La herencia mal digerida de Ramón Espinar

17 / 11 / 2016 Clara Pinar
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La compraventa de un piso de protección oficial descubre las contradicciones de un privilegiado joven sin futuro.

El senador y portavoz de Podemos en la Cámara Alta Ramón Espinar en una rueda de prensa el pasado día 2

El pasado febrero, el senador de Podemos Ramón Espinar fue noticia. No tenía que ver con ser una cara conocida de Podemos, como su portavoz en el Senado. Tampoco con su afilado verbo en la comisión de la Asamblea de Madrid, en la que es diputado, sobre la corrupción en el Gobierno regional, donde protagonizó uno de los momentos álgidos durante la comparecencia de la expresidenta Esperanza Aguirre. Su presencia en los periódicos tuvo que ver con la amable carta que Espinar dirigió al presidente del Real Madrid, Florentino Blanco, para declinar la invitación para asistir al palco de honor del club para ver los partidos. Espinar, madridista, rechazó entonces lo que consideraba uno más de los “privilegios de la clase política”. Combatirlos era, dijo, “uno de los motores que me impulsan a participar en Podemos”. Comunicaba a Pérez que cada vez que fuera al Bernabéu lo haría “pagando en taquilla”. Seguramente sin adivinar entonces lo que vendría meses después, se distanciaba así de su padre, Ramón Espinar Gallego, político socialista con una larga trayectoria, que, al contrario que su hijo, no hizo ascos a asistir al palco del Bernabéu.

Primarias

Allí es, aseguró en una entrevista en elplural.com, la última vez que le vio José Caballero, exalcalde de Alcobendas, el municipio madrileño donde se sitúa la promoción de pisos de protección oficial que ha zarandeado a Espinar hijo apenas una semana antes de que se celebraran las primarias para elegir la nueva dirección de Podemos en la Comunidad de Madrid. La compraventa a los 25 años de un piso de protección oficial que nunca llegó a habitar, en una operación con la que se embolsó 19.000 euros cuando, según los promotores, podría no haber obtenido beneficio, le alejaban de su propio discurso antiespeculación de que “el objetivo de la vivienda pública no es venderla”. Al margen de que lo hiciera con ánimo de especular o de que este affaire haya intentado ser un ataque a su candidatura para dirigir Podemos en Madrid o, de forma más amplia, para debilitar a Iglesias, el asunto muestra la contradicción del hijo de un político con una amplia trayectoria en la Comunidad de Madrid. Ramón Espinar padre fue alcalde de Leganés entre 1979 y 1983, primer presidente de la Asamblea de Madrid entre 1983 y 1987 y consejero de Hacienda y Cultura de Joaquín Leguina entre 1987 y 1995. Terminó siendo consejero de Caja Madrid y uno de los agraciados con una de las tarjetas black, respaldada por la entidad y con la que él retiró 178.000 entre 2003 y 2010. Por este motivo, es uno de los 66 imputados por presunta administración desleal y apropiación indebida.

Juventud Sin Futuro

Un año después de que su padre dejara de utilizar la tarjeta black, Espinar hijo aparecía ya dentro de Juventud Sin Futuro, uno de los colectivos que prendieron la mecha del 15-M con la convocatoria de la primera manifestación el 15 de mayo de 2011 y cuyo lema más conocido era “Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo”. Pero para entonces Espinar ya había empezado a comprarse una casa, con un préstamo “familiar” de 60.000 euros, y la acababa de vender. Sí se parecía a otros jóvenes por tener un trabajo precario, una beca universitaria de menos de 500 euros, insuficientes para pagar la hipoteca del piso cuando se le entregó una vivienda a la que, sin embargo, accedió de forma menos igualitaria. Vitra, la promotora, está ligada a CCOO y recibió financiación por casi 20 millones de euros de Caja Madrid siendo Espinar padre consejero. En sus normas, ser afiliado al sindicato no supone en modo alguno una ventaja respecto al resto de aspirantes, pero es frecuente la negociación con las entidades públicas para que una parte de la construcción quede a “libre disposición”. Fue en Pola de Siero (Asturias) y también en Alcobendas, donde no consta que Espinar hijo siguiera los cauces ordinarios para tener una vivienda, algo que, a pesar de los esfuerzos de Espinar hijo por ser mirado solo por su actividad política, le acercan a los privilegios de su padre. 

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