza de Canarias, donde cuatro candidatos iniciales se han reducido a uno, Asiera Antona, respaldado por el aparato, y verán cómo sus compromisarios eligen entre ellas y candidatos alternativos que tienen en común las dificultades que han denunciado para recoger avales y disponer de medios del partido, pocas expectativas de victoria y diferencias con sus lideresas que vienen de bastante tiempo atrás.

 

A los leones

Luis Asúa se ve a sí mismo y a sus compañeros de congreso como aquellos cristianos “a los que los romanos echaban a los leones”. Con 30 años en el PP a sus espaldas, este empresario ha sido concejal con Alberto Ruiz-Gallardón y viceconsejero con Esperanza Aguirre y hoy preside el PP de Chamberí, una de las cunas de la reivindicación de primarias, que vieron la luz por primera vez en el congreso de Valencia de 2008. Empezó la campaña pensando que era imposible ganar en el congreso del 17 al 29 de marzo, pero hoy ya no tiene tan clara su derrota. “Creo que hay un voto soterrado que se ha activado”. Él propone un partido “de centro derecha, moderado y liberal” frente al “centro izquierda” que representa Cifuentes y “recuperar” un partido que, según él, ha perdido afiliados, donde la mitad de los cargos no sean cargos públicos o se esté en estrecho contacto con los círculos de empresarios “para hablar de sus preocupaciones”. Asúa tiene la vida “resuelta” y no está en su intención ser candidato ni al Gobierno regional ni a la alcaldía. Si él fuera presidente, contaría con todo el mundo, incluida, por supuesto, Esperanza Aguirre.

“Nos llaman perdedores y resentidos porque no tenemos ningún cargo (...), pero estamos intentando salvar al PP”, dice Jesús Ángel Gómez, exalcalde de Motilla del Palancar, Cuenca, la provincia de la que parte el levantamiento contra Cospedal al que pone cara Tomás Medina, que finalmente se enfrentará en votación a la ministra de Defensa en el congreso del 18 de marzo. El primero tiene una correduría de seguros y el segundo es jefe del parque de bomberos de Ciudad Real, y junto a otros cuadros conquenses han terminado haciendo oposición a Cospedal, a pesar de que saben que no van a ganar. No cuestionan su valía pero se han plantado ante un partido en el que la autocrítica no existe, ni por la pérdida de alcaldes y concejales o del Gobierno regional, dice Gómez, que dice que no es tan importante el candidato –presidente del PP de Puebla del Príncipe, 779 habitantes– porque fue elegido en una reunión entre cuadros que respaldaron enmiendas contra la acumulación de cargos, dirigidas hacia Cospedal, aunque las diferencias venían de atrás, de cuando en el 20-D se impuso al ministro de Justicia, Rafael Catalá, como cabeza de lista al Congreso por Cuenca.

José Luis Bayo, empresario y líder hace años de Nuevas Generaciones de Valencia, se medirá con Bonig para acabar con las familias del PP valenciano, “regenerar”, devolver al PP al Gobierno y promover la vuelta de todos los cuadros que se fueron a Ciudadanos. Ve improbable su victoria porque Bonig, dice, ha puesto en marcha toda la “maquinaria del partido” para hacerse con apoyos más que necesarios para imponerse en una votación en la que la respaldarán todos los cargos electos del partido pero que, como Cospedal y Cifuentes, la líder valenciana tampoco ha podido evitar.

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