La tercera vía se queda huérfana

21 / 07 / 2014 Luis Calvo
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Duran Lleida renuncia a la Secretaría General de CiU en pleno proceso soberanista. 

Aplastada entre el secesionismo de los sectores más duros de Convergencia y el inmovilismo de Madrid, la tercera vía que abanderaron Unió y el PSC no deja de cobrarse víctimas. Hoy deja su cargo como número dos de CIU Josep Antoni Durán Lleida, durante los últimos meses el principal valedor de una solución pactada entre Cataluña y España. Lo hace harto de la deriva independentista de la coalición, quemado tras ver como se dinamitaban uno a uno los puentes que iba tendiendo en Madrid. El veterano diputado no se va definitivamente. Mantendrá su escaño y el liderazgo de Unió.
  
 Durán Lleida era el último de los representantes de una tercera vía, que, aunque respaldada por los empresarios y buena parte de la ciudadanía catalana, no ha logrado encontrar un reflejo en la política de la comunidad. Al contrario. Las posiciones más moderadas han perdido progresivamente fuerza en todos los partidos frente a los planteamientos más radicales. En CiU, por supuesto, pero también en el PSC. Pere Navarro tuvo que abandonar entre otras cosas por la presión constante que los sectores soberanistas ejercía contra su dirección y los pésimos resultados electorales en la europeas.
  
 Tampoco ayuda a una solución pactada el anuncio hace escasas semanas del abandono de Alfredo Pérez Rubalcaba. Durante todo este año, el líder del PSOE ha servido de puente entre los nacionalistas y el Gobierno. Sin él se corta la principal vía de comunicación que evitaba que ambos mundos vivieran el uno de espaldas al otro.
  
 Y el calendario aprieta. En septiembre, a la vuelta de las vacaciones se aprobará en Cataluña la ley de consultas que pretende avalar el referéndum de noviembre. Antes se reunirán Artur Mas y Rajoy en un intento desesperado de evitar el coche de trenes. Por desgracia, los antecedentes son malos. La renuncia de Durán hace augurar que los puntos de partida son aún más inflexibles de los que se ha asegurado. Si nadie lo evita, el encuentro será de nuevo un mero trámite entre dos adversarios sin ninguna intención de entenderse, la última paletada de tierra a una tercera vía que lleva meses agonizando.

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