P´haberse matao

El humano es el único de los seres vivos que ha dedicado su imaginación a plantearse desafíos sencillamente inconcebibles, por absurdos, para cualquier chimpancé de buena crianza. Trepar la cara norte del Eiger. Subir el Tourmalet en bicicleta. Ganar una medalla olímpica en ping-pong. Componer canciones en honor de Kim Jong-un. Leer las memorias de Belén Esteban. Cosas así, difíciles de entender, pero que suponen un reto irresistible por la sencilla razón de que casi nadie es capaz de lograrlo. Ese mozo de la imagen, cuya madre tiene que estar sufriendo un horror al verlo así, participa en los campeonatos mundiales de hacer cosas raras en la nieve sobre un tablón de dimensiones variables. Pero la felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace, dijo Sartre. Y el tipo es feliz, ¿alguien lo duda? Por lo menos antes de bajar.